Una columna de humo que se alzaba
sobre el reloj desnudo de aquel día
me vino a recordar tiempos pasados
acaso ya abolidos en mi cuerpo
y el mismo mineral que se sentía
ganga esbirra arrojada a la caldera
podía hervir de nuevo
hacerse digno
de soportar pendones en batallas
o locuras que no tienen remedio
y sólo se enmascaran en el humo.
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