Si bien se mira,
el juego es uno solo:
la luz, la sombra.
Aunque a veces varía
y te asombra la luz.
No hay más remedio
que vivir en el filo
de la navaja.
Y no olvidarse luego
de la piedra angular.
Escucho a veces
el silbido vibrante
de un viejo oficio.
Y una ráfaga alegre
cruza mi corazón.
(Levedades)
el juego es uno solo:
la luz, la sombra.
Aunque a veces varía
y te asombra la luz.
No hay más remedio
que vivir en el filo
de la navaja.
Y no olvidarse luego
de la piedra angular.
Escucho a veces
el silbido vibrante
de un viejo oficio.
Y una ráfaga alegre
cruza mi corazón.
(Levedades)
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