Te veo pasar por la avenida mientras
la luz envuelve en celofán el día.
Bajo la lluvia, tu mirada es fría,
como bala de plata, y cenicienta.
Sigo tus pasos con sigilo, observo
tus ademanes de asesina nata,
el rictus clandestino de quien mata
sin perder la dulzura de su gesto.
Te has parado ante el gran escaparate
y buscas en tu bolso. Al fin me has visto.
Tu arma está apuntando contra mí.
Fui más veloz. Nadie podrá culparme.
Junto al tuyo está el cuerpo del delito:
tu peligrosa… barra de carmín.
Primera publicación: 24/09/2009 19:24.
8 comentarios:
Aunque haya pasado el "momento blog" (esa inmediatez del comentario antes de un nuevo post) no me resisto a dejar aquí la gratísima impresión que me ha producido recordar este magnífico soneto en el que se conjugan a la perfección el humor inteligente en el marco de una puesta en escena en blanco y negro que ambienta perfectamente el "drama". Lo he vuelto a disfrutar como si fuera la primera vez.
Un abrazo, amigo.
Mi querido Maeztro...
Como siempre que leo algo suyo, me deja con una sensación de 'flash' al final que me hace sonreir.
Un abrazo,
Lily
Muchas gracias, Manolotel, por tus generosas palabras y tu habitual perspicacia. Es verdad que es un poema ("cuento de otoño" se subtituló alguna vez) que ya tiene algunos años, de cuando la remoto poesía.com, y numerosas versiones (en esta, por ejemplo, el "relato" está en segunda persona y lo que antes era una "pistola" ahora es solo un "arma"). Confío en que al intermitente Alias también le haya gustado. Otro abrazo fuerte.
Gracias, Lily. Siempre es un placer verte por acá, y más aún sonriendo. Un beso.
No te lo había leído y por un momento sentí que caerías bajo esa arma poderosa. Un momento de cine negro cargado de sensualidad.
Besos besos
Al igual que en el texto del "Humo" no sé por qué no dejé en su día ningún comentario. Soneto flexible que me ha llevado a algún poema de Luis Alberto de Cuenca, con el cine negro como telón de fondo. La barra de carmín, sin duda, un peligroso elemento. Ya lo creo.
Un abrazo.
¡Qué placer leer algunos poemas tan redondos o cautivadores como este sin tener que explicarlo! Y qué justificado todo nuestro empeño poético cuando el poema ha quedado así.
Me ha contagiado su vitalidad.
Abrazos.
Virgi, Antonio, Carlos: gracias por vuestra complicidad.
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