Acaba de aparecer un nuevo número, el noveno, de la revista Estación Poesía, que publica la Universidad de Sevilla, bajo la dirección de Antonio Rivero Taravillo.
Consolidada como una de las publicaciones poéticas de mayor calidad, la nueva entrega, que corresponde al Invierno, cuenta con alrededor de cuarenta colaboraciones, en su mayoría poemas pero también reseñas de obras poéticas de reciente aparición.
En la nómina de autores, en la que tengo el honor de aparecer, figuran Luis Alberto de Cuenca, Antonio Jiménez Millán, Juan Antonio Bernier, José Luis Morante, José Luis Gómez Toré, Marta López Vilar, Pablo Núñez, Lorenzo Roal, José Luis Parra (fallecido en 2012), Mario Vega, Rocío Acebal, José Martínez Ros, Román Piña, Valeria Canelas o José A. Fernández Sánchez, entre otros.
Se incluyen también tres poemas griegos de Kostas Karyotakis (1896-1928), en ajustadas traducciones de Juan Manuel Macías, y un poema en inglés de la escocesa Carol Ann Duffy, con traducción de J. J. Vélez Otero.
Cierra la parte creativa una selección de aforismos flamencos de Martín Cabeza.
En la sección crítica se comentan obras de Francisco Brines, Antonio Cabrera, Antonio Praena, Adrián González da Costa y Philip Walen.
Los nueve números de la revista pueden leerse online y descargarse gratuitamente aquí. La edición en papel se encuentra a la venta en diversas librerías especializadas.
8 comentarios:
Buena, buenísima cosecha. Voy paladeando sin prisas y con gozo.
Abrazos.
Gracias, Antonio. Sí que hay motivos de disfrute. Otro abrazo.
Tu poema 'Un desnudo disfraz' no sé si aparece con evidentes erratas.
O eso parece al leer: "El comienzo en tan sórdido, que invita"
o "de la generación del miedo siglo".
La entrada de tu blog que aludía a la película "El consul de Sodoma" y en la que creo que estaba el poema ahora está eliminada de tu blog. ¿Temporalmente?
Erratas, en efecto, Carlos, que, como sus casi homónimas roedoras, a la mínima se suben al barco. La segunda, con todo, está a punto de llegar a ser una de esas fallas que ensanchan el sentido de los textos, ¿no crees? Y, es verdad: el poema estuvo publicado en el blog, y no me extraña que lo recuerdes porque me parece que fue la ocasión de que entráramos en contacto (a través de un comentario tuyo en el blog de Miguel A. Lama). Lo despubliqué cuando supe que ART, al corriente de esa eventualidad, estaba interesado en él. Erratas aparte (y el que esté libre de pecado, etc), ¿qué te ha parecido? (No hace falta que me contestes. Podemos hablarlo en privado, después de la publicidad... ;-).
Leí anoche de nuevo aquella entrada del blog de Miguel Ángel Lama de enero de 2010 y sus numerosos comentarios. Qué imagen de lo que hemos cambiado, al menos servidor, dicho hasta con ligero sonrojo. Acerca de tu poema, leerlo fue recordarlo con la satisfacción de lo bien orquestado. Hay en él una maestría y -y juego, pues hay vitalidad y para nada juicio- de lo bien conocido y admirado. No sé si estás embarcado en agavillar una muestra selecta de lo que en poesía has escrito para editarla bien en libro. Me lo puedes también plantear de vuelta y entonces más vale que lo hagamos ambos y un día nos crucemos esa presente en mano. Por alusiones, yo prefiero la televisión apagada y en silencio. Al menos, tras llegar de un paseo nocturno por las afueras de este entorno en que vivo apetece más el silencio de escribir o leer sin su run-rún umbilical hacia ningún sitio. Abrazos.
pd: por cierto, pena de la desaparición hoy de Paloma Chamorro. ¡Y yo que prefiero aquella televisión sin privadas de la transisición y de incluso antes! Es evidente el cambio. El cine clásico yo lo aprendí en tve desde niño. Y no poco teatro. Y música de verdad. Ahora es otro el producto. Y con 50 canales o más me pierdo.
Muy bueno, Alfredo. Qué poéticamente recoges (y recorres) la atmósfera de humo y sudor melancólicos que envuelven la película.
Gracias, Carlos. Escribí un largo comentario a tus palabras, pero se ha evaporado. Aunque no las ideas (o eso espero), así que ya volveré sobre lo mucho que tus palabras me sugieren.
Gracias, Pedro. Es verdad que cierta melancolía brumosa y sudada era tal vez lo más logrado de una película fallida, en la que sin duda sobresalía, por encima de todo lo demás, la voz del poeta, tan certera y directa. Un placer verte por acá.
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