lunes, 10 de enero de 2022

Ganga esbirra



Una columna de humo que se alzaba
sobre el reloj desnudo de aquel día
me vino a recordar tiempos pasados
acaso ya abolidos en mi cuerpo
y el mismo mineral que se sentía
ganga esbirra arrojada a la caldera
podía hervir de nuevo
hacerse digno
de soportar pendones en batallas
o locuras que no tienen remedio
y sólo se enmascaran en el humo.

domingo, 9 de enero de 2022

«El CAMINO DE SER TESORO Y RUINA»

Edward Hopper: Dos cómicos, 1966. Colección particular
(durante algún tiempo perteneció a Frank Sinatra).

Qué fácil es a veces dejarse llevar por la sintonía evidente —¿evidente?— de lo que nos conmueve sin porqué. Y qué extraño consuelo —como en el oratorio aquel de Amancio Prada— nos proporcionan gestos y querencias, sintagmas y susurros, voces que, dichas en voz alta o solo proyectadas en las hondas cavernas íntimas del cerebro, nos llevan de la mano hasta el borde mismo del escenario, ya sin telón de fondo, para reconocer que el fin de la función no va a pillarnos fuera del sentido, torpe o sensato pero nuestro, de lo que llamamos vida viva, ni del hecho de sabernos que también pudiéramos ser «como dos actores sin papel… que sin ruido atravesaran en su adiós la escena». Ah, el tesoro compartido de las palabras, cómo consuela aunque sepamos que no va a librarnos del designio de las ruinas circulares que están por todas partes.

(LUN, 871 ~ «De la vida misma»; a partir de un poema de Francisco Caro, en “Fuentévar”, y “para celebrar Enero y Nueve de 2022”).

sábado, 8 de enero de 2022

BOGDANOVICH, IN MEMORIAM

 AL PIE, SIN MÁS CONTEMPLACIONES


Página de El País, con manuscrito ( 7 enero 2022)

Queríamos tanto al cine que al final decidimos quedarnos a vivir en las pantallas. Y aquí estamos.
(LUN, 872 ~ „Peter Bogdanovich, in memoriam“)

martes, 4 de enero de 2022

DADO VOTIVO

 (Dado votivo del 4 de enero)

Beatrice guiando a Dante; escena del Paraíso, miniatura veneciana, siglo XIV.


Sabes lo que te quiero decir.
Lo que decir quiero te sabes.
Que te sabes decir lo quiero.
Te quiero decir que lo sabes.
Quiero lo que te sabes decir.
Que decir lo sabes te quiero.

(LUN, 876 ~ para SAGRARIO., que hoy cumple años)

lunes, 3 de enero de 2022

Parietal


Entre las grietas

de la caverna
dejó su rastro,
                           signos
que nos tendrán
desvelados
toda la noche
y aun más allá
hasta que un día

amanezcamos juntos.

sábado, 1 de enero de 2022

HACIA PARÍS

 

CERCANÍA DE LOS MUSLOS ARDIENTES
O LA LUJURIA A LAS PUERTAS DE 'CITÈ LUMIÈRE'
Pierre-Augusta Renoir: Nu couché, h. 1892. Col. Particular.


Aquel fue su primer viaje a la ciudad que más amaba y tal vez la que mejor creía conocer, aunque no tardaría en darse cuenta de su error. El caso es que el largo desplazamiento en coche, con amigos —y, entre ellos, ella—, fue también ocasión para intercambiar largas confidencias y hasta algún secreto, como suele decirse, “celosamente guardado”, aunque siempre con una contención corporal algo envarada en su parte manifiesta pero desmentida por el calor exuberante y la tensión prensora de aquel muslo de ella que, a veces a causa de los ajustes del pasaje tras las pausas para el suministro de combustible o el cambio de conductor, pero también, e incluso más a menudo, como quien simplemente busca una mejor postura en la estrechez de los asientos traseros, aquel muslo (decía) se venía a fijar de un modo tan prieto y evidente sobre el suyo y era tal el ardor y la tensión sexual irresuelta transmitida que la súbita y poderosa erección no parecía ni de fácil disimulo ni de posible desahogo, no sólo en la inmediata circunstancia, tampoco en diferido, habida cuenta de que la camaradería entre ellos, por encina de los deseos no explicitados, era más bien de signo laboral y santas pascuas. Sin embargo, y curiosamente, aquella cercanía corporal de calor desbordante sería la puerta de entrada a la urbe que, por caminos entonces insospechados, iba a revelarse también para él la ciudad del amor. En cuanto a ella, la muy despierta y eficaz Zaulifa Jins, afectuosa aunque algo ingrata, pudo al poco encontrar curso apropiado para encauzar sus pulsiones y tal vez también para solventar, en los caminos del sueño o la comedia de alcoba, la discordia no infrecuente entre los afectos y las ganas.
(LUN, 879 ~ Las musas de Macías)

lunes, 27 de diciembre de 2021

Cantil de doble faz

1

Pon la nada de Adán junto al vuelo de Eva
y descansa un momento tu fatiga de siglos,
tu sigilo de alondra que inventó la mañana,
ave del paraíso, para qué te escapaste.
Ese viaje es ahora la mitad de tu vida,
el cantil que contemplas y la sombra que huye,
junto al río, ahí abajo, la ciudad fragmentada
sobre un mapa de arena que cae sin cesar.
Para nada dejaste que volaran tus sueños
con sus fardos de harapos y las manos vendadas,
el museo de cera más antiguo que el ojo.
Pero el ave lo sabe: con sus signos te muestra
cómo viene la luz de la noche borrando
esa línea aún visible que se ve que se va.




2
Una línea invisible detrás del horizonte
deja ver que la luz de la noche se acerca
con los signos que el ave desvela en su volar.
Misterio más antiguo se prolonga en tus ojos,
fondeados de dudas y de momias desnudas,
largos lienzos pintados de animales y sueños.
En un mapa de arena, casi desmoronado
sobre el cauce del río, la ciudad se refleja
con desgana, a la sombra de los hombres que pasan,
encorvados de viento, sobre la tarde gris.
Ave del paraíso, te fuiste y nos dejaste
perdidos a las puertas del alba que no llega.
Sin tu canto, la noche es todo el territorio
y no hay nada ni nadie que nos salve en su vuelo.