martes, 19 de noviembre de 2024

Mitos y naturaleza en la artesanía de la Grecia Antigua

(Al filo de los días). Muy recomendable la exposición temporal del Museo Arqueológico Nacional, en la madrileña calle de Serrano, dedicada a las representaciones de dioses, mitos y diversas escenas naturales en diferentes piezas cerámicas y de barro, pequeñas esculturas y otros objetos rituales, suntuarios o domésticos de la antigua Grecia. La cercanía con que se puede contemplar la perfección de los dibujos y la altísima artesanía y el encanto de las piezas que se muestran son algunos de sus numerosos atractivos. Junto con las proyecciones animadas (alguna pondré en este muro) realizadas con delicadeza técnica y que permiten recrear e incluso iluminar los detalles de algunas representaciones y de sus procesos de creación. Hay también, ambientando el extenso pero muy manejable recorrido, unas cuantas reproducciones en escayola de conocidas esculturas griegas provenientes en su mayoría del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. El título de la exposición es «Entre Caos y Cosmos: la Naturaleza en la Grecia Antigua». Estará abierta hasta el mes del marzo. Avisados quedan.



La Palestra: Arte joven

La Palestra

GIROS, RETORNOS, FUEGOS
15 artistas jóvenes creando alrededor de la palindromía y la mecánica cuántica

Estuve el sábado 16 de noviembre visitando, ya en su penúltimo día, la exposición presentada bajo el lema «Damos vueltas en la noche y somos devorados por el fuego» en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, justo frente al intercambiador de la Avenida de América.
El largo título de la muestra es, como muchos sabrán, traducción del que tal vez sea el palíndromo en latín más conocido: «In girum imus nocte et consumimur igni». Sin duda una de las frases reversibles de sentido más potente en cualquier lengua. Ha sido citada, utilizada y hasta desmenuzada infinitas veces en todo tipo de contextos. Incluso se le atribuye a veces —en lo que se me alcanza, sin ningún fundamento— un origen virgiliano.
En este caso, su uso, como explica el texto de presentación, quiere servir como síntoma, quizás también salto y señal, de «un movimiento constante, sin un final preciso». Y aparece estrechamente ligado, también, al subrayado del verbo RECONOCER —otro que baila igual en ambas direcciones— como el idóneo para señalar, en su definición físico-neurológica, «el conjunto de agrupaciones moleculares que, al interaccionar específicamente, dan origen a funciones biológicas determinadas».
Muy sorprendido por el hecho de que varios jóvenes artistas plásticos, algunos de ellos estudiantes de Bellas Artes en sus últimos años, estén preocupados por y ocupados en lo mismos motivos, argumentos y procedimientos con los que llevo algunos años trabajando, la sorpresa se hizo aún mayor cuando en el piso superior de la sala descubrí que se había dispuesto una especie de laboratorio o taller expresamente destinado a explorar diferentes caminos nacidos de la intersección de la mirada artística con los principios, hipótesis y experimentos de la mecánica cuántica, en un ejemplo gozoso y revelador de que una perspectiva hasta hace poco muy minoritaria en las diferentes disciplinas creativas está empezando a ocupar un espacio cada vez más extendido y visible.
Y es que, como suelo decir a las primeras de cambio, o a poco que la ocasión lo propicie, el diálogo más fructífero de esta compleja época que vivimos es el que debería producirse —en parte, ya se produce— entre las ciencias que están en la vanguardia de la investigación, desde la cosmología y la física hasta la bioquímica y la neurología, y las artes plástico-poéticas, capaces estas de proporcionar los modelos más comprensibles de algunas intuiciones de difícil divulgación y, de forma especial, de avanzar en la exploración del lenguaje capaz de expresarlas.
Entre las obras mostradas, firmadas por quince artistas, me parecieron muy sugerentes las ‘creaciones textilares’ de sabor popular, pero también ducassisno, colgadas bajo el título «Que hacís julitas» (sic), de Tasio Ranz. O el laborioso trabajo de Lara Salous, «Alrededor de nuestras manos», que con su acento y mirada hacia el peso de tradiciones, o los gestos a través de los cuales «se tejió este mundo», es también una reflexión, por otros medios y desde otras perspectivas, sobre la actual sociedad digital.
En el recorrido por el conjunto de obras y propuesta, con títulos como «Un jardín donde abundan los astros», «Formas de coger al pajarito» —quizás con un eco del mirlo de Stevens— o «Las cien noches», es posible, con un poco de imaginación y tirando de algunas sintonías, seguir un camino de coherencias y divergencias, cruces y bifurcaciones. Y, a través de pasos que van y vuelven sobre sí mismos, se va tejiendo, como señala el texto de las comisarias, «una red que pone en vibración piezas de diferentes naturalezas».
Como interacción final con los visitantes y a imitación de la conocida propuesta de Raymond Queneau, se ofrece la posibilidad de organizar el azar un folleto de la exposición eligiendo entre 100 portadas posibles, diez dibujos distintos impresos en diez colores, y ocho folios más con textos y dibujos y cada uno maquetado de diez formas diferentes; de modo tal que se logra “emitir” una jugada de 100 x 10 elevado a 8, lo que desemboca en diez mil millones de posibilidades al alcance de la mano.
Me organicé y grapé uno de esos folletos y de él copio, no por azar, una de las frases compuestas por algunos cruces de caminos y senderos de ida y vuelta: «Cualquiera sueña… con todo lo que hay… y aterriza con el aplomo… de ser tan solo un misterio». Y seguimos girando.

 




lunes, 18 de noviembre de 2024

Dado de Yoda


Intensa la fuerza es en él.
La en él fuerza es intensa.
Fuerza la intensa en él es.
Es él en la intensa fuerza.
En él es fuerza la intensa.
Él en intensa es la fuerza.

(Dados, cuadrados y cubos)





viernes, 15 de noviembre de 2024

Aquella Rosalía

 


La segunda canción que escuché de Rosalía. Un deslumbramiento que reforzaba el primero y que fue seguido con la escucha, y por dos veces, de todos los temas de Los Ángeles. Aún no he olvidado aquella emoción. Era, creo recordar, el invierno de 2017, puede que en febrero.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

«Mientras por competir con tu caballo»

También a La Prospe llegó, fresco, feliz y bien aparejado, el caballo gongorino urdido por César Rodríguez de Sepúlveda y llevado al hipódromo con el concurso gentil de Paco Caro y la escuadra de Mahalta. Una noticia errátil y ‘erratil’ a la que el genio plurinacional del maestro Poitevin vino a dar recorrido peninsular fue congregando muy diversas voces y galopadas, y al final el corro se armó y aquí fue Troya (cosa también de un caballo). Cuando llegó mi turno, temprano, quise que en la rueda de la improvisación, además del pie (o pezuña) del primer verso, se incluyera en el segundo el verso último del galope anterior, lo cual le hubiera dado a la rueda rueda un plus de juego colectivo. Pero es bien sabido que estas tecnologías tan urgentes también son harto confusas, y al final cada uno hizo de su capa un sayo, o de su pollino un bayo, y así nos vestimos todos. El resultado es magnífico. Y, sobre todo, divertido. Seguro que dará pie para alguna cuchipanda. Y para otros envites, a poco que algo se nos ponga a… tirios y (otra vez) troyanos.
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César Rodríguez de Sepúlveda, Antonio Del Camino Gil y 26 personas más

 

martes, 12 de noviembre de 2024

Presentación de la primera novela de José Antonio Llera

(Al filo de los días). De nuevo en la Rafael Alberti y en el día de las librerías, nos dimos cita un buen número de lectores y amigos para asistir a la presentación de Una danza con los pies atados, en edición de Aristas Martínez, la primera y muy notable novela de José Antonio Llera, poeta, crítico literario y profesor de bien conocida trayectoria.

La obra, que recrea la fantasmal atmósfera de una “casa de salud” (o sea, un antiguo manicomio) en la Extremadura de las primeras década del siglo XX, fue introducida por el escritor y académico José María Merino. Tras elogiar el pulso narrativo de la novela, lo arriesgado de su temática y la calidad de su lenguaje, el oficiante entabló un diálogo vivaz con el autor, y Llera fue desvelando los orígenes del libro y algunas de las vicisitudes de su creación, con especial énfasis en las dificultades para saltar del dominio poético al narrativo. Hizo hincapié en las diferentes exigencias y los peligros que tuvo que sortear para, entre otros retos, crear los diferentes registros literarios de las voces que se dan cita en una obra coral y con numerosas zonas de penumbra. Y aludió también a las tragedias personales y las vidas silenciadas, borradas de la historia por instituciones inhumanas y horribles métodos represivos, y a las que, en cierto modo, su obra intenta rendir homenaje.

Fue la suya una exposición clara y consistente, una magnífica puerta de entrada a la novela. O, para quienes ya la hubieran leído (como es mi caso), un estímulo para enriquecer la experiencia y matizar impresiones. Un acto ameno y cercano, seguido de la habitual y muy concurrida firma de ejemplares, y rematado con una animada tertulia en un bar cercano. Novelista habemus. Síganle la pista.



domingo, 10 de noviembre de 2024

Lienzos del Muro de Berlín en el Parque

(Al paso). Se han cumplido hoy (ya ayer) 35 años de la caída del Muro de Berlín, uno de los acontecimientos que marcaron para algunos historiadores apresurados el “fin de la historia”, aunque lo que parece indudable es que los tiempos son, ya desde hace algunos años, muy distintos y más complejos de lo que nadie hubiera previsto. Bajo los colores nocturnos del otoño, algunos lienzos de aquella barrera felizmente superada hacen del madrileño Parque de Berlín un lugar de gran poder simbólico.