En el sorprendente aunque no injusto veredicto de los premios Goya, que con 9 premios han valorado muy por encima de sus rivales la película de Agustí Villaronga
Pa negre, el gran relegado a la hora de los recuerdos y agradecimientos fue el autor de la novela homónima, el escritor catalán Emili Teixidor. Si no escuché mal, su nombre solo fue citado por el director del filme al recoger el premio al mejor guión adaptado. Villaronga agradeció además la libertad con que el autor le permitió trabajar sobre su obra. Eché en falta, en cambio, que la representante de la productora, tras recibir el Goya a la mejor película, no hiciera mención alguna del que, en justa lógica, está en el origen de todo el proceso culminado con tanto éxito. Tampoco se acordó de él ninguno de los actores que coparon todos los premios de interpretación (excepto el inexpugnable de Bardem), aunque es justo reconocer que dos de ellos, los protagonistas infantiles, dificílmente podrían hacerlo.
La verdad es que, salvo excepciones, lo ocurrido con Teixidor es lo que suele pasar con los autores vivos de obras literarias adaptadas al cine, sobre todo cuando el punto de partida no es un escritor mediático o un afamado bestsellero. Y si se piensa bien, tiene cierta lógica que así ocurra, porque a menudo lo que los guionistas hacen con los materiales de los que parten discurre, para bien o para mal, por caminos tan diferentes a los del texto de partida que lo más sensato es considerar a una y otra, novela y película, como obras diferentes y juzgarlas por separado, cada una en su terreno, sin cruce de responsabilidades ni atribuciones recíprocas de méritos o defectos. Pese a todo, no deja de resultar cuando menos paradójica la distribución tan desigual de los reconocimientos.
Emili Teixidor (Roda de Ter, 1934), aunque bien conocido como novelista en el ámbito catalán, en el panorama de la edición en español tiene más peso como autor de obras infantiles o juveniles, gracias sobre todo a las aventuras de la hormiga Miga (
formiga Piga), divertida heroína de muchos lectores infantiles y personaje familiar para cuantos están atentos al creciente desarrollo de la LIJ (literatura infantil y juvenil) entre nosotros. Uno de los libros con sus aventuras fue merecedor del Premio Nacional de dicha categoría en 1997. Y en alguna ocasión Teixidor ha sido el candidato español al premio Andersen, el más prestigioso del mundo en este campo, algo asi como el Nobel de la especialidad. Mucho otros de sus títulos, como
Las alas de la noche, El pájaro de fuego o
Corazón de roble, todos ellos con su versión original en catalán, figuran entre los éxitos de las más conocidas colecciones de LIJ.
El guion de
Pa negre, si bien toma sus partes sustanciales de la novela homónima, completa su singular retrato de la posguerra en la Cataluña interior con escenas y evocaciones espigadas en otras obras de Teixidor, sobre todo en
Retrat d'un assassí d'ocells (
Retrato de un asesino de pájaros). De allí proceden, además de algunos de los episodios de la película, buena p
arte de la atmósfera general en que transcurre la historia. Y en particular el espeso, casi irrespirable, clima posbélico de mentiras, cobardías, hipocresías, pasiones, ambiciones y sentimientos de culpa en que se desarrolla. Un ambiente de degradación moral que, si en la obra de Teixidor ya está descrito con un lenguaje poderoso, en la película de Villaronga acentúa sus efectos opresivos merced al poderío visual de las imágenes, bien ejemplificado por el arranque de la película: es tan impactante que parece difícil que el resto del metraje pueda mantenerse a la misma altura. Pero lo logra.
Una faceta menos conocida de Teixidor, que también ha ejercido como maestro, pedagogo o periodista cultural (especialmente en la radio), es la de editor. Fue durante casi veinte años (desde 1975) director de Ultramar, sello donde se publicaron en castellano importantes títulos de ciencia ficción, como la saga de
Dune. Durante un par de años, entre 1987 y 1989, ejerció nominalmente como director literario de Salvat Libros, el efímero sello de Salvat dirigido por Raúl Rispa, del que yo mismo fui editor. Allí pude compartir con Emili, además de nuestro común desengaño ante un proyecto poco consistente, algunas fructíferas discusiones sobre el mundo de la edición y sus tortuosos caminos. Años antes también habíamos participado juntos en la aventura, mucho más gratificante, de los Temas Clave, colección de la que él fue asesor pedagógico, en consonancia con su experiencia como maestro y pedagogo defensor de una escuela abierta.
Los Goya probablemente prolonguen la vida en la pantalla de
Pa negre. Yo mismo tengo intención de verla de nuevo, ahora si es posible en su versión original catalana. Ojalá que también sean un revulsivo para que la obra de Teixidor, y en particular
Pan negro, la versión castellana de la novela realizada por el propio autor y publicada por Seix Barral, conquiste nuevos lectores. Sus primeras líneas son toda una invitación:
«Cuando hacía buen tiempo, desde la Pascua Florida hasta principios de otoño, con el cambio de color del bosque, vivíamos en las ramas de los árboles.»
Fotografía de Emili Teixidor de EFE, tomada de aquí.