miércoles, 10 de noviembre de 2021

DESDE EL ACANTILADO (XII)

EL DESTINO DE LA LITERATURA
VISTO DESDE EL ACANTILADO
(XII, 165-184)

A Garita de Herbeira, en los acantilados de Vixía de Herbeira,
en la costa gallega.

La revolución del arte moderno, mística abajo, acaba encallando en tierra inhumana, una experiencia que Sònia de Masoliver, en su correspondencia y escritos en la órbita de Hermann Hesse, supo identificar con lo que está mal en el mundo. En cambio, en la naturaleza muerta con brida, ensayos y apócrifos, y en la correspondencia descubrimos a Dante, poeta del mundo terrenal. Las cartas a Lou sobre el nacimiento de Eva y su riguroso informe sobre el trecho que va de las checas de Barcelona a la Alemania nazi (veinte años de una vida) son, a su modo y en cada tramo, el mejor complemento de una sucesiva e importante década de poesía (1997-2007) dedicada a desentrañar el conflicto entre las abejas y las arañas o, lo que es lo mismo, la Querella de los Antiguos y los Modernos. Y es que Áyax, en el universo de los griegos, con su actualidad y distancias, termina estando muy presente en el informe de Alemania en 1943, en las últimas cartas desde la cárcel de Tegel y otras cartas (1911-1939) que elucidan, en lo tocante a la creación de lo sagrado, la huella de la biología en las religiones antiguas. (Continuará)
(LUN, 931 ~ Desde el Acantilado)

lunes, 8 de noviembre de 2021

Noviembre


Nada hay debajo de esta sombra
nueve serán los días que se sumen
náufragos empujados por olas misteriosas
nunca antes vistas ni en estos mares
nómadas fieras corrientes de devastación
nubes que pasan sin tocar los cuerpos.
Nada hay debajo de estas migraciones
no sé sostienen por sí solas i-
nermes al descalzarse por la arena deja-
n un rastro que conduce al mismo ce-
ntro de la desolación sin nada a cambio.
Noviembre es la medusa que no mide
ni una sola de sus imprecaciones
niega incluso Nadir que sea ella
nimia se excusa sin decir palabra.
Nada hay debajo de esta urdimbre
negra como la escala que desciende al pozo
neutral medida del nombrado nadie.

EL VIAJE

Carmen Laffón: La sal. Salinas de Bonanza, Sanlúcar de Barrameda. Relieve, 2017-2020.

La viajera descendió de su máquina justo cuando, en medio de la blancura circundante, se divisaban dos motas de un color indefinido pero que enseguida le pusieron en la cabeza ya apenas perceptible el rastro del paisaje en que tantas veces se había disuelto, aunque ahora comprendía que todas ellas, esas previas ocasiones, no habían sido más que un ensayo para la auténtica, definitiva, insoslayable transformación. «La sed de sal aviva la sed de sal», cruzó por su cabeza como una ráfaga venida de un mundo desconocido y, lentamente, como si fuera un sueño dentro de un sueño, comenzó a escucharse la música de la consumación. Alguien le dijo al oído que ese era el verdadero destino de su mente. Y ella asintió sin restricciones a todas las sorpresas del pasar.

(LUN, 933 ~ Homenaje a Carmen Laffón; in memoriam)

sábado, 6 de noviembre de 2021

LAS COSAS DE NOSTRA (8)

CONFESIONES DE NOSTRA EN UN INUSITADO, EN ÉL, TONO CONFIDENCIAL O PUEDE QUE SÓLO ALGO AUTOCOMPLACIENTE PERO SIN RINGORRANGOS

Hombre de rasgos hindúes mirndo a cámara. Foto de Rawpixel.

Me dijo Nostra, una de las veces que me hizo confidencias, no sé si imaginarias, sobre su vida, y mientras ambos pedaleábamos en uno de nuestros rincones favoritos de los ahora llamados Jardines de Mario Benedetti, que «en los inicios de mi vida laboral yo iba para crítico literario, después de haber cursado algunos años de filología clásica en la Complutense y tras un empleo bastante bien remunerado, no te vayas a creer, en la Editora Nacional, donde me ocupé, entre otras obras, de la revisión ortotipográfica y corrección de estilo de varios títulos de la Biblioteca de la Literatura y el Pensamiento Universales, siempre a las órdenes», seguía diciendo pero bajando la voz y con gesto chismoso, «del Gran Tolondretas», curioso personaje del que otras muchas veces me ha hablado y del que tal vez refiera más cosas otro día.
En una de estas confidencias sobre, digamos, temas relacionados con asuntos literarios o librescos, Nostra me dijo con extrema seriedad algo que, al igual que otras muchas de sus “cosas”, dejé anotada en una de mis libretas y que ahora, en esa tarea incesante de remover papeles en que se ha convertido mi vida, me ha salido al paso. Dice así: «Pese a lo que a menudo parece, las palabras no son de los poetas. Y menos de quienes utilizan la palabra “poeta” con una cierta conciencia de clase, como si sólo el usufructo que ellos hacen del lenguaje pudiera considerase digno y todo lo demás fuera torpeza. Por eso mismo, muchacho, desconfía siempre de quien te palmee la espalda para elogiar algo que te haya oído o leído. Seguramente está condescendiendo, y del escalón de la condescendencia al peldaño de la grosera autocomplaciencia y de ahí al abismo de la irrisión hay muchas posibilidades de llegar de un solo impulso. Porque, ¡ayvalahostia!, quién puede decir impunemente a alguien tú eres esto o tú eres aquello, mira a ver, si no es para tramar cierta influencia sobre él, aparte de la estulta autoridad que quien así habla y palmea se autoconcede como es fama que hacía, y con toda la jeta del mundo, el legendario Rey Pocholo, al que siempre le gustaba marcarse un baile solo, etc., etc., etc…».
Estas últimas abreviaturas, cuando las emplea, Nostra las suele pronunciar insinuando una especie de bailecillo taconeado con los pies, mientras gira las manos en plan rodillo como si estuviera dando cuerda a un gigantesco muñeco imaginario. O algo así. Que no es fácil acotar con palabras su muy peculiar lenguaje corporal, propio de alguien que carece no tanto del sentido del ridículo (que también) como de lo que en alguno viejos tratados ascéticos se denomina “acepción de personas”.
(LUN, 934 ~ Las cosas de Nostra)

El silencio de Juan Mayorga

(Resonancias). Aprovecho el recuerdo de FB para recomendar vivamente un tan breve como luminoso texto de Juan Mayorga: Silencio (Ediciones La uÑa RoTa, 2019). Es su discurso de entrada en la Academia de la Lengua y, aunque enfocado como un repaso y reflexión sobre el peso y significado del silencio en el teatro, tanto en la escritura dramática como en la representación, en realidad es una poética de amplio vuelo y muy aguda percepción. El librito se acompaña de otro discurso, también de tema teatral (Razón del teatro), en este caso pronunciado en 2016 en la toma de posesión de su plaza como miembro de número de la Real Academia de Doctores de España (RADE).

En ambos textos el autor de La lengua en pedazos, uno de los dramaturgos más originales y exigentes de su generación, nos acerca con excelente prosa al interior de su taller y nos hace partícipes de su íntima relación con las palabras, así como de su conocimiento de los extremos implícitos en la creación literaria y en ese acto de ficción cómplice que es toda representación teatral. La meditación sobre el silencio es en sí misma un texto de extraordinario rigor y belleza. Sin que sea menoscabo su carácter circunstancial: antes al contrario, es la comprensión y uso de las condiciones concretas en que se produce el hecho teatral, incluido lo que un discurso leído en la sesión plenaria de la Academia tiene de “función” o representación, lo que lo convierte en una pieza no sólo memorable sino oportunísima.
Sólo le pondría una pequeña pega: a la hora de recordar y rendir homenaje a los académicos relacionados con el teatro y las artes escénicas, se olvida de Fernando Fernán Gómez. Sin duda, un descuido.
(Gracias, César Nicolás)

FRÍOS TÓPICOS O EL SUEÑO DE LOS NAIPES

Zinaida Serebriakova: Castillo de naipes (Карточный домик), 1919.
Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.


Competían en el amanecer de aquel día tres imágenes o recuerdos o señuelos venidos cada uno de su propio espejo o fuente o alcancía: el cubo helado suspendido en lo alto del pozo, la campana de la iglesia de la aldea tocando en mitad de la noche de niebla del mismo día en que le contaron la leyenda de la santa compaña, y el frío atrapado en los surcos de las plantas de remolacha que había que entresacar en aquellos campos del premostratense Monasterio de Santa María de La Vid, cabe el Duero, allá por el frío invierno de 1969 y 70. Los tres rescoldos o tizones o penachos estaban dispuestos sobre la mesa del desayuno, a modo de naipes, y su mano temblaba al tener que elegir uno y sólo uno para reconstruirse en la historia de su vida. ¿Acertaría?

(LUN, 935)

viernes, 5 de noviembre de 2021

DESDE EL ACANTILADO (XI)

EL DESTINO DE LA LITERATURA

VISTO DESDE EL ACANTILADO

(XI, 143-164)



La música de los números primos suena a menudo en la complejísima vida de Samuel Johnson. De Fedra y otros diarios supimos deducir el estado cultural como un ensayo sobre una religión moderna y gracias a las antenas aportadas por el cazador de instantes pudimos dar cuenta de los herejes del Dossier K. e incluso de aquellos días malditos (un diario de la revolución) conjurados por Montaigne en los ensayos, según la edición de 1595 de Marie de Gournay, una verdadera y muy valiosa confirmación de la música como concepto. Desde Alejandro Magno, conquistador del mundo, hasta el descubrimiento del espíritu, estudios sobre la génesis del pensamiento fueron dejando a lo largo del camino una mezcla de guerra y lenguaje, casi como si se tratara de una sonata del claro de luna, mientras el propio Montaigne, con el mundo en el oído y el nacimiento de la música en la cultura, en verdad se transformaba en el héroe y el único capaz de emprender, de camino a Babadag, la ruta ancestral de los judíos errantes.
(LUN, 936 ~ Desde el Acantilado)