miércoles, 16 de marzo de 2022

Visiones en voz alta (2) TwinPeaks

(Visiones en voz alta📺11). Uno de los aspectos en los que la narrativa de las grandes series de televisión claramente iguala al mejor cine, y a veces lo supera, es en su manejo del fragmento. Muchas secuencias de los telefilmes parecen concebidas como clips casi autónomos, válidos por sí mismos, rítmicamente pautados y dialogados de forma tal que se pueda obtener de su visión una historia (anécdota) completa, comprensible. Y todo ello sin perder ni un ápice de su peso en el conjunto de la historia, que avanza así a través de una suma de intensidades cuya perfecta armonización suele ser la nota distintiva de las obras más logradas. Es lo que ocurre en la compleja e impactante Tercera Temporada de Fargo, a la que corresponde esta secuencia, robada de forma muy artesanal y precaria —como puede verse— de su reciente emisión enMovistar.
Atención, spoiler: aunque no lo creo, no está de más avisar de que la secuencia contiene aspectos que pudieran interferir en la percepción de la trama por parte del espectador. Dicho queda.

Visiones en voz alta📺14). Que a David Lynch se le haya ido definitiva y, quizás, maravillosamente la olla es una sospecha que nos asalta cada dos por tres a quienes seguimos, como podemos pero siempre con placer y gotas de estupor, la nueva temporada de «Twin Peaks», ese big bang de la nueva homevisión. De momento, es difícil pronunciarse y mucho más tener una opinión formada y coherente, o resumible, de lo que llevamos visto(en mi caso, 10 capítulos), porque hay demasiadas incógnitas y todas las expectativas —incluida la del fiasco, aunque lleno de perlas frescas y salvajes— están abiertas. Sí puedo manifestar, de nuevo pero nuevo, mi asombro ante la capacidad revulsiva, inquietante, lúdica, lúcida... y otros muchos adjetivos malabares que podría añadir, de este artista visual que, quién lo diría, se nos acaba mostrando como un devoto y aventajado discípulo de Kubrick, un émulo posmoderno y neosurrealista de Hitchcock, un continuador de la veta expresionista del mejor cine experimental y, qué quieren que les diga, un cachondo mental de primer orden. Pura intropía en vena. Algo tengo claro de momento: la nueva temporada de Twin Peaks es un 'suceso' artístico de primera magnitud. Y dará mucho que hablar. Aunque sea como camino hacia un pasmoso silencio. Si pueden, no se la pierdan.


(Visiones en voz alta📺17). El final de la tercera temporada de «Twin Peaks», que parecía más que inalcanzable algo artificiosamente demorado, presumo que no ha dejado satisfecho a nadie. Entre otras cosas, porque no está nada claro que sea el final. Tengo la impresión de que Lynch, que es un viejo zorro plateado de estirpe genuinamente surrealista, se resiste a matar a la gallina de los huecos (sic) de oro. Y aunque en algún momento de esta larguísima, caótica, brillante, espesa, disparatada, vistosa y, en no pocos momentos, genial temporada, hay claros síntomas de agotamiento y un par, al menos, de secuencias con hechuras de telón final (pausa), la última foto fija —la del susurro del secreto— da pie para seguir alimentando el fuego que camina con nosotros siempre que nos invade la duda de quién mató Laura Palmer. ¿Nos vemos en 2052?



A MI LA CALIMA

Fotografía de la NASA de una calima de polvo del Sahara
cubriendo las Islas Canarias, capturada por satélite.


—A Calima, mami, laca.
—Acá calima, Mila, caca.
—A mi la cal, a Mila, lima: la calima.
—Esa calima mil acá sé.
—La calima, como Celia, baile; como Camila, cal.
—¡Ay, a la caca calima mala, mami, la caca cala ya!
(LUN, 805 ~ Palíndromos)

martes, 15 de marzo de 2022

ALEGRÍAS DEL REENCUENTRO

 ALEGRÍAS DEL REENCUENTRO INESPERADO

EN LA AURORA DE UN DÍA LLUVIA

Amedeo Modigliani: Desnudo sentado, 1916.
Courtauld Gallery, Londres


«Podría decir —me dice que le dijo ella con cara de confidencia en aquel inesperado reencuentro— que de esa historia, además de un reciente sabor muy agradable, tengo lo que bien se podría llamar recuerdos del futuro». Y es que, según me cuenta él, todo se confabula a través de un margen de tiempo apenas discernible entre realidad inminente e imaginación al galope, premisas muy bien ensambladas en ese fondo de extrema sensualidad que, desde ese nuevo día, suele estar presente en sus encuentros, en parte porque él ya no enmascara los deseos que su cuerpo le transmite, y ella porque, aunque no concernida por un grado semejante de excitación, fiel a la luz primera de su nombre, sí se siente muy halagada por provocar en él esas ensoñaciones. Y, según afirma él que piensa ella, hasta le gustaría, y mucho, que le contara de qué modo imagina que serían sus nuevos encuentros, y con qué dulzura y cuidado volvería, como entonces —aunque haga ya tanto—, a entrar en su intimidad, aflojando rigideces, excitando pliegues y suprimiendo barreras, hasta acariciar con mimo y soltura la cara interior de sus muslos, para ir buscando, en lenta y poderosa exploración, el despertar líquido de su sexo. Y, ya volcado el uno en brazos del otro y fundidas sus respiraciones en un solo frenesí y en el fervor de sus bocas trémulas, de qué delicioso modo no buscarían sus palabras un arco de penetrante intensidad para llegar juntos a un punto muy certero de placer compartido y al lugar ameno en el que otro poco poder demorarse. Y luego, ya bien acordados el otro con el uno, todo sería un dejarse deslizar por la hondonada deliciosa y llena de prodigios, y donde las voces serían al fin sólo una estela viajera de gozo y vibrante transparencia que vendría a culminar en un suceso en verdad imborrable de extrema cercanía, tal vez un punto de no retorno donde su encuentro, su aventura y la íntima amistad que en otro tiempo los unió —“Eres una alegría en mi vida”, le ha dicho alguna vez él a ella— quedarían sellados y ensoñados para siempre. «Nunca pensé que volvería a verte», acertó por lo visto a decirle cuando se despidieron. Y parecía que, en las palabras y en aquella habitación maravillosa, ambos sabían que no tardarían en volver a buscarse, y a encontrase tal vez.
(LUN, 806 ~ Las musas de Macías)

lunes, 14 de marzo de 2022

ELEGÍA

Salvador Dalí: Two pieces of bread expressing the sentiment of love
(Dos trozos de pan expresando el sentimiento del amor)
, 1940.
Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres. Legado Dalí.

En estas estaba, esperando el estruendo, el efecto efervescente, el eco enfervorizado, el edredón eléctrico, el enchufe, el eje extravagante. Emitía energías exteriores. Enlazaba extractos evanescentes. Escurría el estropajo. Estaba exhausto. Expiraba.

(LUN, 807 ~ Cuentos literales / NUL, 547)

domingo, 13 de marzo de 2022

La escalera de Odesa

 

(Al filo de los días). La teníamos desde nuestra más tierna juventud como una de las escenas míticas del cine, ejemplo de la eficacia del séptimo arte para crear emociones verdaderas a partir de una “manipulación” creativa de las imágenes mediante el arte del montaje, el empleo de la elipsis, las concatenaciones. Cuántas veces no habremos mencionado —en textos, en charlas, en conversaciones…— la genialidad de estas imágenes y su valor casi fundacional para considerar al cine como un medio de denuncia imbatible, el gran aliado de la educación de la sensibilidad en el mundo moderno. Y otras virtudes. Lo que quizás no nos esperábamos es que la casi literal actualidad de esta secuencia de las escaleras de Odesa —sí, Odesa— volviera a poder herirnos con toda su crudeza y realismo. Qué terrible, también, la capacidad profética del arte. Y qué inmensa desgracia que no sirva de nada para evitar la obtusa, cruel, maldita reiteración de la madre de todos los errores.

LA VIDA SIGUE

Encrucijada (también conocido como
Transposición del paisaje emocional del del día de autos).
Obra de autor no identificado.

En las bifurcaciones _se decía para sí el viajero_, tan importante como seguir el camino adecuado al rumbo previsto es saber dejar el que ya no conduce a ningún lado. Ay _suspiraba_, quién tuviera el ojo del halcón para captar de una sola mirada los desenvolvimientos y pormenores de las rutas. Porque el futuro _proseguía entre las circunvoluciones de su mente_, siempre incierto pero no opaco, a menudo no es más que la venganza que el pasado se cobra en las fugitivas espaldas del presente. Y hay que saber desechar ese temor y seguir el camino del corazón. Siempre el camino del corazón... _Y continuaba.

(LUN, 808 ~ Como la vida misma)

sábado, 12 de marzo de 2022

ULISES AL REGRESO

Francesco Primaticcio: Ulises y Penélope, hacia 1563.

—A Penélope, polen: ¡epa!

Cuántas veces, durante el periplo, incluso al demorarse en otros cuerpos o al notar que su sangre se erizaba con nuevas melodías, no sintiera Ulises rebrotar el aguijón de su deseo más profundo, la aventura creíble y aún urgente de volver a penetrar en la gruta conocida, yacer en el rincón de su recreo y proseguir allí descubriendo los tesoros concretos del amor que sosiega y nos hermana con el alma del mundo.
(LUN, 809 ~ Los “palíndromos ilustrados” de La Posada)