Castillo de Arenas y Tal. |
Si las declaraciones de Dolores de Cospedal ante el juez Ruz, como bien demuestran Ignacio Escolar y el común discernimiento, contienen al menos una contradicción, y gorda (la fecha en la que Bárcenas dejó el partido), leyendo las desmemoriadas respuestas de Javier Arenas se tiene la impresión de que en cualquier instante el interpelado se va a descolgar con aquello de «bicicleta, cuchara, manzana...». Y es que, de no existir (Dios no lo quiera) en la mente del señor Arenas un principio al menos de la enfermedad del doctor del que solemos olvidar el nombre, es difícil comprender la cantinela que suena a lo largo de una declaración que contiene frases como las que cortipego a continuación. Y ojo, en especial, a la última, la peripecia del reloj, que puede traer cola. Me parece que el señor Arenas va a tener que explicar en casa lo que tan malamente recuerda en sede judicial... ¡Ánimo, campeón!
«El año 91 creo que José María Aznar me nombró, me propuso vicesecretario general del partido. Creo que sí».
«En el despacho del secretario general cuando yo llegué había una caja fuerte. Esa caja fuerte estaba vacía, nunca se usó y me fuí con la caja vacía. Ahora, si usted me dice que había cajas fuertes en otros despachos, desconocimiento absoluto».
«No recuerdo jamás haber firmado un talón y tampoco el asunto de las donaciones».
«No sé nada de lo que me está preguntando».
«Señoría, desconocimiento absoluto».
«Señoría, le quiero dejar claro que he visto un apunte que pone un reloj (700 euros) y que yo no recuerdo el reloj en esa cena, porque recuerdo la bandeja de plata. Eso es lo que estoy diciendo. Y en este momento no recuerdo si tengo algún reloj de esa marca, pero creo que no. Lamentablemente a mí mi mujer me ha regalado algún reloj, que lo conservo en buena estima, empezando por cuando me pidieron que me casara con ella».