(Visiones en voz alta). Sin ser un estricto «amanecista», sí me considero un rendido «amaneciente»: la reiteración intempestiva de algunos tópicos archisobados de Amanece que no es poco, la famosa película "friki avant la lettre" de José Luis Cuerda, me resulta profundamente desagradable, pero la película en sí, en su propia esencia ontológica de disparate lúcido movido por su específica lógica interior (tan transparente), me sigue proporcionando horas gratas, también ya melancólicas, no sólo por el imparable paso del tiempo, sino porque el tipo de cine al que la película pertenece (lo real sin complejos) empieza a ser ya una reminiscencia. Así que estoy contento y moderadamente expectante ante el anuncio de este Tiempo después, que al parecer prolonga aquel mundo y que llegará a las pantallas el próximo 28 de Inocentes. Y que tiene toda la pinta de correr el riesgo de no poder repetir lo irrepetible, aunque esa batalla pueda ser su nuevo galimatías salvador. Veo por el tráiler que Cuerda, tan observador y vibrátil —por algo vive y cultiva vides en los aledaños de la Sacrata Rivoira— se ha dado cuenta del poderoso atractivo plástico del edifico de Torres Blancas, el rascacielos circular de Sáenz de Oiza que marca uno de los límites de mi barrio madrileño (La Prospe), y al parecer lo ha convertido en el escenario de este filme. Como más de una vez he fantaseado, incluso por escrito, con la posibilidad de que este edifico sea en realidad una especie de nave espacial lista para salir al espacio en caso de catástrofe terrestre, no me resulta en absoluto extraña la elección del director manchego. Ojalá que el resultado esté a la altura de las expectativas.