jueves, 2 de septiembre de 2021

UNA VIDA DE PELíCULA

 

Entrada tapiada de los antguos cines Duplex. Foto AJR, 2021

Se había mudado a aquel coqueto loft de General Oraá, construido en lo que habían sido los cines Duplex. Lo hizo movido por cierto fetichismo cinéfilo y por el eslogan de la promoción, que prometía “una vida de película”. Lo que no sabía era que el edificio estaba también levantado sobre las ruinas de un viejo monasterio dominico, cripta incluida, del que además se rumoreaba que habían sido inhumados algunos inquisidores. El caso es que no tardaron en producirse lo que él denominó “fenómenos paranormales”, si bien, por lo que contaba, eran sucesos terribles y de absoluto canguelo: sangre saliendo a borbotones por los grifos, enervantes alaridos a altas horas de la madrugada, continúas interferencias televisivas con escenas monstruosas... «Aunque, tío», me dijo, «¿sabes qué es lo que de verdad me saca de quicio y me parece la mayor putada?… Pues que, si hay un género que detesto, es el de las pelis de terror».
(LUN, 1000)

miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL RETORNO

Anónimo/Desconocido: El camino de la Luna.

 Las últimas novelas (LUN en su clave) no sé cuáles serán ni a dónde llegarán. Pero es una cuenta atrás, de eso no hay duda. Y surgen bajo el signo de la Luna, también desde la inevitable soledad del uno que ansía —anhela, desea, sueña o sólo fantasea— encontrar eco y fundirse con los otros. Las otras, más bien. Almas. Algo, por lo demás, que ya debemos dar por sabido. Las novelas de una línea retiran sus redes: Sherezade sabe que tiene los días contados. Y todas las noches.
(LUN, 1001)

sábado, 21 de agosto de 2021

La verdad de Sandra Sánchez, talabricense

 (En quince gestos)


Sobre el tatami,

ojos de furia noble,

una guerrera.


El gesto erguido,

las manos: lanzas, cuencos:

la gran quietud.


El grito nace,

desde el fondo del cuerpo,

del alma alerta.


Una columna

de músculos unidos

por el cerebro.


Sus golpes son

lecciones para el aire:

pura verdad.








lunes, 16 de agosto de 2021

Afganistán

(En voz alta). Increíbles, dolorosas, con ciertos aire de sueño de ciencia ficción, las imágenes de la huida de la población de Kabul ante la llegada de los talibanes son inadmisibles. ¿No se puede hacer nada? Llorar no es suficiente.

Prosa

 
Cuando contemplo el cielo de luces estrellado, es difícil no caer en la cuenta de nuestra poquedad.

Pero también emerge, como agua brotada, que tal vez sea esa casi minucia sintiente y pensante la única entidad conocida capaz de darse cuenta.
He ahí la gran paradoja de nuestra corta vida, durante la cual sin embargo algo en nosotros aspira a ser consciente de “todo lo que ocurre”. Y a vivirlo.
A fin de cuentas, a ver si va pasando la calor. Y que el clima, con los coletazos de sus muy variopintas estadísticas, no nos pille —ay, hermanos, semejantes hipócritas— en alguna de sus múltiples trampas.



domingo, 15 de agosto de 2021

Poeta en Soria

Foto de Daniel Díaz Trigo
 (En voz alta). El poeta, disfrazado de veraneante, llega a Soria y encuentra el (la) jukebox de Handke y aún funciona. Agosto tiene estas cosas. Y a veces hasta provoca cambios de planes: por ejemplo, sustituir el recorrido de la 630 por el de la 110. Arterias pecuarias, al fin y al cabo. Una escritura tatuada en la cabeza de Extremadura. No se la pierdan.

viernes, 13 de agosto de 2021

Una lengua sin orillas

(En voz alta). Muy interesante, incluso para discrepar de algunos de sus puntos de vista, me ha resultado este artículo, que sobre todo evidencia la inmensa riqueza y las infinitas posibilidades (o casi) de una lengua sin orillas. No deja de ser significativo que el artículo conviva en el periódico con la crónica, unas páginas más atrás, «El difícil legado de la caída de Tenochtitlan», de Francisco Manetto, en la que se ponen de relieve los muy discutibles argumentos del gobierno mexicano al hacer balance del pasado y proyectarlo, de forma harto desenfocada, sobre las circunstancias presentes. El sentimiento de pertenencia a un gran mundo unido por una forma variada pero comprensible de nombrarlo debería ser a estas alturas un patrimonio con el consenso suficiente como para impulsar verdaderas fraternidades y otras formas de mutuo reconocimiento. Pero aún serán necesarias unas cuantas revoluciones culturales, a uno y otro lado del océano, para que lo que resulta evidente a los ojos y las mientes de cualquier lector desprejuiciado —que hispanos e hispanoamericanos habitamos el inmenso territorio común de la gran Mancha nombrable por un mismo y riquísimo idioma— sea también operativo en el vidrioso terreno de los intereses políticos más miopes y egoístas.