Benjamín Palencia: La luz encendida, 1948. |
Volví de nuevo a la carbonera y aún no se habían ido. Ya no me daban miedo, pero empezaba a ser difícil explicar su presencia permanente, de un día para otro, de sueño en sueño, como si para ellos mis días fueran sólo una pausa en sus vidas de humo.
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