(Visiones en voz alta). En las últimas horas he visto 2 veces y media Roma, la película de Alfonso Cuarón. Que recomiendo vivamente: me parece difícil encontrar ahora mismo otra ocupación mejor para emplear algún tiempo libre (o liberado) que ponerse a verla. Es el gran cine de siempre contado de nuevo con un ritmo que nos vuelve a reconciliar (ese verbo) con el sabor del tiempo. Una historía mínima inmensa. Un gozo para todos los sentidos. Y qué contradicción: es el tipo de cine que nos ofrece en esencia todo lo que amamos del cine y lo que el cine ha hecho por nosotros en todos estos años, especialmente en las salas oscuras, y sin embargo lo contemplo en Netflix... Aquí está sonando una pavana por un tipo de arte difunto que habrá que contar con detalle (si se deja). Pero la belleza se impone por sí misma. Y «Roma» (un barrio de México al que Cuarón retorna con amoR verdadero) es en eso un prodigio. No-se-la-pierdan.
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