Que el cine no es ajeno a los problemas de la sociedad parece una verdad de perogrullo, incluso en tiempos como los nuestros en los que el peso de la banalidad es difícilmente mensurable y la presencia de lo mediático-visual, potenciado por el impacto de las redes sociales y el desarrollo de las diferentes platataformas que tienen a la Inteligencia Artificial como principal mediador y reclamo, amenaza no tanto con suplantar la realidad como con darle una dimensión incompatible con algunos aspectos de la conciencia humana que hasta ahora considerábamos esenciales. Punto. Esto aparte, parece que el curso cinematográfico que se premia en la trigésimo octava edición de los premios GOYA ha seguido la pauta de calidad del año anterior. Y lo que es incontestable (cifras mandan) es que la asistencia a las salas de cine en 2023 creció alrededor de un 26% respecto a 2022. Factores determinantes de ese aumento, junto con la normalizaciòn de la pospandemia, fueron el llamado efecto Barbienheimer, uno de esos fenómenos que de cuando en cuando sirven para atraer hacia las salas a todo tipo de públicos, más allá de los propiamente cinéfilos, especies todas ellas variadas, aunque como otras muchas claramente en extinción. También ha debido de contribuir a ese aumento, y de forma a veces muy destacada, la decisión de facilitar entradas a 2 euros los martes a mayores de 65 años, una medida que debería renovarse. ¡Renuévese, coño, que tampoco se va a arruinar el Estado por ello! Lo que enfáticamente desde aquí solicitamos. Y otro asunto candente, en el que no entraré, es el de la llegada del "¡A mí también!" a nuestro séptimo arte, con denuncias en cascada que ojalá sirvan para poner freno a la depredación sexual o simplemente babosa. Y queden a salvo, y de una vez por todas, los cuerpos y el sacrosanto reino de los deseos. Dicho lo cual, vamos con la quiniela. La entrega de premios tendrá lugar en Valladolid el próximo sábado 10 de febrero. A ver si sale una ceremonia aseada. Y soportable.
☻ Mejor dirección de fotografía: Pedro Luque, por La sociedad de la nieve. O Valentín Álvarez, por Cerrar los ojos.
☻ Mejor montaje: Andrés Gil y Jaume Martín, por La sociedad de la nieve.
Mejor maquillaje y peluquería: El equipo de La ternura.
☻ Mejor película de animación: Robot Dreams, de Pablo Berger.
☻ Mejor película documental: Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias. En disputa con Esta ambición desmedida, el documental centrado en C. Tangana.
☻ Mejor película europea: Anatomía de una caída, de Francia. Opciones para la italiana Las ocho montañas.
Mejor corto de ficción: Carta a mi madre para mi hijo, de Carla Simón.