sábado, 29 de octubre de 2022

ELLA OBSERVA EN SILENCIO,,,

Johannes Vermeer: La joven de la perla (“Het meisje met de parel”)
o «Muchacha con turbante», 1665-1667. Museo Mauristhuis, La Haya.
ELLA OBSERVA EN SILENCIO AUNQUE SUS OJOS DELATAN QUE EN SU MENTE SE ESTÁ FRAGUANDO UN REPROCHE QUE CASI PUEDE LEERSE EN SUS LABIOS…

Laten we eens kijken hoe de hoofden draaien!
(LUN, 580 ~ «Imágenes que dan pie»)

viernes, 28 de octubre de 2022

(28-O-82): LA ELIPSIS

La ventana del Palace en la noche del 28 de octubre de 1982,
tras el triunfo electoral del PSOE. Foto de César Lucas/El País (detalle).
Hace cuarenta años. Uno tras otro.
(LUN, 581 ~ «Fotos que dan pie»)

jueves, 27 de octubre de 2022

TOPÓNIMOS Y TIPOS


«Fantasmas en el mar». De autor no identificado.

La Hita, Los Narejos, Las Palmeras.

El Espejo, Manzanares,

Carrión, La Concha.

Unos 5 km.

Hoy bajan los nombres (gracias al ángel que acompaña a Tobias) y puedo contemplar la venida del mar a mis adentros.
Marea en forma de última novela. Sueños enredados en los pies como algas. Este ritmo. El relato. La percusión del fondo.
Debe de ser que ya nos ronda —dulzón, vidrioso, esférico— el fantasma relojero de Jalogüín.
(LUN, 582)

miércoles, 26 de octubre de 2022

LOS OJOS DE LA NOCHE

Calle en el Casco Viejo de Eburia.

(Pintadas)

Pues todo está ya escrito.
Pues todo esta ya ha escrito.
Puesto do está ya es Cristo.
Puesto detesta y es rito.
Pues todo este ay ya es grito.
Pues todo estalla escrito.
(LUN, 583)

martes, 25 de octubre de 2022

VOLVERÁS A LEGIÓN

Amalia Avia: Confesionario de Santiago, 1990.
Foto 
©️ AJR, tomada en la exposición «El Japón en Los Ángeles.
Los Archivos de Amalia Avia»,
actualmente en Sala Alcalá, 31, Madrid. Hasta el 15 de enero 2023.
Quién me mandaría a mí meterme en estos andurriales. Con lo bien que lo pasaba yo en las estampitas del Buen pastor. Incluso en el cuento del Lobo, que siempre había algún niño caritativo, y buen lector, que me salvaba. O alguna niña minuciosa que con sumo cuidado me libraba de las zarzas. Pero desde el día en que, movido por no sé qué raro impulso, me dejé llevar hacia esta ruta de riscos cada vez más montaraces y espinados, y de lluvias sepultadas con sus pueblos en el fondo de valle sumergidos, todo me resulta mucho más difícil, incomprensible, insustancial, sin sentido. Y lo peor es que no hay vuelta atrás: no se sabe de nadie que haya vuelto indemne de un viaje como este. Y algunos ni hemos confesado. Si lo sabré yo.
(LUN, 584 ~ «Clásicos profanados», homenaje a Juan Benet y Amalia Avia).

lunes, 24 de octubre de 2022

LAS COSAS DE NOSTRA

 

Un tramo de la Gran Vía de Madrid. Foto Alfredo Ahijado.

NOSTRA CONTRA LOS DRONES DE LA RIMA FÁCIL

Guasap urgente (“gusarapo”, en su jerga) de Nostra. Aunque creo que me llega con un par de días de retardo. Me limito a transcribir (sin editar nada): «Mecagüennlos drones de la rima fácil y en el ingenio que los vas parir. Manda webos, que no haya tecnología punta (y sin ene) que no tenga alguna aplicación bestial y cuyo único fin parezca ser ponernos en contra de la posibilidad de salir, y de una vez por todas, de los caminos del mal y la mísera cochambre moral, corporal e irredenta. Si algún día llegara o llegase yo a encontrarme cara a cara con el responsable de este interminable desaguisado, m’iba a oír. ¡Ah, si las innúmeras divinidades maléficas se conjugaran todas de consuno en una sola cabeza corpuscular... y cortarla de un tajo! Pero habremos de sufrir la multiplicidad del mal de los espejos hasta que la Sombra —si acaso— lo okupe todo… Y por cierto, ¿alguien sabe cuál es la velocidad de la sombra? ¡Anda que no nos quedan misterios por resolver!…» Fin del guasap. Lo acompaña la imagen que adjunto. No me pregunten por qué.
(LUN, 585 ~ «Las cosas de Nostra… por guasap»)

domingo, 23 de octubre de 2022

LAS MUSAS DE MACÍAS

John Kacere: Jutta (óleo sobre lienzo, 53 x 78,5 cm), 1973.

 MERODEOS Y TRAZOS A TRAVÉS DE LA PUERTA OSCURA

Nunca me había hablado, en sus confidencias amorosas y sensuales, de lo que él mismo llamó «mi intensa devoción por la puerta oscura». Pero aquella noche, quizás porque habíamos compartido unas pipas bien cargadas de aromático y potente hash, no tuvo palabras más que para ese tema y «no te puedes imaginar, amigo —me dijo— qué clase de delicias le sorprenden a uno a medida que se adentra en esos ámbitos, cómo van llenándose las cavernas del sentido y los vasos sanguíneos más sensibles de una potencia casi nunca lograda en ninguna otra estancia que hayas podido visitar, y cómo, una vez que los caminos se han ablandado convenientemente, aunque nunca sin perder la tensión, y tus pasos avanzan decididos en la oscuridad, poco a poco sientes que te va creciendo una claridad interior, nada cegadora pero sí destellante, y luego, como si separaras pesados cortinajes de suavísimas telas de un serrallo visto en las páginas de algún libro ilustrado por Segrelles, consigues llegar, entre bien marcadas y gratísimas ondulaciones, al fondo de la estancia, y allí puedes abrir una ventana geminada que, tras viaje tan oscuro, llena tus ojos y el recinto completo de blanquísima luz y hace que resplandezca todo alrededor como si fuera la primera hora del amanecer del mundo». Como notara acaso que mi gesto era ya mitad burlón, mitad aburrido, me miró picaruelo y, en medio aún de su nube de humo, concluyó: «Bueno, quizás no haya sido yo muy preciso en la narración de la visita. Pero puedes leer a Lezama en pasajes varios de su Paradiso y verás que contienen todos los detalles referidos con minuciosa exactitud y en ámbitos diversos».
(LUN, 586 ~ «Las musas de Macías»)