Como don de la Navidad y colgada de la percha del sencillo palíndromo del título, dejo proyectándose en la pequeña sala de cine de la Posada (aunque es probable que deban verlo en YouTube) el bien conocido Cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster, filmado por Wayne Wang, y al que la voz de Tom Waits, insistiendo casi con desgarro en que «somos inocentes cuando soñamos», le da un subrayado que hace que la historia sea estremecedora. Es la secuencia final de Smoke, esa película sobre el arte (y la paciencia) de mirar, muy recomendable para estos días y que ha merecido en la red análisis tan bien informados como éste (en él puede verse, doblada, la escena del minucioso relato que el fotógrafo Auggie Wren —inolvidable Harvey Keitel— le hace al escritor Paul Benjamin —un muy creíble William Hurt—, quien utilizará la historia para cumplir su compromiso de colaboración navideña con un periódico). Preparando la entrada, descubro también que la editorial Seix Barral ha reeditado (anteriormente apareció en Lumen) el cuento en un volumen con coloristas dibujos de la ilustradora argentina Isol. Si aún tienen pendiente algún regalo, tal vez sin querer hayan encontrado aquí una buena idea. Una (otra) dádiva. Feliz Navidad.
[AJR, 2:13; Palíndromos ilustrados, XXXIV]
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