EL DESTINO DE LA LITERATURA VISTO DESDE EL ACANTILADO (III, 31-50)
Querido Miguel, la reliquia encontrada en la Ciudad del hombre: Nueva York, resultó ser un autorretrato de Mozart y, junto a él, el espejo de las ideas ponía en primer plano (tú, como cineasta, entenderás bien esto) la embriaguez de la metamorfosis (¿o debería decir, también aquí, transformación?). Tres fueron las vigilias de Bonaventura: la muerte de Empédocles, el Cantar de los Cantares y el Día y la Noche. No puedo ser más preciso. Seguro que tendrás tus opiniones mohicanas sobre el mundo de ayer y la tragedia griega. También Pablo Picasso, experto como era en genio artístico y locura, Strindberg y Van Gogh, por no mencionar la querella de Castellio contra Calvini, conciencia contra violencia, todos, sujetos y acciones, son notas objetivas presentes en la novena de Beethoven, historia política del himno europeo, que, fíjate bien, amigo Miguel, y aquí me despido de ti, no es ajena a los orígenes del Islam. (Continuará)