viernes, 8 de abril de 2011

Movimientos


Fue desandando el muro erizado de cristales de los antiguos ritos.
Desanudó la túnica trenzada por la nuda costumbre
al acceder a cada uno de los umbrales declarados sagrados de la vida.
Deshizo las renuncias lavadas por el miedo y el peso de la culpa
con su escabrosa promesa cargada de placer.
Devolvió la mejilla rosada.
Calló ante la pregunta del confesor obtuso.
Mordió en el cuerpo blanco con un leve crujido de huesos lanceados.
Se arrodilló desnudo a los pies de su amor.
Y al fin creyó entender la voz del agua.


Imagen: «Carpe diem et Cave canem». Reflejos en un pub de Toledo. © AJR, 2009.

jueves, 7 de abril de 2011

Noche (casi) en blanco

Parece que se va extendiendo de forma imparable la moda de las «Noches en Blanco», ese invento lúdico-cultural surgido con este nombre en París en 2002, aunque tiene un claro precedente en «La Larga Noche de los Museos» que se celebró por primera vez en Berlín en 1997. Si en la capital alemana la iniciativa tenía la finalidad de estrechar los vínculos culturales entre los dos sectores de la ciudad que habían vivido separados por el muro durante la Guerra Fría, el evento parisino estaba más bien enfocado a poner a la gente en contacto con el arte de vanguardia.

Lo cierto es que la iniciativa ha ido prendiendo en otras muchas ciudades (yo la he vivido en Madrid en un par de ediciones). Y el pasado fin de semana (del 2 al 3 de abril) se celebró por primera vez en Alcalá de Henares. Es la primera ciudad no capital de provincia que se une al evento. Y al parecer, según dicen las crónicas, con éxito: unas 40.000 personas participaron en las numerosas actividades.

El caso es que esa misma tarde del pasado sábado día 2 me había comprometido a presentar en la Biblioteca y Archivo de la ciudad complutense la novela corta de mi amigo Pedro J. Cañada, Yo fui Cervantes, ganadora del XLI premio «Ciudad de Alcalá» de narrativa. La sorpresa surgió al comprobar que el acto estaba integrado dentro de las actividades de la Noche en Blanco (de hecho figuraba en el programa oficial, incluidos los agradecimientos) y que, por tanto, teníamos que competir a la misma hora (las 19:30) con no menos de otra treintena de actos, entre las que figuraban una conferencia de Luis García Montero, una sesión de cuentacuentos capitaneada por Pep Bruno, un recital de Enrique Gracia y Andrea Navas (con poemas de Cervantes), varias representaciones teatrales, firmas de autores en la paralela feria del Libro, diversas visitas guiadas a monumentos del rico patrimonio alcalaíno (incluida la del Archivo y Biblioteca en una de cuyas salas tenía lugar nuestro acto), un pasacalles a través del casco histórico amenizado por superhéroes como Batman, Supermán o Flash Gordon... y hasta un tren turístico.

Y ello sin contar los diferentes conciertos de todo tipo de músicas (orquestas, rondallas, coros líricos, grupos infantiles, gaiteiros...) que tenían programado su inicio para la misma hora. E incluso un taller de tíreres protagonizado (idealmente, claro) por la nutrida y vistosa comunidad de cigüeñas que puebla los tejados de Alcalá.

Cuando, en compañía del gestor cultural del Ayuntamiento que amablemente nos recibió y acompañó, acudimos a la hora y lugar señalados, el público congregado para la actividad era verdaderamente digno de asombro: una persona. Un intrépido lector interesado al que en seguida convertimos en nuestro héroe, y para el cual no dudamos en iniciar el acto programado, aunque variando ligeramente el tono previsto. Al poco de iniciarse la presentación, sin embargo, fueron acudiendo a la sala más personas, y finalmente se creó un clima no disonante en exceso con los estándares propios de este tipo de eventos, especialmente cuando no están asociados a interés mediático alguno. De modo que, pese a lo que en algún momento llegamos a pensar, nuestra inesperada participación en la Noche en Blanco no fue una metáfora autocumplida. La pregunta acerca de si es oportuno y razonable organizar “tanto en tan poco tiempo y para no tantos” queda en el aire. Y también sobre cómo, más allá de lo puramente cuantitaio y aparatoso, puede medirse el verdadero éxito de este tipo de iniciativas.

En cuanto a la novela presentada, Yo fui Cervantes, sólo diré que es una divertida biografía apócrifa del autor del Quijote. Su originalidad reside en que, en vez de inventar episodios imaginarios para la vida del escritor, lo que hace es crear a un personaje que, por motivos que no conviene desvelar para no destripar la trama, acaba siendo el que vive episodios fundamentales de la biografía cervantina, con especial atención a sus estancias en Sevilla, Roma y Valladolid o el cautiverio en Argel. La novela está llena de humor y escrita en un lenguaje muy cuidado que tiene la virtud de acercarnos, sin disonancias, a la época y al estilo que describe, y en concreto a la prodigiosa lengua de Cervantes. Y lo hace sin caer en mimetismo ni antiguallas y, como queda dicho, con un peculiar sentido del humor.



Procedencia de las imágenes: Esculturas de don Quijote y Sancho en Alcalá de Henares; el caballero parece estar intentado convencer a su escéptico escudero sobre las bondades de la Noche en Blanco que se les avecina (imagen tomada de la página web de Ediciones La Libreria). Cartel anunciador de la Noche en Blanco en una plaza de Alcalá de Henares (tomada de La librería de Javier). Cigüeñas sobre los tejados del Palacio Arzobispal de la ciudad (Cigüeñas y grifos, fotografía de Lean56). Y cubierta de la novela presentada, editada por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares .

lunes, 4 de abril de 2011

Árbol caído

Los predadores que acudieron presurosos y voraces al pie del árbol caído para hocicar en sus ramas muertas no supieron advertir que sus babas y excrementos estaban fecundando el humus sobre el que no tardaría en brotar, como retoño insospechado de la última dinastía del bosque, el ejemplar que una vez más habría de condenarlos a largos años de impaciencia y sombra.


Fotografía: «Niebla en el hayedo». © by Urunzu.


lunes, 21 de marzo de 2011

Un día cualquiera


La poesía está por todas partes

Pero en ninguna se la puede ver

Es el reverso de Sus ojos rojos

La lengua absuelta de los sueños (o al revés)

El vendedor de rosas en diciembre

La luna que se abisma sobre el mar

La tos de todos los deshilachados

El mensaje sin menta ni miel

Pura y burlona como un número primo

Escalera de cuerdas Casa de caracol

Un periscopio encallado entre las rocas

La noche a medianoche en un portal

Poco a poco se abren paso las palabras

Y escapan por tus venas Nada más


Imagen: Henry Holiday, Dante and Beatrice, 1884. Walker Art Gallery, Liverpool.


martes, 15 de marzo de 2011

Pastoreando ayatolas


Por las escasas rendijas que en el seguimiento de la actualidad deja la tragedia de Japón, se ha colado en la Posada lo que considero una pieza mayor de periodismo. Es la entrevista que Ana Pastor, directora del programa Los Desayunos de TVE, le hizo ayer 15 de marzo, en directo y sin red, al presidente iraní Mahmud Ahmaniyedab. La periodista española, con una valentía y hasta osadía de mucho mérito, no sólo le apretó las clavijas al ensimismado y multiparpadeante mandatario, sino que estuvo a punto de hacerle perder quién sabe si algo más que la paciencia.

El contenido de la conversación, más allá de lo que haya quedado lost in translation (incluido el énfasis del traductor, que parece estar jugándose la vida), no tiene desperdicio. Pero me parece aún más interesante el espectáculo visual y, en concreto, el lenguaje no verbal que los dialogantes intercambian como otra forma de decirse lo que las palabras no pueden ni deben.

Hay, además, un factor que añade dramatismo y hasta suspense: no pierdan de vista el pañuelo que, en consonancia con los usos de la teocracia iraní, cubre la cabeza de la periodista y que poco a poco se va deslizando hasta dejarla completamente al descubierto ante su interlocutor, que quizás llega a advertirla del descuido (minuto 26:18 y 26:25) con una sonrisa nada tranquilizadora.

Todo una lección comunicativa que debería estudiarse detenidamente en las escuelas de periodismo. Es un poco larga para los usos cibernáuticos (algo más de media hora), pero merece la pena. Este es el enlace.*





* Aunque el enlace es correcto, las múltiples utilizaciones han dado lugar, al parecer, a un bucle creando un problema de redireccionamiento. Por eso he incorporado el fragmento final de la entrevista rescatado de YouTube. La entrevista completa se puede ver cortipegando la siguiente dirección:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-desayunos-de-tve/desayunos-tve-mahmud-ahmadineyad-presidente-iran/1045612/?s1=programas&s2=informativos&s3=los-desayunos-de-tve&s4=

viernes, 11 de marzo de 2011

Japón, otra herida


Algún dios infernal enfadado y enfangado o, quién sabe, quizás también entrampado (¡la crisis!), ha pegado un puñetazo en el centro mismo del Averno y la cuna del Sol Naciente ha comenzado a temblar como si la estuviera meciendo un corro furioso de titanes.

Muy de mañana íbamos, mi musa y yo, camino de Yuncos cuando nos sorprendió la noticia del terremoto de Japón en la radio. En seguida me acordé de mi amigo Navajo cuyo hijo, un joven guerrero, vive en Tokio. Nada más dejar el coche pude hablar con él (Navajo padre) y me tranquilicé al saber que ya habían logrado entrar en contacto, a través de Internet, y que el joven guerrero se encontraba sin novedad. Asustado, claro, pero con ánimo suficiente para contar la experiencia con viveza no exenta de humor en su blog, Tokio Blues. Vivió el seísmo en el piso 12 de un edificio de 15 plantas.

De regreso en Madrid, a lo largo de toda la tarde no he podido dejar de mirar, aunque fuera de reojo, las imágenes terribles que arroja la televisión (lo sigue haciendo), en especial esas escenas de la ola gigante que se lleva por delante cuanto encuentra a su paso. Qué incómoda semejanza con las imágenes iniciales de la última película de Clint Eastwood, Más allá de la vida, una secuencia poderosa y por ficticia bella que recrea el tsunami que en 2004 arrasó el sudeste asiático.

«
La sacudida ha sido tan potente que ha desplazado casi 10 centímetros el eje de la Tierra», dicen por la radio. Nadie da una cifra ni siquiera provisional de muertos. Se teme que se cuenten por miles. El tsunami amenza otros países (sobre todo las costas de Chile). Y aún hay cierta alarma (en Madrid son las 23:00) por la seguridad de una central nuclear.

Otro 11-M de infausta memoria. Otra herida de consecuencias aún imprevisibles. Otra constatación palmaria de lo delgada que es la frontera entre la vida y la muerte.


Arriba,
La gran ola de Kanagawa, estampa de Katsushika Hokusai.
Imagen tomada de la web esacademic.com

martes, 22 de febrero de 2011

23-F ghijk...!


Este es el poema del 23-F.

Debían de ser las seis de la tarde. El semáforo
de la calle del Príncipe de Vergara (antes
General Mola) esquina a Hermosilla
estaba en rojo. Desde mi mesa
de trabajo, por la amplia cristalera,
pude ver ante él parado
un autobús repleto de guardias civiles.
Dije en voz alta algo así como: «Mira, Tere, cuántos
picoletos…» Y Tere miró y acaso nos reímos.
Seguimos trabajando. No había forma
de encontrar las fotos adecuadas
para ilustrar el Tema Clave, tan árido, de la Constitución.

Debió de transcurrir cosa de media hora.
En el despacho del jefe sonaba la radio.
Y por la radio y por su rostro (del jefe)
alarmado delante de la puerta
supimos que algo extraño pasaba en el Congreso,
que los diputados estaban secuestrados,
que el paréntesis para la democracia
al que Suárez, triste y enfático, aludiera
en el discurso de su dimisión
podía volver a cerrarse,
y quién sabe qué vendría después.

Lo que vino después es bien sabido. O casi.
Tal vez aquella noche mi chica y yo
pensamos que sería mejor
buscar otro horizonte.
Las alarmas crecieron y se desvanecieron.
Y el miedo dejó paso a la alegría.
Se han escurrido 30 años desde entonces (hoy es el día).
Más de media vida para muchos.
Otros muchos ya no lo recuerdan.
Y la verdad es que amaga cierto cansancio de las repeticiones.
Y una indudable repetición de los viejos cansancios.

Este no es el poema del 23-F.