Pieter Brueghel el Viejo: La parábola de los ciegos, 1568. Museo de Capodimonte, Nápoles.
Lo del algoritmo pasó a palabras mayores cuando en la publicidad personalizada comenzaron a aparecer productos que utilizaban como reclamo imágenes que ellos sólo habían visto en sueños, en fosfenos intermitentes, en el vuelo fugaz de un deseo apenas formulado.
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