jueves, 31 de marzo de 2022

En torno a Eärendel

Al hilo de las novedades astrofísicas y/o cosmológicas, y en concreto en relación con el descubriiento de la estrella Eärendel, la más lejana hasta ahora consignada, conviene tener en cuenta que a menudo la realidad ha sido previamente imaginada, o al menos sugerida. Claro que a favor de esa posibilidad está esa cualidad de la poesía que es la ambigüedad, tal vez también alguna variante del principio de incertidumbre o indeterminación que tanto peso tiene en nuestros tratos con la posible comprensión de la realidad. Las pesquisas que el siempre atento César Rodríguez de Sepúlveda aquí nos ofrece, junto con su excepcional (aunque sea marca de la casa) traducción del poema de Tolkien, hacen posible entender mejor el alcance y la repercusión simbólica y, por así decir, cultural del reciente descubrimiento. Bien pudiera tomarse como un ejemplo de ese necesario diálogo ciencia-poesía en el que algunos ciframos nuestras mayores expectativas de comprensión de un universo que se nos escapa por las estrechas e inconsistentes costuras de un modelo lógico-científico cada vez más insuficiente. César ha escrito asimismo un poema que, desde cierta perspectiva (neo)romántica de nuestra aventura espacio-temporal, también puede servirnos para explorar con buen pie el verdadero alcance de algunas intuiciones. Búsquenlo en su muro. Merece la pena.

Regreso a "Los Intocables"

(Al filo de los días). Pocas teleseries, entre las clásicas, tan poderosas y memorables como Los Intocables.. Puede que fuera la primera aproximación al cine de gangsters (o gánsteres) de la que pudimos ser algo conscientes y, en consecuencia, el verdadero germen de nuestro interés por un género cinematográfico en el que se han producido algunas de las joyas indiscutibles del séptimo arte, con la trilogía de El Padrino, que acaba de cumplir 50 años, a la cabeza. Un gran momento de la última ceremonia de los Oscars, bofetadas aparte, fue la aparición y presencia en el escenario de Coppola, De Niro y Pacino, mientras sonaba el tema musical de la obra, una de las bandas sonoras más pavlovianas y sugerentes que se hayan compuesto nunca. Un dato curioso de la versión española de Los Intocables es que su narrador, al parecer, era nada menos que Álvaro Mutis. Al menos eso es lo que comentó en este mismo muro Mariano Antolín Rato. Parece que así es. Presten atención.



ANTÍFONA ARAMEA

Peter Paul Rubens: El sacrificio de la Antigua Alianza, 1626.
Museum of Fine Arts, Boston (EE UU).

Al ascender al ara, Aaron asociaba asambleas adánicas al asombro asumido. ¿Aspiraba alumbrar alguna algarabía antilevítica? ¿Advirtió acaso antiguas anomalías al acercarse al Arca? Al avanzar aspiró ansiosamente. Absorbía aromas ardorosas asociadas a amargas angosturas. Allí apareció aún algún ademán altivo. Atronaba al aire angustiado. Acogía abluciones apóstatas. Abatía augures arúspices. Acercaba al abrevadero animales ancestrales. Arañaba ausencias. Anhelaba armonías ante Ararat. Ausentábase. Al alejarse alcanzaba augustas alturas. Así arrebatado, añadió alianza al Arca. «Aaron amado, accederemos al amanecer», añadieron algunos adalides aniñados alertando al ángel ausente… Aún acordamos aspiraciones. Aún arden ascuas.

(LUN, 790 ~ Cuentos literales)

miércoles, 30 de marzo de 2022

Os dedos

(Al filo de los días). Como un secreto casi perdido en la memoria, tal vez como uno de aquellos tesoros que de niños inventábamos con tan sólo poner un poco de papel de plata debajo de un trozo de cristal para cubrirlo luego con tierra, así resuena en algún rincón muy íntimo la canción con la que alguna vez mi madre me enseñó a nombrar los dedos de la mano en gallego, una de esas retahílas básicas que tienen todas las lenguas, que nunca se olvidan y que, si bien se mira, son a modo de brújulas mágicas que nos permiten navegar por muy diversos mares.

Este é o dedo meniño,
este é o seu padriño,
este é o pai de todos,
este é o furabolos
e este, o matapiollos.
Toda una lección, por otro lado, de usos y costumbres, a partir de la cual aún podemos acercarnos a aspectos muy curiosos de nuestra historia.

ALGUNAS VICISITUDES Y TRAVESÍAS ...

ALGUNAS VICISITUDES Y TRAVESÍAS

DE GENTES CON PODER Y GRADUACIÓN

Y OTRAS DE GENTES DEL COMÚN QUE TAMBIÉN CUENTAN

Caspar David Friedrich: En el velero, 1819.
Museo del Hermitage, San Petersburgo.


La humana condición, a lo largo de su dinamitada historia, acumula tal variedad de peculiaridades, excepciones y rasguños que omnipotente y hasta milagrosa podría considerar la mente capaz de hacerse cargo, no ya de su totalidad, sino tan sólo de la punta emergente de ese monte de laderas submarinas sobre el que algunas tribus, no especialmente belicosas, situaban el espacio preciso para el encaje del ara sacrificial; y otras, amansadas en la arena del desierto, la peana de andas portadoras del arca de la alianza. No sabemos si Perec, tan dado a dejarse tentar por hipótesis sin coartada —también a sacarse de continuo conejos de su barroca chistera— estaría pensando en algo semejante cuando, sin ningún género de dudas y sin dudas de género, situó, uno tras otro, a ‘El sultán Selim III que alcanzó ochocientos ochenta y ocho metros’, seguido por ‘El sargento jefe que murió de una absorción masiva de goma’ y, como tercero en discordia y franca contradicción, ‘El segundo de abordo del “Fox“ que descubrió el último mensaje de Fitz-James‘. De todos estos tuvo noticia ‘El joven estudiante que se pasó seis meses en su cuarto’ y es probable que también estuviera advertida de ello ‘La esposa del productor que marchaba para una nueva vuelta al mundo’, sin que quepa descartar que ese conocimiento contribuyera a despertar en la dama un ya maduro apetito circunnavegador y sus tal vez tímidos pero muy consistentes deseos de aventura.
(LUN, 791 ~ Perec al paso, 61-65)

martes, 29 de marzo de 2022

KAFKIANA


Al despertar del día de marras y de su cita con la hacienda pública, a K. lo asaltó, sin saber de dónde, una imprecación que, vertida en román paladino, bien podría enunciarse así: «Mecagüen to’ lo que se menea». Explicar el trasfondo de aquella ocurrencia sobrevenida le llevaría a demorarse, y además muy minuciosamente, en la escritura del Proceso hasta tratar de entender las interioridades del Castillo, con sus múltiples subterráneos, pasadizos y mazmorras. Sin olvidar, claro está, el foso infestado de caimanes, hienas locas, reptiles chupópteros y toda una legión de fadas corrupias. «Lo indudable, cagüendies —se dijo el asistente de K, imitando sin casi advertirlo a su convecino Nostra—, es que hay un buen tajo por delante».
(LUN, 792)

Ilustraciones de Luis Scafati
para una edición de El castillo, de Franz Kafka,
publicada por Sexto Piso en 2015.

lunes, 28 de marzo de 2022

Adiós a Mario Muchnik

Mario Muchnik durante la presentaciòn de sus memorias.
Foto: Casa América.

(En voz alta). Ante el fallecimiento de Mario Muchnik no faltará quien hable de la desaparición de uno de los últimos grandes editores a la antigua usanza, gente de cultura extensa y de tan probada como pertinaz vocación lectora. Fue el suyo un empeño mantenido con aplomo y decisión allí por donde pasó (transitando en parte, y sobre todo en términos pecuniarios, ‘de fracaso en fracaso’) y su sabiduría editorial, quintaesenciada en sus postreros libros de memorias, nos ha dejado lecciones impagables, más allá de ese ya feliz tópico que consiste en saber que en las industrias de la letra empresa y territorios afines “lo peor no son los autores”.

Durante sus años en Anaya, donde siempre fue una especie de mirlo blanco, incomprendido y hasta “chanceado”, aún llevó a cabo alguno de sus muy valorados ‘descubrimientos’, botines nobles que sumar a sus tratos con Cortázar, Canetti, Bruce Chatwin… Así, por ejemplo, fue él quien le dio la primera gran oportunidad seria a Javier Reverte para despegar desde la palestra del periodismo de campaña a la narrativa pura y dura. Su trayectoria, en los puntos que de verdad importan, ha sido todo un ejemplo de osadía e inteligencia. Y su intento de aunar ciencias y humanidades, potenciado por su formación como físico, sin duda marcó una vía por la que otros transitaron, y aún sigue teniendo plena validez. Descanse en paz y que le sea leve el tránsito al país de todos los libros.