miércoles, 24 de marzo de 2021

Adiós a Adam Zagajewski

 (En voz alta). La circunstancia que refleja en su texto Álvaro Valverde (el comùn vaticinio de su seguro aunque al final no alcanzao premio Nobel) fue lo primero que se me vino a la cabeza al enterarme, esta madrugada, de la muerte del gran poeta y ensayista polaco Adam Zagajewski, “gallego” de corazón y orígenes (Galitzia). Pudo verlo y charlar brevemente con él hace unos años con motivo de una presentación en un acto ceremonioso y emotivo en el que tuvo un papel destacado el propio Valverde. Sus palabras, latidos luminosos y sensibles de un gran poeta, siguen señalando un camino muy hermoso y útil para entender y acaso amar un mundo que se desmorona.

Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona y al aire libre

domingo, 21 de marzo de 2021

Adiós al poeta Zagajewski

Álvaro Vaverde y Adam Zagajewski.

(En voz alta).
La significativa coincidencia que refleja Álvaro Valverde fue lo primero que se me vino a la cabeza al enterarme, esta madrugada, de la muerte del gran poeta y ensayista polaco, Adam Zagajewski, “gallego” de corazón y orígenes (Galitzia). Pudo verlo y charlar brevemente con él hace unos años con motivo de una presentación en un acto ceremonioso y emotivo en el que tuvo un papel destacado el propio Valverde. Sus palabras, latidos luminosos y sensibles de un gran poeta, siguen señalando un camino muy hermoso y útil para entender y acaso amar un mundo que se desmorona.

viernes, 19 de marzo de 2021

Yo, Homero, remo hoy



Yo Homero remo hoy»

El día se iba venciendo con la prevista derrota, la vela desplegada, cada uno en su puesto, las ánforas del óleum nostrum perfectamente ordenadas en las antlías y todos los ojos absortos en aquella figura patriarcal que, entre nubes eólicas, guiaba con su mirada nuestra singladura hacia puerto seguro. «Gracias, padre», comenzó el aedo la oración, «tu infinita bondad es nuestra guía, y tu amor nuestro impulso». «Gracias, padre», repetimos todos. Y nos sentíamos felices de estar en su manos.
(Micródromo; gracias a Al59, por la indirecta sugerencia).

jueves, 18 de marzo de 2021

Duralex hecho añicos


(En voz alta). 
Un fenómeno o experiencia que no sabría situar cronológicamente —aunque tuvo que ser temprano, tal vez hacia 1963— pero que se me representa ahora bajo la apariencia de una “revelación” fue el de la primera vez que vi romperse, en una catarata de brevísimos y fulgentes añicos, un plato de duralex. Quien puso el nombre a este tipo de material cristalino (¿un estudiante de derecho frustrado?) es probable que no estuviera, como suele decirse, al cabo de la calle de la poderosa acción poética que ponía en marcha. Y, lo que son las cosas, buscando en la wikipedia información sobre Duralex, compruebo que esto es lo último que se cuenta: «El 23 de septiembre de 2020, un tribunal comercial de Orleans declaró la empresa en quiebra por suspensión de pagos». ¡Duralex quebrado! No somos nadie y menos en añicos.

Y comentaba al pie César Nicolás: Las roturas del duralex han constituido igualmente y siempre para mí catástrofes y espectáculos inefables, Alfredo: lo mismo que una tempestad que se desencadena en la esfera doméstica, llena de estrépito y destrozo. Ese no ya tronzarse sino pulverizarse del objeto debiera servir de punto de partida para una poética de la fragmentación.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Salir del paréntesis

Salir del paréntesis. Reiterar la conjura y la reafirmación frente a la falta de memoria, contra la extraordinaria y dolorosa liquidez de los tiempos que nos llevan, como respuesta a la necesidad de —cada día, cada día— hacerse cargo del giro de la luz y del sentido de la marcha. Sin memoria no somos nada. Pero tampoco podemos dejar que nuestros pies se vayan hundiendo en las arenas movedizas de la reiteración. Iré tirando cada día —y mientras pueda— la moneda al aire y a la luz. No es descartable que a veces pueda caer por la cara del silencio. La belleza nunca pide perdón.

lunes, 15 de marzo de 2021

Dura lex sed lex in agnicus



Periculum in mora fumus boni iuris.
In mora boni iuris periculum fumus.
Mora in periculum iuris fumus boni.
Fumus boni in periculum iuris mora.
Boni mora in fumus periculum iuris.
Iuris boni fumus in mora periculum.
(Dado giróvago del tercer domingo de Cuaresma)

jueves, 11 de marzo de 2021

Aldaba de música quebrada

Del poema en cuestión puede que lo primero fuera el título. Y quizás también lo último. El soneto heterodoxo, con bulto y figuración suficientes para ser reconocido como tal, se fue escribiendo en respuesta a no sé qué impulso emocional —supongo que un retazo de pensamiento meditativo, escorado hacia la ensoñación— al tiempo que su forma, una mezcla consciente de rimas irregulares pero bien perceptibles y organizadas con movimientos o saltos de caballo sobre el tablero o partitura, se iba configurando como el verdadero fondo (inexcusable) para crear la sensación de lo que, aún siendo lo que nos consuela y nos da sentido (si es que alguno), finalmente se impone por su propio carácter incompleto, fragmentado, fragmentario: una ráfaga de “música quebrada”, misma/mente. Mais qui dira les torts de la Rime? Ah, y la aldaba de la foto. Que también percute.




Música quebrada
No es fácil entender qué es lo que pasa.
Si retiras la mente, se vacía
el fulgor de los ojos. Sopla el viento.
El cuerpo es una concha a la deriva.
Y suena entre sus huecos una extraña
melodía sin fin: la vieja caña
del pensar, el dibujo que porfía
por ganarse el fervor del sentimiento.
Así, como si fueran las palabras
el esquema de un juego de caballos
sobre el atroz tablero de la vida,
la luz al declinar descubre aciagas
sospechas, quiebra músicas. Milagro
es que puedas contarlo todavía.