Pebetero de homenaje a las víctimas del Covid19. |
(En voz alta... y, de nuevo, “en son de Paz”). He podido saber que en el acto de homenaje a las víctimas del covid-19, que se celebrará el próximo jueves 16 por la mañana, en el Patio de la Armería del Palacio Real, el actor José Sacristán leerá un poema de Octavio Paz. Se trata de «Silencio», un texto de juventud del escritor mexicano (de 1944, es decir, de hacia sus 30 años) pero que, como suele ocurrir en la escritura de todos los grandes poetas, ya contiene algunos de los asuntos y enfoques fundamentales de su obra; en este caso, la especial valoración del “silencio significativo”, no tanto en el sentido algo tópico del “sonido del silencio” como en el de vacío y suspensión, de no interferencia, que precede y sucede a la palabra, al estilo de aquella máxima de Valente —que el propio Paz hubiera firmado— de que «un poema no existe si no se oye, antes que su palabra, su silencio».
No sé a quién se debe la elección de este poema para este acto, pero en mi opinión el acierto es pleno. Tanto por lo que expresamente sus versos dicen —palabras emotivas para contener el dolor y acaso la rabia— como por lo que entre sus líneas podemos intuir y sentir. Pocas cosas son capaces de llegar tan hondo y tan adentro como las palabras de los poetas: ellos saben decir mejor que nadie la verdad de lo que nos pasa y acaso la substancia de lo que pasa en realidad. He aquí el poema:
Silencio
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Octavio PAZ
[«Condición de nube», 1944, recogido en Libertad bajo palabra (1935-1957), 1960; y en Obra poética I: 1935-1970, vol. 11 de las primitiva edición de Obras Completas. Edición del autor. Círculo de Lectores, Barcelona, 1996].
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