9 ´boludeces` y 1 lágrima para salir de 2020 de una buena vez...
jueves, 31 de diciembre de 2020
Para escapar de 2020
lunes, 28 de diciembre de 2020
Erratas o falos
Página
Y...
sábado, 26 de diciembre de 2020
En torno a Santo Estevo
(Al filo de los días). Hoy 26 de diciembre es San Esteban, el primer mártir, aún con el Niño recién nacido y los peces en el río. Es también Santo Estevo, al que por mi tierra familiar gallega tienen casi tanta devoción como a San Martiño, hasta el punto de poner bajo su advocación el más importante mosteiro de la Ribeira Sacra, una legendaria comarca que aspira a ser proclamada en el 2021 Patrimonio de la Humanidad, condición que por otra parte ya le corresponde por derecho ancestral y sentido común desde que el mundo es mundo o un poco antes. El singular retablo pétreo elegido para este “navidal” (me lo ha mandado Carme Varela, de O sorriso de Daniel) puede verse en la iglesia de dicho monasterio, que es además la parroquial del pueblo de San Esteban y un lugar muy ligado a mi historia familiar (la conozco bien desde niño y dos de mis sobrinos se han casado en ella).
jueves, 24 de diciembre de 2020
Feliz Navidad
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Nuevo canal de RTVE en Youtube
martes, 22 de diciembre de 2020
Pasos de tiempo
(Resonancias). Si hace sólo poco más de un año de esta reflexión, ¿por qué me parece de otra vida? E incluso ajena. Misterios del envejecimiento inverso de la memoria y de las sinapsis abolidas o transmutadas. ¡Queda aún tanto por saber del cerebro! Lo evidente —el imán— es que ayer el rey Felipe VI se trasladó a Barcino para entregarle al poeta Margarit el premio Cervantes, junto al mar. Seguro que se trajo alguna cita oportuna para ese problemático mensaje navideño que le están escribiendo al monarca con pies de plomo. Me compadezco de las mentes que ahora mismo se estén empleando en semejante menester. Ojalá encuentren el camino a su propia Casa de Misericordia.
(Al filo de los días). Me pilla la concesión del Cervantes a Joan Margarit Consarnau leyéndolo no sólo a él, su propia obra, sino a él como traductor, ese oficio de agente doble que, en el caso de los buenos poetas, es un muy privilegiado mirador para calibrar el alcance de ciertas cualidades. Y, además, no cualquier traducción: la del libro Stag’s Leap, «El salto del ciervo», de la estadounidense Sharon Olds (San Francisco, California, 1942), poemario que fue galardonado con el premio Pulitzer de 2013. Y que por muchos y complementarios motivos bien puede ser considerada una obra poética especial. Apareció en Igitur, en 2018, en traducción que, junto al poeta, firma también Eduard Lezcano Margarit. Estoy en medio de su fragor cotidiano y valiente, avanzando por su calendario vital de intensidad, lucidez y dolor, asombrado y tratando de seguir la recta vía. Y su lectura, la cercanía a una verdad tan honda como la que emerge de este libro, es un motivo de gran agradecimiento al “misericordioso” poeta ahora premiado. (14 noviembre 2019)
lunes, 21 de diciembre de 2020
Álex vuelve a la iglesia
viernes, 18 de diciembre de 2020
Voces no sono (b)
jueves, 17 de diciembre de 2020
De realismos y realezas
lunes, 14 de diciembre de 2020
En la muerte del profesor Ángel Benito
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. |
(Al filo de los días). Leo la noticia de la muerte del profesor Ángel Benito, que fue mi profesor, de forma efímera, en el primer curso de periodismo y en la asignatura más especializada de todas, Teoría General de la Información. Era esta la pieza central en un currículo que parecía elaborado con retales de aquí y allá, y en parte así se había hecho y a ello respondía el claustro de profesores. El caso es que en las notas necrológicas del viejo profesor aparecen nombres —Dovifat, Fatorello, Lazarsfeld...— de los que poco o nada he oído hablar después —tal vez me crucé con alguno laborando en la actualización de alguna enciclopedia—, mientas que en cambio otros, McLuhan, Eco, Barthes, descubiertos también por entonces, siempre han estado de uno u otro modo presentes en lo que podría denominar mi incierto horizonte de intereses ciertos.
Contraespionaje (dado-homenaje a John Le Carré)
John Le Carré. Foto autor no identificado. Tomada de aquí. |
domingo, 13 de diciembre de 2020
Canción para Teresa
María Teresa López Mayo (1946-2014). Foto: Santigo Llorente. |
Para mi amiga Maritere,que poco antes de irseaún nos enseñaba el arte de vivir.
Esta canción, querida amiga, tiene
la oscura flor de la tristeza dentro.
Son sus palabras puentes que no cruzan
al otro lado de la espesa niebla.
Pero son puentes. Y, al atravesarlos,
viajeros todos de una misma estela,
surge en la noche de la vida el brillo
de la belleza misericordiosa.
Esta canción, querida amiga, trae
a nuestros corazones el consuelo
de tu recuerdo vivo, la caricia
de unas palabras que, al decirlas, curan
porque ponen de nuevo ante nosotros
el don sin fin de tu delicadeza.
Querida amiga, gracias. Es tan grande
y tan dulce, tan firme, tierna y cierta
la alegría de haberte conocido
que sabemos que no puede morir.
(En el primer aniversario de su fallecimiento, 13 diciembre 2015)
sábado, 12 de diciembre de 2020
Rarezas noosféricas
(En voz alta). Algo muy raro debe de estar pasando en la noosfera (oséase, el universo pensante) para que una mente como la de Fernando Savater se deslice a recurrir a una especie del “¡y tú más!”, o algo parecido a una pulsión recíproca, como respuesta y reacción frente a sucesos recientes que, aunque puedan tratarse de la obra de «un chusquero pasado de copas», tienen detrás también una historia sangrienta cuya repetición se invoca como deseable. ¿Cómo es posible disculpar, siquiera sea de modo indirecto y por vía comparativa, una “broma” (llamémosla así) en la que se habla de «fusilar a media España» y escribirlo y banalizarlo, como si se pudiera exculpar por la existencia de un terrorismo que —y esto se olvida o se enmascara— siempre ha tenido en la mayor parte del país el rechazo frontal de la inmensa mayoría de la población? Es difícil de entender. Y me parece muy triste.
miércoles, 9 de diciembre de 2020
La poesía jocosa de Antonio del Camino
bar «La Amistad». Y a Gila, eterna gratitud].
martes, 8 de diciembre de 2020
Tautirada o un coup coupé
La situación es la que es.
Situación la que es la es.
Aquella aventura del Espasa...
(Al filo de los días). Tal día como hoy hace 18 años (¡mayoría de edad de la memoria!) se publicó en el Magazine del El Mundo este breve reportaje de Quico Alsedo referido a la última (y presumiblemente definitiva) actualización del Espasa, la enciclopedia más parecida a la wikipedia que hubo entre nosotros en los tiempos del papel.
La efemérides, que me sale al paso por alguna de esos ecos del calendario del iPhone y ciertos resortes del blog, ni que decir tiene que ha levantado en mi cabeza —también en mi corazón o en el lugar donde encarne eso que antes llamábamos el alma— una marea fantasmal de recuerdos, brillos, pérdidas, risas, frustraciones... Me pilla, además, en pleno proceso de escritura y recreación de algunos episodios de mi vida profesional que acaso lleguen algún día a formar parte de ese Tiempo contado en el que laboreo desde hace décadas, y que en lo referido a este concreto episodio (dos intensos años de trabajo editorial de sol a sol y desde el mediodía hasta mucho más allá de la medianoche) se cifran bajo el provisional título de «Cómo transformar un Centón en la última criatura enciclopédica digna de tal nombre».
Recuerdo bien la larga conversación con el redactor en mi despacho de Martín Martínez, aún envuelto en el desbarajuste del trabajo editorial recién concluido (tal vez aún faltaban algunos flecos), y su agradecimiento de colega al despedirnos: «Me has dado material para tres o cuatro reportajes. A ver cómo lo resumo». Quico fue muy hábil y eficaz ordenando la información, de modo telegráfico y a grandes pinceladas, muy a tono con el cariz “ligero” de la lectura dominical y los usos ya leves, sin llegar a ser insustanciales, de cierto ‘nuevo neoperiodismo’; aunque hay algún error de bulto en los nombres, también en la narración de anécdotas y en la atribución de afirmaciones. Pero, en lo esencial, la pieza transmite bien el ambiente y el espíritu, entre lo lúcido tirando hacia lo lúdico, de aquella empresa, tal vez la última ocasión editorial en que se organizó, entre nosotros y en nuestro ámbito cultural, un equipo a la antigua usanza para hacer un tipo de trabajo enciclopédico bajo todavía el señuelo de Gutenberg y con la letra impresa como destino.
Unos meses antes (tal vez algo más de un año) había concluido la aventura de lo que se llamó (horriblemente) Gran Referencia Anaya, la última enciclopedia en papel y redactada ex novo que se hizo en España (también participé en ella como redactor jefe del área de humanidades) y para la que en la editorial de Juan Ignacio Luca de Tena, entonces todavía en poder de Germán Sánchez Rupérez, se organizó y puso en funcionamiento la primera gran redacción online de una gran editorial española con destino a publicaciones impresas. Muy “granado” todo. Corría, me parece, el año 1996. Batallitas.
Hay todavía en ellas aspectos profesionales, con trasfondo cultural, y sobre la deriva de los usos editoriales hispanos, así como algunas curiosidades, dignos de ser contados. A su tiempo.
lunes, 7 de diciembre de 2020
Berlín en 1927
Googleando (¿o quizás “gugleando”?: ¡a ver si los académicos se ponen las pilas!) en torno al asunto di con un interesante texto de Guillermo de Torre, que presentó el documental de Ruttmann con ocasión de su estreno en el Cine Club de Buenos Aires en 1930, antes de que pudiera verse en España, y poco después publicó en “La Gaceta Literaria” su intervención, un breve pero minucioso texto en el que ofrece un encuadramiento muy pertinente de la obra en el espíritu del arte de la época, trazando un luminoso hilo entre diversas creaciones de John Dos Passos, Samuel Butler o Blaise Cendrars.
El artículo de Guillermo de Torre, bien conocido por los estudiosos del vanguardista español —con Pablo Rojas a la cabeza—, está “empotrado” en los singulares anaqueles online de El Basilisco, el muy valioso y peculiar archivo creado en la estela del filósofo y polemista Gustavo Bueno (y uno diría que “personalmente” por él, tal es el grado de exigencia, seriedad y rigor mortis con que se presentan los asuntos), y allí es comentado a propósito de una especie de historia del nazismo y sus diversos frentes, incluido el de la “desnazificación”, enfoque que a su vez abre otra derrota en la navegación posible por la red, que es, cada vez más, extensión insondable de nuestra mente... y lo que te rondaré morena.
El caso es que pude comprobar que hay colgadas en la Nube diversas versiones del documental sobre la ciudad más interesante de Europa (casi a la par de o que Madrid), aunque las diferencias, en lo que he podido constatar, no van más allá de los insertos previos a los títulos de crédito y, sobre todo, en la banda sonora, al tratarse de una película pensada para ser proyectada acompañada por música en directo.
Además de lo que apunta Marías, tal vez no esté de más subrayar que una de los méritos de este singular ‘un día de 1927 en la vida de Berlín’ responde a una concepción plenamente artística del documental, que como se sabe fue, desde el momento inaugural de los Lumière, el primer género cinematográfico: un espejo puesto frente a la vida. Hay, también, cierta pulsión admirativa por las máquinas y sus engranajes que sin duda se podría vincular con corrientes estéticas como el futurismo y su especial valoración de las tecnologías conectadas con la velocidad.
Una de las imágenes más reiteradas, dentro de la gran contención estilística de la película, es la del semáforo de indicadores que, si no me equivoco, estuvo situado en el carrefour de la Potsdamer Platz, la gran plaza berlinesa a la que tanto partido le sacó Wim Wenders en su inolvidable Cielo sobre Berlín (1987). Parece que ese fue, además, el primer semáforo digno de tal nombre que hubo en Europa, después de algún intento fallido en Londres.
Pero lo que definitivamente nos conquista del filme de Ruttmann es, pese a las apariencias, su no pérdida actualidad, su condición de estímulo vigente: nos abre el apetito para volver algún día, ojalá sea pronto, a una de las ciudades más vivas y vividas del viejo continente.
domingo, 6 de diciembre de 2020
Euskadi romana
La arqueóloga Mertxe Urteaga en plena faena. Foto: Álex Iturralde.
(En voz alta). Aunque haga ya algún tiempo que se desmontó el mito (uno más del “bucle melancólico” y de otros delirios de la identidad) de un viejo País Vasco nunca romanizado, las prospecciones arqueológicas siguen sacando a la luz huellas manifiestas y pruebas evidentes de que también el solar de Aitor, al igual que los “montes furados” gallegos o las incomparables Médulas bercianas, fue y fueron objeto de una intensa actividad romana, tanto en el subsuelo como en los enclaves portuarios. Este reportaje lo muestra bien a las claras, al tiempo que nos suministra, pese a su brevedad, varias reflexiones de calado por boca de la arqueóloga Mertxe Urteaga, nada sospechosa de “maquetismo”. «El pasado no existe —dice ella—. Siempre vivimos en el presente, son las ideas del presente las que modelan nuestra visión del pasado». Una perspectiva “de cajón”, diremos. Y así es. Pero cuántas barbaridades no se están ahora mismo amparando en la olímpica ignorancia y en el minucioso desprecio de esa realidad.
6 diciembre
Satam Alive
František Kupka: La gama amarilla, hacia 1907. Museum of Fine Arts, Houston (Estados Unidos). |