La Palestra
GIROS, RETORNOS, FUEGOS
15 artistas jóvenes creando alrededor de la palindromía y la mecánica cuántica
El largo título de la muestra es, como muchos sabrán, traducción del que tal vez sea el palíndromo en latín más conocido: «In girum imus nocte et consumimur igni». Sin duda una de las frases reversibles de sentido más potente en cualquier lengua. Ha sido citada, utilizada y hasta desmenuzada infinitas veces en todo tipo de contextos. Incluso se le atribuye a veces —en lo que se me alcanza, sin ningún fundamento— un origen virgiliano.
En este caso, su uso, como explica el texto de presentación, quiere servir como síntoma, quizás también salto y señal, de «un movimiento constante, sin un final preciso». Y aparece estrechamente ligado, también, al subrayado del verbo RECONOCER —otro que baila igual en ambas direcciones— como el idóneo para señalar, en su definición físico-neurológica, «el conjunto de agrupaciones moleculares que, al interaccionar específicamente, dan origen a funciones biológicas determinadas».
Muy sorprendido por el hecho de que varios jóvenes artistas plásticos, algunos de ellos estudiantes de Bellas Artes en sus últimos años, estén preocupados por y ocupados en lo mismos motivos, argumentos y procedimientos con los que llevo algunos años trabajando, la sorpresa se hizo aún mayor cuando en el piso superior de la sala descubrí que se había dispuesto una especie de laboratorio o taller expresamente destinado a explorar diferentes caminos nacidos de la intersección de la mirada artística con los principios, hipótesis y experimentos de la mecánica cuántica, en un ejemplo gozoso y revelador de que una perspectiva hasta hace poco muy minoritaria en las diferentes disciplinas creativas está empezando a ocupar un espacio cada vez más extendido y visible.
Y es que, como suelo decir a las primeras de cambio, o a poco que la ocasión lo propicie, el diálogo más fructífero de esta compleja época que vivimos es el que debería producirse —en parte, ya se produce— entre las ciencias que están en la vanguardia de la investigación, desde la cosmología y la física hasta la bioquímica y la neurología, y las artes plástico-poéticas, capaces estas de proporcionar los modelos más comprensibles de algunas intuiciones de difícil divulgación y, de forma especial, de avanzar en la exploración del lenguaje capaz de expresarlas.
Entre las obras mostradas, firmadas por quince artistas, me parecieron muy sugerentes las ‘creaciones textilares’ de sabor popular, pero también ducassisno, colgadas bajo el título «Que hacís julitas» (sic), de Tasio Ranz. O el laborioso trabajo de Lara Salous, «Alrededor de nuestras manos», que con su acento y mirada hacia el peso de tradiciones, o los gestos a través de los cuales «se tejió este mundo», es también una reflexión, por otros medios y desde otras perspectivas, sobre la actual sociedad digital.
En el recorrido por el conjunto de obras y propuesta, con títulos como «Un jardín donde abundan los astros», «Formas de coger al pajarito» —quizás con un eco del mirlo de Stevens— o «Las cien noches», es posible, con un poco de imaginación y tirando de algunas sintonías, seguir un camino de coherencias y divergencias, cruces y bifurcaciones. Y, a través de pasos que van y vuelven sobre sí mismos, se va tejiendo, como señala el texto de las comisarias, «una red que pone en vibración piezas de diferentes naturalezas».
Como interacción final con los visitantes y a imitación de la conocida propuesta de Raymond Queneau, se ofrece la posibilidad de organizar el azar un folleto de la exposición eligiendo entre 100 portadas posibles, diez dibujos distintos impresos en diez colores, y ocho folios más con textos y dibujos y cada uno maquetado de diez formas diferentes; de modo tal que se logra “emitir” una jugada de 100 x 10 elevado a 8, lo que desemboca en diez mil millones de posibilidades al alcance de la mano.
Me organicé y grapé uno de esos folletos y de él copio, no por azar, una de las frases compuestas por algunos cruces de caminos y senderos de ida y vuelta: «Cualquiera sueña… con todo lo que hay… y aterriza con el aplomo… de ser tan solo un misterio». Y seguimos girando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario