Aquel verano,
en el jukebox* del barrio
el Let it be.
Sonaba como
algo nuevo y distinto:
otra emoción.
Cierta sorpresa,
la letra traducida
(«no es para tanto»).
En inglés, magia
—Let it be, Let it be...—
inacabable.
Y el trabalenguas
del Whisper words of wisdom
y Let it be.
*jukebox, gramola o pianola, más conocida como “máquina de discos”; recuerdo especialmente una que hubo en unos billares rodeada de flippers, futbolines y mesas de billar.
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