(Al filo de los días). De nuevo en la Rafael Alberti y en el día de las librerías, nos dimos cita un buen número de lectores y amigos para asistir a la presentación de Una danza con los pies atados, en edición de Aristas Martínez, la primera y muy notable novela de José Antonio Llera, poeta, crítico literario y profesor de bien conocida trayectoria.
La obra, que recrea la fantasmal atmósfera de una “casa de salud” (o sea, un antiguo manicomio) en la Extremadura de las primeras década del siglo XX, fue introducida por el escritor y académico José María Merino. Tras elogiar el pulso narrativo de la novela, lo arriesgado de su temática y la calidad de su lenguaje, el oficiante entabló un diálogo vivaz con el autor, y Llera fue desvelando los orígenes del libro y algunas de las vicisitudes de su creación, con especial énfasis en las dificultades para saltar del dominio poético al narrativo. Hizo hincapié en las diferentes exigencias y los peligros que tuvo que sortear para, entre otros retos, crear los diferentes registros literarios de las voces que se dan cita en una obra coral y con numerosas zonas de penumbra. Y aludió también a las tragedias personales y las vidas silenciadas, borradas de la historia por instituciones inhumanas y horribles métodos represivos, y a las que, en cierto modo, su obra intenta rendir homenaje.
Fue la suya una exposición clara y consistente, una magnífica puerta de entrada a la novela. O, para quienes ya la hubieran leído (como es mi caso), un estímulo para enriquecer la experiencia y matizar impresiones. Un acto ameno y cercano, seguido de la habitual y muy concurrida firma de ejemplares, y rematado con una animada tertulia en un bar cercano. Novelista habemus. Síganle la pista.