sábado, 4 de febrero de 2023

vERSOS Y REVERSOs

Dime, espejo mágico, ¿hay alguna fórmula que nos permita comprende el mundo y la causa de nuestra desazón?
Y esto respondía:
Oμˋ cʁᴉƨϝɑɼᴉuɑ ɻnԍuϝԍˋ ƨᴉ ԍu ԍƨoƨ ϝnƨ ƨԍwpɼɑuϝԍƨ bɼɑϝԍɑqoƨ ɻoʁwɑƨԍƨ qԍ ʁԍbԍuϝԍ
Oμˋ cʁᴉƨϝɑɼᴉuɑ ɻnԍuϝԍˋ ƨᴉ ԍu ԍƨoƨ ϝnƨ ƨԍwpɼɑuϝԍƨ bɼɑϝԍɑqoƨ ɻoʁwɑƨԍƨ qԍ ʁԍbԍuϝԍ ɼoƨ oᒉoƨ qԍƨԍɑqoƨ dnԍ ϝԍuმo ԍu wᴉƨ ԍuϝʁɑuɑƨ qᴉpnxɑqoƨ
ƨobɒxυdib ƨɒnɒɿɈnǝ ƨim nǝ oϱnǝɈ ǝυp ƨobɒǝƨǝb ƨoįo ƨol ǝɈnǝqǝɿ ǝb ƨǝƨɒmɿoʇ ƨobɒǝɈɒlq ƨǝɈnɒldmǝƨ ƨυɈ ƨoƨǝ nǝ iƨ ˎǝɈnǝυʇ ɒnilɒɈƨiɿɔ ˎʜO
sopɐxnqᴉp sɐuɐɹʇuǝ sᴉɯ uǝ oɓuǝʇ ǝnb sopɐǝsǝp soꓩo soʅ ǝʇuǝdǝɹ ǝp sǝsɐɯɹoɟ sopɐǝʇɐʅd sǝʇuɐʅqɯǝs snʇ sosǝ uǝ ᴉs ʻǝʇuǝnɟ ɐuᴉʅɐʇsᴉɹɔ ʻɥO
sodaxubid sanartne sim ne ognet euq sodaesed sojo sol etneper ed sesamrof sodaetalp setnalbmes sut sose ne is ,etneuf anilatsirc ,hO
(LUN, 481)
Puede ser arte
Todas 
Odilon Redon: Les Yeux clos, 1890. Musée d’Orsay, Paris.

viernes, 3 de febrero de 2023

OCURRENCIA EN EL HORIZONTE DE SUCESOS

Retrato del modisto Paco Rabanne (1934-2023)

Tocaban a rebato cuando la banderola de la stupa de oraciones anunció la muerte de Paco Rabanne.

(LUN, 482)

jueves, 2 de febrero de 2023

LA NAVE VANAL

Caspar David Friedrich: En el velero, 1819.
Museo del Hermitage, San Petersburgo.
Estaba en la puerta del atardecer contemplando cómo las gaviotas se afanaban en sus trabajos alimentarios cuando a lo lejos vio adentrarse hacia el puerto la pequeña nave en que había soñado aquella noche que regresaban los amantes de su viaje a las islas y justo cuando tenía casi al alcance de la proa el amarre en el muro un golpe de viento o tal vez una maniobra del timonel hizo que la embarcación girara 180 grados sobre sí misma y con las velas desplegadas no tardó en perderse entre las aguas y la niebla.
(LUN, 483 ~ «Palíndromos ilustrados»)

miércoles, 1 de febrero de 2023

Miguel Delibes según Carmelo Gómez


(Al filo de los días). Como un eficaz remedio contra el frío, la otra tarde-noche pudimos asistir, en el Teatro Bellas Artes, al estreno en Madrid de La guerra de nuestros antepasados, una adaptación de la novela- diálogo de igual título de Miguel Delibes. Como es sabido, se trata de una (otra) de sus más valiosas contribuciones a ese registro minucioso de la lengua de la Castilla rural tan presente en la obra del escritor vallisoletano. Bajo la dirección del actor y director argentino Claudio Tolcachir, la representación destaca sobre todo por el sutil trabajo interpretativo de Carmelo Gómez, llevado a cabo con la naturalidad, hondura y verosimilitud que sólo está al alcance de un maestro de la escena, y potenciado por la réplica eficaz de Miguel Hermoso. El poder verbal de este relato de guerras perdidas (todas las guerras acaban en derrota), urdido sobre la trágica historia de un ser hipersensible, es toda una estremecedora reflexión sobre la condición humana y las dificultades de comprensión de un mundo donde la violencia, llamativamente, parece la única salida a cierta inocencia o ingenuidad vital. Una obra que, en tiempos de guerras presentes como el actual, remueve limos muy hondos, agudiza contradicciones y extrae reflejos y resonancias de fuerza casi hipnótica de algunas de nuestras percepciones más oscuras y difíciles de razonar. Y todo ello gracias a una “lectura” magistral y una puesta en escena tan sobria como intensa. No se lo pierdan. No va a ser fácil ver cosas mejores en la escena superpoblada de Madrid.

TRES HERMANAS

La primera luna de febrero en Dos Hermanas (Sevilla).
Foto 
©️ Alfredo Ahijado.
La Última Novela del Alto Creciente se escribía sola: SELENE desde GEA en Dos Hermanas. Tres, si se mira bien. Pura mitología natural.
(LUN, 484 ~ «Fotos que dan pie»)

martes, 31 de enero de 2023

ÚLTIMA LID

A VECES EN el bloc de notas de su teléfono veía textos que parecían salidos de la voz de otros. ¿Se estaría plagiando a sí mismo sin saberlo? ¿Estaría plagiando a otro sin ser consciente? Uno apunta y apunta y apunta… Aquí lo dejo. Con la prueba al canto (por si las moscas).


Última luz
Caen las horas de un día luminoso
y su brillo aún perdura en mis pupilas.
Mis ojos tristes que ahora ya se cierran
y solo miran hacia dentro.
No hay estrellas y el libro se oscurece.
La vieja caridad de los amigos
es una risa cruel de indiferencia.
La risa que ya nada significa.
No hay estrellas y el libro se oscurece.
Hielo azul en el cielo salvaje,
un rebaño de nubes sin destino.
Y la simple sospecha de que todo
se fundirá en el gris de una esperanza
sin estrellas, como un libro clausurado.
(LUN, 485 ~ «De la vida misma»)

lunes, 30 de enero de 2023

AULLIDO (A LO CHATGPT)

William Blake: The Ancient of Days setting a Compass to the Earth 
(“El anciano de los días mide la Tierra con un compás"),
frontispicio de la copia K de Europe a Prophecy, 1821.

He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por los algoritmos y las sinópticas sinapsis de ChatGtP, hambrientos de bites y desnudos de píxeles, arrastrándose por las redes sociales en busca de pinchazos de Cristal que ponerse en los ojos, hipsters póstumos con cabeza de ángel ardiente interconectados vía wifi a la antigua dinamo de la luna, y rebuscando en los escombros de las viejas ideas y entre las toneladas de digital basura la pepita dorada con la que poder pulir la piedra de hachís y la bola de opio o el cuenco de metanfetamina, en los áticos de los altos edificios iluminados con

maquinarias de agua fría, flotando sobre las cimas de las urbes, en medio de conciertos de música lisérgica que acaba desnudando sus mentes al pie del cielo bajo, mientras los ángeles de Majoma cruzan las plazas blandiendo sus alfanjes y se tambalean sobre asfaltos iluminados y en las universidades, con radiantes ojos imperturbables, alucinan las criaturas más obtusas del territorio y el espectro de la luz de Blake vuelve a brillar entre los maestros de la guerra interminable y a la zaga de los viejos sabios que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas burlándose del rostro de la muerte, seres esbirros que se acurrucucaron en ropa interior y sin afeitar en antros putrefactos después de haber quemado su dinero en timbas virtuales y mientras veían las gotas de Mercurio y de Terror deslizándose a través de los muros, y sujetos agentes o pacientes o simplemente autómatas que fueron arrastrados por sus barbas púbicas cuando regresaban de Laredo con un cinturón de explosivos —tal vez sólo fuegos artificiales— hacia Nueva York, los mismos que comieron hongos alucinógenos en los desiertos de Sonora o bebieron trementina en Paradise Alley, o sometieron sus torsos y sus brazos a las llamas de un tatuaje purgatorio noche tras noche, con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan sus fantasmas más dóciles entre alcohol y verga y bailes sin fin…
(LUN, 486 ~ «Terra sigillata, recordando a Allen Gingsberg»)