viernes, 29 de noviembre de 2019

ET está de vuelta


(Visiones en voz alta). Tenía que ocurrir. Lo extraño es que haya tardado tanto. Ha vuelto ET. El secreto: nunca se fue. Treinta y siete años no es (casi) nada. Ni menos. Y una vez asimilada la “ocurrencia” (literalmente, lo que ocurre), se impone la crítica. Qué tristeza da ver este remedo fatigoso de la historia sin ningún valor añadido: es la mera reiteración de la nostalgia. Sí, están las gafas de realidad virtual y algo de atrezo puesto al día, pero sorprende que todo lo que se les haya ocurrido a los creativos de esta pieza sea calcar la peli y darle a la manivela. No sé si se me escapa algo y entiendo que al fin y al cabo es sólo un tópico más para los días más tópicos, pero ¿tanto hubiera costado añadir una pizca de humor nuevo, tal vez irónico, algo de inteligencia sintiente? Sorprende, por ejemplo, comprobar que los anunciantes, una empresa de telecomunicaciones, no se den ni siquiera cuenta de que el pequeño extraterrestre fue en realidad un profeta. Nadie como ET definió de forma más clara el presente en que, más o menos, todos vamos viviendo en este mundo wífico: «¡Teléfono, mi casa!». Habrá que espera a los 50, a ver si la cosa mejora... o ya da igual todo.

Lugar con juego

La imagen puede contener: 4 personas, personas sonriendo, personas sentadas
 Sofonisba Anguissola: Partita de Scacchi, 1555. Museo Narodowe, Poznan (Polonia).
Entre el juego y el fuego, primero dudaba y sudaba, luego sudaba y dudaba, y finalmente mudaba y mutaba y mataba... el taimado corrector.
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jueves, 28 de noviembre de 2019

Twist & Vuelo, Mudanza & Shout


(Al hilo de los días). Tirando del hilo de la ocurrente y gratificante comparación ideada por nuestro amigo Alejandro González Terriza, esta mañana me he sorprendido pensando que esta conocidísima versión de Twist & shout, de The Beatles, bien podría considerarse una especie de raíz inconsciente, envolvente y primordial de Mudanza & vuelo, el dueto sonetil perpetrado por Antonio Del Camino y el que suscribe. Tan peregrina idea, además de por cierta continuidad de equivalencias y simetría entre los títulos (bailar al fin y al cabo exige mudanza y el grito es un vuelo), puede que tenga como trasfondo irradiador un antecedente latino: no en vano la canción está en clara sintonía con La bamba de Richi Valens, y es bien sabido que hay barroquismos que habitan más allá del bien y el mal. En todo caso, una buena excusa para ponerse a escuchar, bailar, tal vez soñar...

Por amor de lo que gira

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
Juan Manuel Díaz Caneja: Barquillero, hacia 1949. Colección privada.
«Mi destino de ludópata —me confesó cuando, ya avanzada la madrugada, abandonábamos el casino— quedó marcado la primera vez que hice girar la ruleta del bombo del barquillero». Y mientras le ayudaba a sujetarse el proverbial tonel de "escaluchado" de los tebeos de nuestra infancia, añadió: «Aquel brillo volador me jodió la vida».
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miércoles, 27 de noviembre de 2019

Deriva

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Remedios Varo: La ruptura, 1957.
El dios oscuro, que conocía los secretos del metal líquido y era capaz de hacer crecer alas raudas y pedestres en casi cualquier cuerpo, yacía ahora camuflado en mitad del calendario y no cesaba de hacerse la misma pregunta: ¿para qué carajo sirve un miércoles?
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martes, 26 de noviembre de 2019

Caminando con Paco Caro

El poeta Paco Caro.
He aquí un poema de Francisco Caro para echarse a caminar en la mejor compañía. Y que a uno —puede ser cualquiera, pero cómo alegran las coincidencias— le emociona de manera muy especial. Gracias, amigo, te debo una caminata. Por lo menos.


Un poema: Con(versaciones)


Hay caminos que existen
para no ser andados,
sino dichos

yo acomodé mis días
a transitar por ellos porque todos 
guardan en sí
una noble belleza: lo inasible

espirales y dúctiles,
nunca, como el poema, se terminan
si no es por abandono, caminarlos
no supone llegar, sino hallar el regreso

lo sé porque con muchos
amigos los he hablado
en las calles y noches de Madrid

también porque yo mismo
con mi tiempo, el de ahora,
–tenga o no la razón– 
converso hasta el desnudo

o porque me sorprendo
andando cuando escribo
con el otro que fui, el que me acecha,
el que inquiere con saña, el que me incita
a justificaciones

una vez los anduve
con el hombre futuro
carente de extrañezas,
ese ágrafo callado que a voces me reclama

el que aún 
no quiero ser.

(Para Alfredo J. Ramos)

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Pandemonio

La imagen puede contener: interior
Pieter Huys: El infierno, 1570. Museo del Prado, Madrid.
Aprovechando la confusión creada por las espitas de ácidos mórbidos —esa secuela íncuba del cambio climático—, demonios, dimonis, belcebúes y satanases, en estrecha y caótica mixtura con entes malignos de toda laya y perversión, comenzaron a aflorar por partes miles hasta convertir el ecosistema en un pandemonio de libro. Del Libro. La situación se volvió en verdad desesperada —y ya se sabe lo que reza el letrero a la puerta del Averno— cuando la caterva inmunda comenzó a brotar del interior de las propios criaturas humanas que, acaso por mera mimesis, tal vez por simple desidia beocia, se habían ido metamorfoseando, en sus adentros, en lo peor de sí mismas, y ahora no cesaban de proferirse en vómitos y ruindades. La circunstancia era en verdad oscura. Las peores profecías y jeremiadas, de las que tan a menudo habíamos hecho burla, parecían a punto no ya de cumplirse sino de instaurar el error como única y terrible realidad.
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