martes, 14 de agosto de 2018

Una décima, una centésima de segundo...



(Visiones en voz alta). Mientras salgo de la página en que trabajo en el portátil y voy a Google en busca de las imágenes del colapso de un viaducto en Génova, del que me acabo de enterar por la radio, me entero, de paso, de que se ha encontrado la secuencia fílmica de un desnudo de Marilyn que se creía perdida. Acabo de ver las imágenes confusas de la nueva tragedia italiana, terribles por las voces desesperadas que en ellas se escuchan, y sin poderlo evitar (y sin conseguirlo... de momento), me demoro en intentar localizar lo que algunos califican como el primer desnudo de una estrella de Hollywood. Y al tiempo que desecho alguna metáfora fácil que las circunstancias podrían convertir en obscena ("por fin lograré ver las perseidas"), me abruma la condición ambivalente de la realidad, su cruda naturaleza, en el fondo tan difícil de captar, de sostener en su constante duración, pese a tantas antenas. He de volver a mi trabajo. Justamente lo había interrumpido en esta frase: «... Una décima, una centésima de segundo pueden separar la vida de la muerte...»

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