viernes, 17 de mayo de 2019

La salvaje infancia

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Cubierta de la revista Time dedicada a Caryl Chessman (21 marzo 1960).
Te puede parecer inverosímil, amigo, pero en mi infancia había un espectáculo de feria que consistía en contemplar, como si fuera cierto y hasta hiperreal, la ejecución en la cámara de gas de un condenado a muerte. Nunca he olvidado su nombre: Caryl Chessman.
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Sobre Chessman y la conversión de su ejecución en espectáculo de barraca de feria puede leerse este artículo: https://lacharcaliteraria.com/caryl-chessman-condenado-a.../

jueves, 16 de mayo de 2019

Hablarle a Borges (19)

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Borges dibujado por Mary Reid Kelley, 2015
(Hablarle a Borges, 65). Dicen que Borges dijo o escribió: «No sabemos cuál es su cara, porque fueron muchas sus máscaras». 
Y se me escurre, remendando una vieja frase leída en un libro de Leopoldo María Panero: «Y, sobre todo, maestro, porque desveladas todas las máscaras, se puso de relieve la causa verdadera del disfraz infinito: la carencia de rostro».

(Hablarle a Borges, 66). Dicen que Borges dijo o escribió: «No puedo suplicar que mis errores me sean perdonados; el perdón es un acto ajeno y sólo yo puedo salvarme». 
Asintiendo, no sin parpadear, se me ocurre aducir: «Y, lo que tal vez sea más seguro y sin duda es más grave: el perdón es un privilegio supuestamente consolador que se arrogan los traficantes de almas».



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Borges, hace casi  treinta años (París, 20 de mayo de 1979). 
Foto de Ulf Andersen/Getty Images (detalle).
(Hablarle a Borges, 67). Dicen que Borges en alguna entrevista respondió: «Yo identifico más bien la maldad con la estupidez, y la bondad con la inteligencia».
Y se me ocurre: «Si esa simetría, además de luminosa y optimista, fuera verdadera, seguramente tendríamos razones para concluir que el mundo —al fin y a la postre ¿o a los postres?— está bien hecho. Si esa..., ya digo

El premio

Lucy Collins: Feriantes. Carrusel 2.
El día que se marchó tía María eran las ferias de Eburia. Al despedirse me dio unas pesetas, dos de aquellas monedas “gordas” de 2,50, o sea “un duro”, que decíamos entonces. Animado por uno de mis hermanos, jugué mi tesoro en una tómbola de los feriantes y gané: una enorme garrota de caramelo y un lote de cacerolas. Esa fortuna, que mi madre recordaba a la menor ocasión, tiñó mi infancia de optimismo. Aquel, sin embargo, fue el último viaje de tía María. No la volvería a ver. Murió pocos meses después en un hospital de Oviedo. Fue mi primera muerte. Y, como supe mucho después, el inicio del duro aprendizaje de otra rifa. La que siempre toca.
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miércoles, 15 de mayo de 2019

De feria

Maruja Mallo: La verbena, 1927. MNCA Reina Sofía, Madrid.
«¡Todos a la pradera, todos a la pradera, todos a la pradera!» La voz llegaba desde muy lejos, probablemente desde aquella hora en la que, acaso por penúltima vez, la alegría precedió al tedio. Pero la oíamos con claridad. Y nos fuimos todos a Las Vistillas.
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martes, 14 de mayo de 2019

Fatuos

Edvard Munch: La danza de la vida, 1899-1900. Galería Nacional de Oslo.
Brillaban por todas partes. Y no eran fuegos.
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lunes, 13 de mayo de 2019

Una día en la vida eterna

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 El cielo sobre Madrid. ©️AJR, 2019.
Un rincón, una luz, el misterioso
ruido que hace el tiempo cuando pasa,
los libros, las imágenes, la casa
anclada en el planeta, el prodigioso

viaje de la mente que imagina
la realidad: la fuga en el espacio,
la lluvia de neutrinos, el batracio
pensar sin pensamiento que confina
tanta sustancia humana. Esta aventura
—pues eso es lo que es— llamada historia,
sin excluir lo que el sueño fabula
del otro lado, ni la travesura
de un robot que ha perdido la memoria
con su animula, vagula, blandula*...



*Las tres palabras finales del soneto, como es sabido, son el primer verso de un poema que al parecer escribió el emperador Adriano en su lecho de muerte. Se hizo muy célebre al incluirlo Marguerite Yourcenar como cita inicial en su Memorias de Adriano. Pueden traducirse como «pequeña alma, blanda, errante», aunque, sensu stricto, su ritmo y secuencia no tienen alternativa.

Diapasón

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Jan van Eyck: Retrato de un hombre (probablemente, un autorretrato), 1433.
 National Gallery, Londres.
Durante los primeros años de lo que podía denominar, no sin retintín, su madurez, su primer impulso, al despertar, era un esfuerzo ligero y flexible para reconocerse. No puede precisar desde cuándo, pero ahora sabe que ha de poner todo su empeño, con constancia, a veces incluso con terquedad, en no olvidarse.
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