Si Iberia entera, y especialmente por el septentrión y la extensa franja centromeridional sin olvidar el levante, ha corrido a menudo el peligro de convertirse en tierra de alcohólicos, no cabe descartar que algo tenga que ver con la costumbre mostrenca de dar quina a los niños desde bien pequeños. Y en ese quilombo no se nos escapa, caros carpetoveatónitos, que una gran responsabilidad ha de recaer en este monigote que, a veces disfrazado de tuno el muy tuno, otras de trovador que era un primor, poníase a dar serenatas bajo un balcón y cantaba y cantaba… Lo dicho: vivos de milagro. No sabemos aún por cuánto tiempo.
(LUN, 222 ~ «Te veo tebeo, serie Z/A»)
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