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(Al hilo de los días). Anoche, viendo en televisión el discurso de Trump, más atento a sus gestos de ojos entrecerrados (como dos “puñalás”) y labios botarates, por no hablar ya de la indescriptible panocha capilar, sentía, además de un indisimulable rechazo físico, una incomodidad de no fácil identificación. Un grave malestar de fondo. Pues bien: esta portada de Time* hace que por fin pueda identificar mis sentimientos y sensaciones. Genial. Y una cautela: es probable que Trump todavía sea ‘sólo’ el bigotito y los belfos del terror. Habrá que ver de qué modo es posible evitar que lo que de momento parece un mero Trump l'oeil se convierta en el rostro entero.
*NOTA: Parece ser que la portada de Time no es de Time sino un montaje. En todo caso, un buen montaje. Aunque hay que ponerlo en su sitio. No sería la primera vez que una falsificación (fake) se convierte en una obra de arte. Quede constancia.
Yo la tomé de un tuit de mi condiscípulo el escritor Manuel Rivas. Mi amigo el poeta y funambulista ubetense Miguel Cobo, que también picó el anzuelo, es el que me avisa del embrollo. Creo que, en todo caso, aquí viene bien el conocido tópico de «Se non è vero, è ben trovato». Digo.