lunes, 9 de agosto de 2021

Ruinas circulares


(A la memoria de mis amigas
Teresa L. M. y Nieves M., que un día
lo caligrafiaron con mucho arte y cariño)
¿Qué permanece incólume
después de haber viciado
la raíz del enigma?
Ojos. En las paredes.
Entre los reunidos.
Por las ensalivadas mejillas
de las máscaras.
Ojos sobre los huesos
del esqueleto que mina la ciudad.
Y Cien Lágrimas,
traídas una a una
por el Superviviente.
Es todo cuanto queda del Diluvio
para pasar el resto de la noche.
                                (De El sol de medianoche»,1988)

viernes, 6 de agosto de 2021

«Pulsos de luz», en Ediciòn de Amigo

 El 5 de agosto de 2021, Antonio del Camino escibe en su muro de Facebook:

5 de agosto. Buenos días. Desde hace varios años, primero en su blog, "El sol de medianoche", y más tarde también en Facebook, Alfredo J. Ramos, excelente poeta, gran amigo y mejor persona, ha venido mostrando buena parte de su producción lírica, entre la que el soneto alcanza señalada importancia. Durante mucho tiempo le insistí en que intentara gestionar esos sonetos con vistas a una publicación donde, agrupados, alcanzaran la verdadera dimensión que en su conjunto tienen. Pero, poco dado a la fastidiosa tarea que supone la búsqueda de editor, solía responderme que la publicación en la Red ya le era suficiente, de modo que, llegado un momento, reafirmándome en el interés de tener esos sonetos debidamente agrupados en un libro, le propuse hacer una “edición de amigo” de sólo dos ejemplares (uno para él y otro para este editor ocasional), a lo cual accedió.

El pasado 25 de julio, según consta en el colofón, ese libro artesano quedó rematado, no con una tirada de dos ejemplares sino de tres, al destinarse un ejemplar también a Javier Serrano, autor del magnífico dibujo de la portada. Con el título de "Pulsos de luz", y dividido en nueve secciones, el libro recoge ciento veinte sonetos de variada factura, en los que queda patente la inspiración y buen hacer de nuestro autor. Ahora sólo falta que algún editor avispado se interese por esta obra y le dé la difusión y el aire que por su calidad merece. Como muestra, con permiso del autor, dejo aquí "Un golpe de conciencia", el soneto que abre "Liminares", primera sección del libro. 

Palabras generosas y cercanas del editor. Me pillan leyendo el peculiar ¿Por qué no he escrito ninguno de mis libros, de Marcel Bénabou. Muy recomendable. Gracias, amigos. Seguimos en el tajo.



lunes, 2 de agosto de 2021

La bienvenida


Lo que verán tus ojos
no está escrito.
Y es incluso probable,
en la espiral del tiempo,
que lo invisible sea entonces
parte de lo que ahora
no es aún ni siquiera imaginable.
Este vértigo calmo,
esta llanura repleta de hendiduras,
los juegos de la vida
que siempre inventa nuevas
remotísimas formas
de soñarse y nombrarse,
todo está ya al alcance de esas manos
que ahora apenas son
un diminuto cuenco
donde ya cabe sin embargo el mundo.
(Para Gala, recién llegada
al casi nacer también agosto)

viernes, 30 de julio de 2021

Adiós a Roberto Calasso

Roberto Calasso, en Barcelona en 2019. Foto Susanna Sáez/El País.
(En voz alta). La muerte del gran ensayista, culto polígrafo y singular editor Roberto Calasso ha tenido –está teniendo– un gran eco. Esta nota necrológica de Juan Arnau me parece una pieza muy notable. No solo homenajea al erudito y gran divulgador sino que incita a una lectura apasionada del autor de El ardor, un hombre en el centro de las cuestiones candentes.

jueves, 29 de julio de 2021

Dado telefoneado


El teléfono ha acabado con todo.
Con el teléfono todo ha acabado.
Con todo el acabado teléfono ha.
El todo ha acabado con teléfono.
Todo teléfono ha acabado con el.
Ha acabado todo con el teléfono.

lunes, 26 de julio de 2021

Estéquedon que vuela en julio

 

(16 x 14)
Y E S T E Q U É D O N S E R Á Q
Y E V L E U V E S A R O H A E U
S I N P E R M I S O R O N D A P
G S U S N O C Y A S A C I M R O
I R O S D E J A E N M I S P A L
L E M O R T S A R L E S A R B A
O D I O S O D E S U L E V E P R
E U V Y A D I E D A I C N E S E
L T A T A N T R A I D O R A Q U
R D N O L A E D A Í R I D E S E
A S I N O F U E R A M Á S B I E
R R A G U S N O C E R T I U B N
A F I E R A R A P A Z Q U E M A
A R O R U A A L E D A J I H A T


viernes, 23 de julio de 2021

Cuitas olímpicas


 
(Al filo de los días). La singular ceremonia inaugural de los juegos de Tokio ha tenido algunos momentos de gran emotividad, en especial ese espectáculo de drones luminosos que han ido componiendo una especie de brillante holograma del planeta y cuya danza ha sido muy bien rematado por la vibrante interpretación del Imagine de John Lennon por artistas de los diferentes continentes, entre ellos un juvenilmente maduro y solvente Alejandro Sanz en representación de Europa. Luego la ceremonia se ha ido por sensibles, bienintencionados y algo prolijos caminos humanitarios, siempre con una estética como de cómic futurista (entre ‘manga’ y ‘anime’) y con viñetas muy logradas tanto en el dibujo de los logos de los diferentes deportes como en el engarce con la tradición teatral del Kabuki, todo un signo de alta cultura tradicional e incluso de majestuosa distinción. Por fin el fuego olímpico prendió vivazmente en la singular pagoda-pebetero y el rito culminó casi al filo de la medianoche japonesa, casi las cinco de la tarde hora peninsular.

Mientras veía la ceremonia, me ha asaltado una vieja cuita. En mis tiempos espasiles, cuando me encargaba de coordinar y en parte redactar los suplementos bianuales de la magna Enciclopedia Universal Espasa, los años olímpicos suponían un plus de trabajo considerable por cuanto había que recoger todos los resultados de todas las especialidades deportivas y una pequeña crónica de cada una de ellas. Recuerdo que la primera vez me ocupé personalmente del asunto y tuve que familiarizarme (al menos mínimamente) con deportes de los que no conocía casi ni el nombre. En años siguientes, encargaba a algún colaborador esta tarea, y si bien topé con gente minuciosa y competente, siempre había que estar muy vigilante porque los errores —en las grafías de los deportistas, en la terminología de cada especialidad, en las cifras de las marcas, etc— tendían a multiplicarse como ratas en celo. Al fin, unidas al resto de las no menos minuciosas crónicas deportivas del bienio, eran unas 80 o más páginas a doble columna de texto apretado y numerosas tablas que suponían un pequeño martirio, y unas cuantas horas extras de trabajo no mal remunerado, aunque tampoco era para tirar cohetes. Por fortuna, no hubo constancia nunca de ningún error grave (seguro que alguno habrá: ahí están todavía los volúmenes imresos para quien tenga el capricho de comprobarlo), si bien siempre dudé de que aquellas páginas —sobre todo en tiempos preWikipedia, con la que al final, hacia 2012, llegamos a convivir— pudieran ser consultadas por alguien. Aunque me consta que lo eran y, a menudo, copiadas y hasta ‘fusiladas’ por anuarios diversos. Finalmente, como es sabido, «el Vídeo acabó con la estrella de la Radio». De eso hace ya más de un lustro. A estas alturas mi reto olímpico —o uno de ellos— estriba en qué hacer con los 170 volúmenes del Espasa, que ocupan toda una pared de mi estudio, bien flanqueados por una patulea de materiales enciclopédicos, diccionarios, anuarios, libros de consulta, coleccionables y otras muy diversas publicaciones a cuyo escrutinio y definición de fin de ciclo deberé enfrentarme algún día de estos… Todo un reto olímpico, ya digo.