domingo, 27 de febrero de 2022

GRITO HACIA MOSCÚ

Bloodymir Putin, grafiti de autor no identificado, quizás en una calle de París.


(pintada y acróstico)

¡Por tu madre, Putin, no seas tan hijo e’ puta!
Pon Un Término Inmediato: fiN.
(LUN, 822 ~ De la vida misma)

sábado, 26 de febrero de 2022

X y Z NO SON Z y X

«Ante la gran pizarra». Foto de Paulus NR/123RF.

Al volver sobre sus pasos, el Detective comprendió que, en efecto, alguien lo seguía. Estaba a punto de resolver el misterioso asesinato del profesor de matemáticas, un caso tan complicado que ya era conocido como “El Crimen”, y parecía claro que había gente interesada en que no lograra su propósito. Por eso no se extrañó cuando, nada más doblar la esquina y tras haber desenfundado su pistola, se dio de bruces con aquel individuo mal encarado que lo apuntaba fijamente. El Detective fue más veloz: antes de que su Perseguidor pudiera iniciar un solo movimiento, ya había vaciado el cargador de su Beretta contra él. La gran cristalera de lo que parecía ser una tienda de modas saltó en mil pedazos y, al desmoronarse, mostró en su interior la entrada camuflada del aula de una escuela que había logrado salvarse de la destrucción. Sobrevivía además en ella una gran pizarra en la que, escrito con tizas sin duda también clandestinas, aún podía leerse el siguiente mensaje...

(LUN, 823 ~ Los micródromos de La Posada)

jueves, 24 de febrero de 2022

«¡ATIZA, EL REINADO DE WITIZA!»

Manuel Iglesias y Domínguez: Retrato imaginario de Witiza, 1853.
Museo del Prado.

Al final, como intuyó Perec incluso a pesar suyo (malgré lui), la mayor parte de la responsabilidad de lo que estaba ocurriendo, y casi todo lo que discurría subterráneamente, dependía de los descubrimientos hechos públicos por ‘El arqueólogo que buscaba las huellas de los reyes godos en España’. Y es que, siglo más, siglo menos, en lo tocante a aquella vicisitud todo venía a ser una reiteración del reinado de Witiza.

(LUN, 825 ~ Perec al paso, 40)

miércoles, 23 de febrero de 2022

LAS COSAS DE NOSTRA

 LA REALIDAD

Salomon Koninck: Un filósofo, 1635.
Museo del Prado, Madrid (no expuesto).

Me limito a ser un mensajero. No sabía que Nostra manejara el guasap. Pero esta mañana me ha llegado este mensaje. Con su firma. Y precedido del título que estas líneas encabeza. Cortipego.
Mico sueña marrullero
suya sorna sasumimos,
molienda rala capulla
al socaire se amañueca.
Se descalabra la polka
y en el refajo del cobre
lo que brilla es pordosiera
de lo balánido esputo.
No más menos recoleto
de testuz laval barrunta
la racánida su onagro.
Al volver sombrío el numen
sin desalojo el rabillo,
cándulas corsarias triscan.
No revelaré ningún secreto si digo que lo único que entiendo cabalmente —y si acaso— es el título.
(LUN, 826 ~ Las cosas de Nostra)

martes, 22 de febrero de 2022

EL MENSAJE

José de Ribera: Ticio, 1632. © Museo Nacional del Prado.

En el sueño, la culebrilla había saltado de las aguas densas del pantano y, tras meterse por debajo de mi camisa, iba clavando sus afilados y níveos alfileres dentales debajo de mi tetilla derecha y, siguiendo un camino sinuoso, avanzaba por el costado y pasaba a la espalda para detenerse a la altura del omóplato y desaparecer. Pensé que aquel recorrido formaba una especie de escritura en una lengua extraña y me pasé el resto del sueño intentado descifrar los signos. No conseguí gran cosa. Al despertar, la culebrilla, o mejor su piel seca y rojiza, todavía estaba allí.

(LUN, 827 _ De la vida misma)

Carmelo Gómez a vueltas con Lorca

 


(En voz alta). Estuvimos el pasado sábado 12 en el teatro Bellas Artes viendo A vueltas con Lorca, la singular puerta de acceso al universo lorquiano que el actor Carmelo Gómez viene abriendo desde hace tres años en diversos escenarios y que durante los sábados de febrero recalará en Madrid. En compañía del pianista Mikhail Studyonov y bajo la dirección de Emi Ekai, coautora con el propio Carmelo del guion de la obra, la función —le conviene más ese nombre que el de ‘espectáculo’— es mucho más que una lectura dramatizada de un puñado de poemas lorquianos, como a simple vista pudiera parecer.
De hecho, siendo el universo lorquiano —o, en concreto, algunas de sus claves más populares— la materia de la que se nutre la obra, lo que de verdad resulta novedoso es el singular enfoque discursivo con que el actor presenta su abordaje a la nave lorquiana y el peculiar modo de hacerlo. Se basa en una limpísima estética, delineada a partir de algunos de los dibujos y objetos naives —la luna, un caballo de cartón, una maleta, una camiseta de marinero…— claramente asociables a la poética lorquiana y puesta en escena mediante el hilo conductor de una amena y cómplice charla que salva por completo todo peligro de “cuarta pared” frente al público y acentúa la veracidad de los poemas, sin más retórica que la ya contenida en ellos.
En la atmósfera de inmediatez e incluso improvisación que ese discurso dramático propicia, muy notable y convincente resulta la inserción de la obra de Lorca en la tradición del teatro clásico español —un mundo que también se asocia a la carrera del actor— y la gradación de algunas anécdotas muy relevantes que, además de aligerar por contraste el vuelo simbólico de la obra, son también muy útiles para subrayar la inmensa humanidad del poeta y el carácter cercano y universal de su arte.
El equilibrado y suavemente humorístico diálogo con el pianista, además de poner la banda sonora, subraya la sensualidad musical de la poesía de Lorca y crea momentos de gran intensidad. Todo fluye y confluye en un suave pero evidente crescendo emocional que queda flotando en el ánimo de los espectadores y subraya la evidencia de haber asistido a un verdadero acto de amor hacia uno de nuestros más grandes poetas. Si tienen ocasión, no lo dejen pasar.