Acaba de llegar a las librerías, justo cuando el mes de noviembre está al caer, la última publicación de Sagrario Pinto. Es una obra de teatro infantil que, además, inaugura este género en la colección «Ala Delta», una de las más prestigiosas de la editorial Edelvives.
Las peripecias de las momias del faraón Yamesé II y la reina Nevercity, que anhelan escapar del museo en que están expuestas para volver a sus tumbas en el Valle de los Reyes, dan pie a situaciones muy divertidas. Es toda una aventura, desarrollada con hábiles resortes argumentales y con varios niveles de acción bien ensamblados, aunque puede que algún hilo suelto quede por ahí..., nada extraño tratándose de momias. Los personajes se mueven entre el más allá de las almas que andan en busca de su descanso eterno («en tránsito»), y el más acá de las pasiones y ambiciones que hacen circular la rueda de la vida: otra forma, tal vez la misma, de transitar.
En la escena comparecen personajes de una pieza, como el escriba Amenamén, al que sólo se le descubre una fisura en su condición de fiel cronista: está completamente seducido por el brillo de las nuevas tablillas digitales. O el dios Anubis, que intenta imponer en el desbarajuste general la seriedad de los ritos del Libro de los Muertos. O un singular coro de Gatos que, por momentos, hace que la obra tenga visos de comedia musical.
Pero hay también personajes de carne y hueso —es decir, vivos (a veces muy vivos)— que, en un curioso y suponemos que intencionado paralelismo, muestran dos formas bien diferentes de acercarse al pasado y sus misterios: el respeto o la codicia. Sin excluir esa tercera vía tan transitada que suele ser la ignorancia, la estupidez incluso.
Es una historia ingenua e intencionada, chispeante, imaginativa, pero a la vez con datos bien documentados sobre el antiguo Egipto. Y con guiños más o menos visibles a personajes históricos, como los propios faraones o el explorador Howard Carter, o a mitos de nuestro tiempo, como el inevitable Indiana Jones. Tiene además un tal vez inesperado sesgo romántico, que se resume en una tan hermosa como oportuna declaración de amor: «No podría seguir muriéndome sin ti». No está nada mal..., sobre todo si se tiene en cuenta que es «palabra de momia». Pero que nadie se espante: es una obra adecuada para todos los públicos, con un lenguaje cuidado pero de fácil comprensión. Y con una escenografía muy ágil, idónea para ser representada libremente en el ámbito escolar.
Las ilustraciones de la mexicana Valeria Gallo acentúan los rasgos más afilados de los personajes. Es la suya una lectura que, con gran tino visual, subraya los aspectos burlescos. A la vez que reinterpreta con elegancia y originalidad algunos lugares comunes de la imaginería egipcia. Sus dobles páginas están llenas de detalles que bien podrían servir para inspirar los decorados y el atrezo de una puesta en escena.
El texto de la cuarta de cubierta dice que el argumento de la obra se le ocurrió a la autora viajando en una falúa por el Nilo. De primera mano (y espero que Sagrario no se enfade conmigo por desvelar este dato) puedo decir que en realidad el título se lo regaló un acompañante de aquel recorrido que, al ver reflejarse las sombras de unas nubes (¿o eran dos viajeros?) en las agitadas aguas del río, cerca ya de la esclusa de Esna, dijo en voz alta: «Mira, parecen momias en tránsito... ¿A dónde irán?» Ahora, ya lo sabemos. Su destino era llegar a este libro para contarnos su historia.
Sobre el Nilo - Foto Arqueoweb |
Posdata 1 (4 noviembre 2012). La agencia EFE, a través de Lidia Yanel, da cuenta de la aparición del libro en esta nota aparecida el día en que se cumplen exactamente 90 años del descubrimiento de la tumba de Tutankhamón por Howard Carter.
Posdata 2 (4 diciembre 2013). Las momias han comenzado ya a transitar del papel a los escenarios:y la obra ha sido representada en algunos colegios e incluso en algún teatro privado, como en el de la Once de Huelva, de la mano de los alumnos de 4º de Primaria del Colegio «Los Pinos». El resultado puede verse aquí.
Posdata 3 (15 de junio de 2014). Sin ser desdeñable su valor como material de lectura, el destino natural de una obra de teatro es la representación en un escenario. En el ámbito escolar, esta premisa tiene un especial valor: pocas actividades pueden resultar tan completas, desde el punto de vista pedagógico, lúdico y cultural, como la de poner en marcha, muchas veces con un enorme esfuerzo y siempre con altas dosis de entusiasmo, el complejo proceso de montar una obra dramática, toda una completa «unidad didáctica» en la que se dan cita múltiples aspectos capaces de estimular y cubrir con creces el desarrollo de las más variadas competencias. El simple hecho de poner en marcha un proceso así es encomiable. Pero cuando, además, se culmina con el reconocimiento de un premio, conviene destacarlo. Es lo que ha ocurrido con el montaje de Momias en tránsito, durante los mese de mayo y junio de 2014, a cargo de los alumnos de 6º de Primaria del Instituto español Juan Ramón Jiménez, de Casablanca (Marruecos), bajo la dirección de la profesora y experta en pedagogía musical y dramaturgia Rosario Barrena. Se cuenta aquí.