(OJO: Es conveniente activar el vídeo antes de leer)
Siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
de
que
aún
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
otro
tanto
en
el
cielo
como
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
que
es
este
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
es
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
nuevas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
y
en
compañía
de
un
indecible
rumor
de
fondo
envuelto
en
signos
que
suben
y
vuelan
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
silente
nueva
y
la
misma
la
de
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
(aquí
respira)
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
y
de
ese
modo
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
(dice
el
enano
que
también
lodo)
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
huraño
y
hueco
la
resonancia
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
desde
el
que
emergen
como
saetas
de
largas
colas
estos
destellos
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
un
puro
Imán
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
y
ahora
de
nuevo
nunca
es
lo
mismo
poder
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
deletreando
la
hierba
fresca
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
igual
que
Peter
el
fiel
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
las
astillas
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
como
volutas
de
un
humo
blanco
nacido
ahora
de
la
fogata
que
aún
recuerdas
y
a
cada
paso
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
de
agua
estancada
de
la
que
escapan
gases
y
fiujos
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
y
así
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
y
en
su
compaña
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
en
una
nueva
vuelta
de
tuerca
para
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
y
acaso
al
mundo
evanescente
de
lo
que
no
puede
siquiera
borrarse
porque
se
encuentra
ausente
en
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
desde
donde
trazas
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
entre
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
En
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
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(«Hojas
sueltas del lunes», 86 ~ “Levedades”)