miércoles, 13 de abril de 2022

EL PASE

El vuelo de las grúas sobre el Estadio Santiago Bernabéu,
desde la calle del Padre Damián.
Foto: SPM, 11/04/22; 20:35.
Todo el mundo vio, frente al televisor o en el propio estadio, que el momento decisivo del combate fue el prodigioso pase que el gladiador Luka Modrić consiguió inventarse justo en el momento en que empezaba la cuesta arriba. Su aparente sencillez —el arte perfecto goza de esa prerrogativa— no podía esconder sin embargo el complejo cálculo de fuerzas, tendencias y posibilidades a las que venía a dar solución aquel toque sutil: una salida airosa para el problema que la teoría de grúas estaba planteando en aquel mismo instante sobre el Bernabéu. Qué sabe nadie de qué lugar surge la inspiración y desde dónde sopla el viento de la gracia.
(LUN, 777~ Fotos que dan pie)

martes, 12 de abril de 2022

Hitchcock: los autocameos


(En voz alta). Un gozo llamado Hitchcock: eso es lo que nos proporciona esta recopilación de los autocameos del gran director en sus películas. Están engarzados en un “corto” de poco más de five minutes, muy oportunamente compartido por nuestro cinéfilo de cabecera y si embargo amigo, el gran Chuba Duruba, en su retorno a la pequeña pantalla (del móvil). Ahí están casi todas las pelis del genial director, no todas obras maestras (sería imposible), pero sí todas con algunos (o muchos) detalles que las hacen inconfundibles. Se suele afirmar que el cine de Hitchcock fue durante muchos años tachado de excesivamente comercial y carente de ambición artística. El famoso libro de las conversaciones con Truffaut, en 1962, puso bien a las claras la miopía de ese juicio e inició el imparable ascenso de don Alfred a las cimas del reconocimiento artístico, un lugar del que ya no ha vuelto a descender y en cuyo vértice algunos (con Vértigo o De entre los muertos a la cabeza) lo sitúan como gran maestro del “cine que sabe que es cine”, por así decir, del mismo modo que la Alta Magia no se ignora a sí misma. Es un placer demorarse en los muchos detalles que contienen estas imágenes y más placentero aún sería pararse a conversar sobre ellos y ellas. Y no digamos ya revisar, una a una (o casi), las grandes obras de una filmografía que forma parte de la misma médula del arte séptimo, ese que ya desde hace casi un lustro o más viene presentado síntomas de haber entrado en otra etapa de su aún joven evolución como disciplina artística tal vez insuperable porque es capaz de reunirlas todas. Y dentro de la cual hay sobrados motivos para lanzar un verdadero grito de euforia: Hi, hi, hit, Hitchcock!

LA HORA AZUL

Raoul Dufy: El estudio del artista, 1935. The Phillips Collection, Washington.

Nunca vísperas es tarde si nada de mucho la dicha de días es buena.

(LUN, 778 ~ Nuevas intropías)

lunes, 11 de abril de 2022

Bruno Munari en la March

(En voz alta). Hasta el 22 de mayo permanecerá abierta en la Fundación March, en su sede de Madrid (Castelló, 73), la gran exposición dedicada a Bruno Munari, polifacético artista a cuya obras de diseño e invención de formas de comunicar tanto deben la edición, la prensa, la publicidad y otras disciplinas con las que nos hemos ido cruzando, de un modo u otro, a lo largo de estos años. Por eso, la exposición viene a ser como un lugar de reencuentro en el que nos salen al paso ideas y concreciones que hemos visto aquí y allá, a menudo sin ser conscientes de que formaban parte de un discurso en permanente remodelación y orientado por un interés indesmayable de entender el mundo y expresarlo cada vez mejor. Una visita muy recomendable.

LA TRAMA INEXTRICABLE

Francisco de Goya: Hilan delgado, grabado núm. 47
de «Los Caprichos», 1799.

Ya sean alcahuetas, remendadoras burgalesas de virgos, moiras o meras hilanderas, no me vaya a decir vuacé que en estas figuraciones no se le representa a vuacé mismo, sin ir más lejos, no ya alguien conocido, que también, sino sobre todo el ejemplo concreto de esas maneras de ser que tantas veces ha visto aquí y allá, y cuyo objeto más perentorio, a falta de otros que se nos escapen, consiste en seguir tejiendo la trama inextricable de los días garduños, el efecto imparable de la degradación, la sutileza más honda de las edades que nos van consumiendo y nos ven consumidos y, sobre todo, el fuel (sic) retrato de las almas que nos han hilado en su rueca y su copo y su tresbolillo, sin olvidar la escoba —no hay que olvidar las escóbulas— que, concluido el sueño, y antes de que se transforme en pesadilla, servirá para emprender el vuelo hacia otros ámbitos de contemplación, quién sabe, tal vez la duermevela de un bufón de la Corte que no atina a quitarse los zapatos. Con todo y con eso, no se vayan de acá sin antes ponerles un nombre a cada una que las individualice. Los míos son: Chichona, Leporina y Billisqueira. Ah, y al manojo de infantes que cuelgan por detrás, mejor no mirarlo mucho, no vaya a ser que se ponga en marcha una imparable rueda de reconocimientos.
(LUN, 779 ~ Al pie de Goya)

domingo, 10 de abril de 2022

LOS RAMOS DEL DOMINGO

Antonio Medina Serrano: Domingo de Ramos, 1940.
Galería Durán.

"ES RAMOS AL ASOMARSE"

«Que pasen los niños», le oyó decir desde el fondo del calendario cuando se disponía a volver sobre sus pasos y, de hecho, ya sacaba media cabeza fuera. Era la señal inequívoca de que había llegado el domingo que inaugura el tramo más luminoso del año. Y, como siempre, desde hacía ya un tiempo de talla LX, se aprestó a recibirlo con batir de palmas y cantos gozosos. «Ini, mira: es Ramos al asomarse a Rímini», añadió alguien. Lo que no sabemos es si Ini miró.
(LUN, 780 ~ Micródromos. Para Sylvia Tichauer, maestra ludoverbal, por tantos regalos).

sábado, 9 de abril de 2022

EL CUENTO DE...

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR NI MUCHO TIEMPO DESPUÉS

Anónimo francés del XVI: Calle del viejo París, s.a.,
Musée Marmottan, París.

Viene a cuento, y no sólo por asuntos de actualidad, darle la oportunidad de comparecer, en estas últimas novelas pegadas a la fauna de “le grand père” Perec, a ‘El montador de la calefacción central que regulaba la combustión del gasóleo’, sobre todo si se tiene en cuenta que era vecino y hasta un poco amigo, pese a la engañosas apariencias, de ‘El rico aficionado que legó a la biblioteca su catálogo musical’. Qué envidia. En cambio, ‘El niño que clasificaba su colección de secantes’ nunca llegó a trabar contacto (¿trabar contacto?) con ‘El cocinero actor contratado por una riquísima americana’ y mucho menos con ‘La antigua jugadora de garito convertida en una mujer tímida’, si bien es posible que esta última o alguna amiga suya comparecieran —ahora que lo pienso— en aquella novela de José Antonio Gabriel y Galán tan olvidada como inolvidable: una radiografía muy valiente y hasta un poco insoportable del trágico ludópata que, aún muy joven pero ya atrevido, se había dado cuenta de que Descartes mentía.
(LUN, 781~ Perec al paso, 66-70)