miércoles, 24 de enero de 2018

martes, 23 de enero de 2018

Parra llega a la meta

Nicanor Parra: «Ahí se quedan: inventen, vivan». Foto tomada de aquí.
Salta en mi celular, al que algunos llaman móvil, la cortinilla con el aviso de que «ha muerto el poeta Nicanor Parra a los 103 años». Imagino la sorpresa que les agarrará a muchos, no por la muerte en sí, que es cosa de todos los días, sino por caer en la cuenta de la edad. Debe de ser casi un récord de longevidad entre los escritores de nuestra lengua, aunque el maestro Juan Filloy (en lo que ahora recuerdo) superó los 105. Y los nonagenarios son, si no legión (que es cifra diabólica), sí unos cuantos. Morirse a esa edad más que morir debería llamarse transitar, alcanzar la cima, traspasar la meta. Aunque la vida es tan corta que todo sabe a poco. 

Cuando, como es el caso, uno emprende el viaje dejando tras de sí (o acaso por delante) tanta vida, no parece peregrino pensar que de algún modo lo que comienza es otra forma de existencia, liberada por fin de las dulces inclemencias del cuerpo, en alguna imaginaria dimensión de la realidad cuyos habitantes transparentes están ahora mismo alertados por lo que se les viene encima: nada menos que un creador de artefactos inmortales, un bromista impenitente, uno de los más grandes prestidigitadores que haya conocida la madre lengua. Cuando se le concedió el Cervantes, aquí dejamos un homenaje de el reconocimiento. Sit terra levis, maestro Parra. Y que no acabe el juego. Ateo Parra, poeta.

(De mi muro de Facebook)

Si vivo, vivís

¡A
Banksy.on.the.thekla.arp.jpg
Grafiti de Bansky en Bristol. Foto de A. Pingstone

¡A REMAR, RAMERA!
¡RAMERA, A REMAR!

(Si vivo, vivís ·· O viva vivo)


(AJR, 3:12; 3:12; 3:11; 3:9 - Palíndromos ilustrados LXXVIII-LXXXI)


Astrolenguas: Escorpio

Damon Hellandbrand: Scorpio.
Con tu Escorpio sueño.
...

lunes, 22 de enero de 2018

Nos dejaron en 2017



(Visiones en voz alta, ⚱️34). Durante algún tiempo aún no muy lejano, hasta 2010, estas semanas primeras del año me pillaban cerrando, a marchas forzadas, las entregas de los originales para el suplemento bianual del Espasa, uno de cuyos apartados importantes, y en el que más laboraba personalmente, era la sección de biografías y necrologías, que solía reunir alrededor de 350 personajes destacados del año, incluidos todos los ilustres fallecidos. Esa tarea, en tiempos anteriores a la explosión de Internet y la Wikipedia, me tenía todo el año pendiente de las necrológicas de los periódicos, tijera en mano, para ir acumulando las pistas necesarias y poder confeccionar más fácilmente el listado (lemario) de las entradas que habría que realizar. Era algo que, como bien saben quienes andaban cerca, se convertía en un verdadera obsesión y daba lugar a un notable trajín de papeles y carpetas.
Aunque mucho más estresante era el estado de alerta continua para que no hubiera ningún despiste ni se escapara ningún personaje relevante o, simplemente, pertinente con el histórico de la Enciclopedia Universal Ilustrada (el «Espasa», por antonomasia), que durante mucho tiempo fue sinónimo y garantía, si no de inmortalidad —como a menudo bromeábamos y hasta fantaseábamos con vender boletos al mejor postor—, sí de cierto criterio aceptado de importancia y reconocimiento.
El caso es que, al encontrarme hoy con este amplio y completo homenaje a los fallecidos de 2017, junto al respiro por comprobar de la que me he librado (en varios sentidos), he sentido cierta nostalgia, y sobre todo agradecimiento, porque alguien se siga ocupando de estas aún necesarias recopilaciones y las ponga a nuestra disposición.
Por lo demás, hay (y ay) que ver cuánta gente y qué importante se ha ido en 2017. Que la tierra les sea leve. Y que, como suele decirse por mi tierra, nos esperen durante muchos años en el más allá.

El género

Chaïm Soutine: El joven carnicero, 1919.
«Y me llegó la olor de estar pudriéndose la persona» —me dijo con un gesto que buscaba descaradamente mi comprensión.
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domingo, 21 de enero de 2018

Reconocerse es reconocer










A veces experimentaba un súbito rejuvenecimiento. Pero no era fácil continuar en el punto recobrado. Aunque sabía que Aquel-que-había-sido, ajeno en muchas cosas a El-que-podría-ser ahora, seguía adelante por su cuenta. Y algún día volvería a verlo.