Al fondo de ese sueño inapresable que con tanta cordura diseccionas hay algo que te inquieta: una brizna de tu ser más profundo que nunca llegarás a descubrir. La miras desde lejos como si divisaras, en lo hondo del pozo de tu alma, un cabrilleo fulgente, una marea apenas perceptible que no puedes nombrar con otro énfasis que no sea el del filo de estos cristales rotos, aunque sepas que así va a deshacerse como un poco de niebla en la mañana. Ya la das por perdida mas la sientes vecina de tus ojos y tus dedos mientras mueves las pesadas poleas del idioma e intentas que por fin llegue al brocal del poema, y al borde de tus labios, una palabra viva de agua fresca.
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