(En voz alta). En una crónica radiada de la tragedia, el locutor, al describir lo que veía, hizo mención de una máquina de coser y un paraguas, tal vez el “encuentro fortuito” ducassiano más famoso de la literatura contemporánea (o ‘permanente’, se podría decir, a la vista de lo que el tiempo hace con nosotros). Y quien lo oyó escribía en su diario: «Extraña, incluso incómoda, y hasta pesarosa, fue la sensación que me invadió esa otra tarde cuando oí en una crónica (ir)radiada desde la Zona Cero de la catástrofe que en un rincón podían verse juntos una máquina de coser y un paraguas». Y luego siguen las reflexiones a que da lugar esa “experiencia”. La extraña sospecha de que hay confabulaciones entre las palabras y las cosas que están más allá de lo que somos capaces, no ya de entender, incluso de sentir… Y la constatación (he aquí el enlace) de que Internet quizás aún no lo sepa todo pero estamos en ello. Cosa de todos. ¿Casa común? Pasen y sean.
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