miércoles, 12 de diciembre de 2018
Frente a Vox
(En voz alta). Pues estoy pensado en qué se puede hacer para combatir la expansión de Vox, y especialmente (mente especial) en lo equivocado de recurrir a posiciones frentistas y sobre todo a ese lenguaje de resabios bélicos (“combatir en las calles”) utilizado por algunos líderes de la izquierda. Hay que mantener la moderación, insistir con paciencia en la información, la educación y la aclaración, y no ceder ante el avance de los tópicos vagos y desinformados, que florecen, prosperan y se multiplican apoyados en las penurias, de todo tipo y cada vez mayores, que afectan a amplias capas de la sociedad. Vox puede rentabilizar sobre todo el cansancio y las dificultades para entender lo que está pasando en una sociedad cada vez más líquida (la opinión toma la forma del recipiente que la contiene), más estupefacta, más confundida en su creencia de saber de qué van las cosas, qué está pasando, por el mero hecho de tener disponible un caudal incesante de información: el peso de la banalidad de las Redes Sociales es evidente. Como lo es también el adelgazamiento de las diferencias entre “lo real” y “lo virtual”, clones ya todos, más o menos conscientes, de un sinfín de universos paralelos (para lelos). Aún así, hay que reforzar por todos los medios posibles la sensibilidad común intuitiva y la cordura de una amplia mayoría social, no necesariamente muy politizada, ni definida ideológicamente, que ha asimilado avances y costumbres sociales sin grandes aspavientos, y que sólo prestará apoyo a estas tendencias extremas si se ve obligada a elegir entre «lo malo y lo peor». Ojo, sobre todo, con el factor miedo. Y no olvidemos algunos errores fatales de nuestra historia. Tiempos crudos, exigen el ejercicio continuo de la lucidez, del pensamiento libre.
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