La música en el castillo del cielo y un retrato de Johann Sebastian Bach bien pudieran ser tenidos por el sueño del rey con sus viajes y mesianismos en el renacimiento peninsular. Por otro lado, el conquistador del mundo, la vida de Genghis Khan, nos recuerda lo ocurrido cuando Europa hablaba francés con los extranjeros francófilos en el Siglo de las Luces. Alarmas y digresiones por el camino de Richter son necesarias para entender a Góngora y poder comprender, de paso, la ciudad y las huellas en el espacio habitado. También hay que dilucidar, semper dolens, la historia del suicidio en Occidente, examinado desde Orestes a Rainer Maria Rilke (el vidente y lo oculto) entre la piel de la frontera y el fin del Homo sovieticus. Las conversaciones con Arthur Schopenhauer, con otros testimonios sobre la vida y la obra del filósofo pesimista, parecen estar pidiendo a gritos: «Contad, hombres, vuestra historia». La contemplación de la última posada de Miguel de Cervantes en los años de Argel puede ser una buena forma de explorar en tierra ajena exilio y literatura desde la Odisea hasta Molloy. En otro orden de cosas, he de confesar que la eternidad de un día y los clásicos del periodismo literario alemán (1823-1934), a mí, señoras mías, me parecen treinta y un relatos del palacio de Fontainebleau; y los diálogos sobre Mozart y las reflexiones sobre la actualidad de la música acaban configurando un a modo de breviario de saberes inútiles, acompañados de ensayos sobre sabiduría en China y literatura occidental. Algunos retratos de mujeres, tienen, como la materia oscura y los dinosaurios, la sorprendente interconectividad del universo. Pensar y no caer por el ojo de una aguja nos permite explorar la riqueza, la caída de Roma y la construcción del cristianismo en Occidente (350-550 d. C.). (Continuará)
(LUN, 898 ~ Desde el Acantilado)
12Raúl Carbonell Sala, Francisco Caro y 10 personas más
Repasada con cierta minuciosidad la prensa del día, el lector de papiros, algo mosqueado con ciertas tensiones gutenbergianas mal resueltas, y del todo noqueado por su muy vasta ignorancia en cuanto a las listas de los mejores libros del año, algo menos en las pelis y completa en series y discos, a fin de disimular su galopante miopía cultural (o lo que sea), decidió elegir como titular invencible del día el que Ana Iris Simón había puesto al frente de su columna horizontal de los sábados: «Más hijoputas que ventanas». ¿No hay ahí, ay, la semilla palpitante de toda una novela, nivola u oveja negra?
El lector de papiros —lo sé de buena tinta— es de esa opinión.
(LUN, 899 ~ De la vida misma)
13Benjamin Fernandez Garcia, Chuba Duruba y 11 personas más
[Dados en forma de sextina: primera tirada de las al menos 18 composiciones diferentes que pueden armarse a partir de las 720 posibles combinaciones primarias de las palabras en danza, varios miles si se marcan y diferencian sintácticamente las frases (por ejemplo, puntuándolas) y mucha más (incluso millones), si se someten las palabras a fracciones combinatorias con sentido. Por no mencionar la cantidad derivada de buscar y marcar posibles calambures, anagramas, metástasis, reversibles y otros procedimientos ludoverbales: una obra literalmente infinita...
En esta primera sextina, aparte de respetar el orden clásico de las rimas (ABCDEF – FAEBDC – CFDABE – ECBFAD – DEACFB – BDFECA), he aplicado la convención de que el último verso de cada “dado” recoja la palabras en el mismo orden de las rimas; y que las palabras, en cada estrofa, no repitan posición en la frase. El lector debe rellenar por su cuenta y riesgo los “huecos semánticos” y, a ser posible, mantenerse conectado con su propio centro emisor de mensajes con sentido (y consentidos: vade retro inconsciente) a fin de lograr que el bostezo no asome a sus labios. Ayuda mucha (creo) la lectura rítmica en voz alta. Vale.]
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Contexto o resonancia (que de hecho fue el desencadenante)