Andrés Berlanga. Foto tomada de aquí. |
Por no hablar de los peligros que supone el deslizamiento hacia alguno de los dos extremos del punto de vista que ha de adoptar el redactor: el exceso de hagiografía (el más frecuente) o la tentación del ajuste de cuentas (que también se da). Y sin olvidar el punto inerte más letal de todos: el catálogo frío, rutinario y acumulativo de hechos cortipegados de aquí y de allá, cuando no fusilados directamente de las entrañas de la wikipedia.
Pues bien, todo esto es lo que evita la nota necrológica que Vicente Verdú dedica en «El país» a su amigo el escritor Andrés Berlanga, fallecido el sábado 11 de febrero. Es un texto que, en mi opinión, consigue el mejor efecto que una de estas piezas puede tener: acercarnos al fallecido de forma convincente y movernos a completar nuestro conocimiento de las razones que han hecho memorable su paso por el mundo. Un texto excelente. No se lo pierdan.
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