(En voz alta). La circunstancia que refleja en su texto Álvaro Valverde (el comùn vaticinio de su seguro aunque al final no alcanzao premio Nobel) fue lo primero que se me vino a la cabeza al enterarme, esta madrugada, de la muerte del gran poeta y ensayista polaco Adam Zagajewski, “gallego” de corazón y orígenes (Galitzia). Pudo verlo y charlar brevemente con él hace unos años con motivo de una presentación en un acto ceremonioso y emotivo en el que tuvo un papel destacado el propio Valverde. Sus palabras, latidos luminosos y sensibles de un gran poeta, siguen señalando un camino muy hermoso y útil para entender y acaso amar un mundo que se desmorona.
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