viernes, 9 de abril de 2021

Idas y venidas (con Paz al fondo)

Los recuerdos en bandada, he ahí una de las bazas hipnóticas que FaceBook juega con hábil automatismo. En el jueves santo del primer confinamiento surgía este inquietante asunto que, además, en una anterior aparición del cuadro mencionado, había sido causa probable de un desencuentro con un amigo y paisano gallego, del que desde entonces —y pese a intentarlo varias veces— no he vuelto a tener noticias. Entre las vicisitudes de las nuevas formas de relación/comunicación, una de las más exasperantes es la escasa posibilidad de aclarar las cosas una vez que se ha producido el “malentendido”. Porque de lo que no tengo dudas es de que ese, una ‘mala’ interpretación de las palabras, es el origen de muchos conflictos. Y luego el tiempo, la deriva propia o el olvido hacen lo demás. Tampoco es que sea nada nuevo en las siempre complicadas relaciones humanas, pero tengo la pegajosa impresión de que ahora ocurre con mayor frecuencia y, más aún, el intento comprensible de evitarlo nos lleva a cierta desecación y ‘afantasmamiento’ de nuestros tratos interpersonales, la mayoría ya cristal (dark crystal) de por medio. Cosas.


(En son de Paz, 13). »Prisionero en la fortaleza que inventan los reflejos lunares de la uña del dedo meñique de una niña, un rey agoniza desde hace un millón de segundos. El microscopio de la fantasía descubre criaturas distintas a las de la ciencia pero no menos reales; aunque esas visiones son nuestras, también son de un tercero: alguien las mira (¿se mira?) a través de nuestra mirada», escribe Octavio Paz en el fragmento 20 de «El mono gramático», en el que describe, o más bien glosa, un misterioso cuadro de Richard Dadd, «The fairy-feller’s masterstroke», obra que alguna vez ya ha comparecido en este muro. En el confinamiento, estas minuciosidades cobran un valor inusitado: nos muestran que hay una realidad dentro de la realidad de la que apenas somos conscientes más que cuando miramos como si nos miraran. Y, una vez advertido, salimos pronto de ahí («¡escapa, escapa!», nos grita alguien, ¿quién?) para evitar el despeñadero de la locura y otros vértigos de pura destrucción. No está nada mal para una tarde de jueves santo.

lunes, 5 de abril de 2021

Emociones concretas




Los hilos de la vida y de la muerte se anudan de modo inextricable, no fácilmente comprensible, pero insoslayable siemore. Ayer hizo un año de la muerte del gran Luis Eduardo Aute. Hoy cumple años mi hija Clara. Es el mismo corazón el que siente ambas dos emociones tan distintas. Y, sin embargo, algo hay de común en ellas que las hace caer enlazadas del lado de la luz. El vuelo de una canción. La intensa necesidad del amor concreto. La vida, en suma.


"La andariega".
Un día de enero en el Mar Menor.
(Improvisado)
Vista de nuevo,
la vida nos regala
gestos, colores...
¿reminiscencias?
Será que el lienzo
de los días esconde,
como al bies de la luz,
su marca de agua.
Y en los reflejos,
por donde cruza el ave,
el vuelo vibra.
Tambor del cielo:
es el tiempo que vuelve
mientras lo cuentas.

(Hojas sueltas del lunes, 62.
“Levedades”, para Clara, con decisión y un beso).


miércoles, 31 de marzo de 2021

Teneguía, medio siglo atrás


(En voz alta).
Ahora que las espectaculares y cada vez más numerosas erupciones volcánicas forman parte noticiable de la actualidad, me he acordado del Teneguía, el volcán palmero que hace justamente medio siglo nos puso en la pista de estos fenómenos de la naturaleza (y así lo transmitía TVE). También de ese fuego memorioso venimos. Y hacia él vamos. Confiemos en que sea poco a poco.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Adiós a Adam Zagajewski

 (En voz alta). La circunstancia que refleja en su texto Álvaro Valverde (el comùn vaticinio de su seguro aunque al final no alcanzao premio Nobel) fue lo primero que se me vino a la cabeza al enterarme, esta madrugada, de la muerte del gran poeta y ensayista polaco Adam Zagajewski, “gallego” de corazón y orígenes (Galitzia). Pudo verlo y charlar brevemente con él hace unos años con motivo de una presentación en un acto ceremonioso y emotivo en el que tuvo un papel destacado el propio Valverde. Sus palabras, latidos luminosos y sensibles de un gran poeta, siguen señalando un camino muy hermoso y útil para entender y acaso amar un mundo que se desmorona.

Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona y al aire libre

domingo, 21 de marzo de 2021

Adiós al poeta Zagajewski

Álvaro Vaverde y Adam Zagajewski.

(En voz alta).
La significativa coincidencia que refleja Álvaro Valverde fue lo primero que se me vino a la cabeza al enterarme, esta madrugada, de la muerte del gran poeta y ensayista polaco, Adam Zagajewski, “gallego” de corazón y orígenes (Galitzia). Pudo verlo y charlar brevemente con él hace unos años con motivo de una presentación en un acto ceremonioso y emotivo en el que tuvo un papel destacado el propio Valverde. Sus palabras, latidos luminosos y sensibles de un gran poeta, siguen señalando un camino muy hermoso y útil para entender y acaso amar un mundo que se desmorona.

viernes, 19 de marzo de 2021

Yo, Homero, remo hoy



Yo Homero remo hoy»

El día se iba venciendo con la prevista derrota, la vela desplegada, cada uno en su puesto, las ánforas del óleum nostrum perfectamente ordenadas en las antlías y todos los ojos absortos en aquella figura patriarcal que, entre nubes eólicas, guiaba con su mirada nuestra singladura hacia puerto seguro. «Gracias, padre», comenzó el aedo la oración, «tu infinita bondad es nuestra guía, y tu amor nuestro impulso». «Gracias, padre», repetimos todos. Y nos sentíamos felices de estar en su manos.
(Micródromo; gracias a Al59, por la indirecta sugerencia).

jueves, 18 de marzo de 2021

Duralex hecho añicos


(En voz alta). 
Un fenómeno o experiencia que no sabría situar cronológicamente —aunque tuvo que ser temprano, tal vez hacia 1963— pero que se me representa ahora bajo la apariencia de una “revelación” fue el de la primera vez que vi romperse, en una catarata de brevísimos y fulgentes añicos, un plato de duralex. Quien puso el nombre a este tipo de material cristalino (¿un estudiante de derecho frustrado?) es probable que no estuviera, como suele decirse, al cabo de la calle de la poderosa acción poética que ponía en marcha. Y, lo que son las cosas, buscando en la wikipedia información sobre Duralex, compruebo que esto es lo último que se cuenta: «El 23 de septiembre de 2020, un tribunal comercial de Orleans declaró la empresa en quiebra por suspensión de pagos». ¡Duralex quebrado! No somos nadie y menos en añicos.

Y comentaba al pie César Nicolás: Las roturas del duralex han constituido igualmente y siempre para mí catástrofes y espectáculos inefables, Alfredo: lo mismo que una tempestad que se desencadena en la esfera doméstica, llena de estrépito y destrozo. Ese no ya tronzarse sino pulverizarse del objeto debiera servir de punto de partida para una poética de la fragmentación.