(En voz alta). Un artículo escrito por un robot. Algo más que curioso. Y digno de meditación. Inevitable escuchar al fondo la voz susurrante de HAL9000, el robot “confundido” de 2001: A Space Odyssey que poco antes de ser desenchufado recordaba la canción con que inició su aprendizaje, tal como en realidad le ocurrió al primer ordenador de IBM programado para tal tarea. Un tema crucial. Tal vez, el tema.
lunes, 21 de septiembre de 2020
El mensajero
sábado, 19 de septiembre de 2020
Volviendo a El cochecito
(En voz alta). Había pasado tanto tiempo desde que vi por primera y (hasta ayer) única vez El cochecito (1960), que la disfruté casi en estado de gracia y con los ojos como platos. Como pude comprobar después que había escrito alguien, es una película que no se parece a ninguna otra, aunque tenga una clara filiación “generacional” (en el doble sentido, genérico y de época) y la indeleble marca del humor de Azcona y su mirada tiernamente cruda, sin concesiones ni posibles refugios. Y el genial pulso cinematográfico de Marco Ferreri. Una obra maestra, de principio a fin. Y una obra insólita.
algunos detalles que no llegaron a filmarse, ninguno de ellos, en lo que se me alcanza, sin que afectara para nada a la integridad artística de la obra, que ha llegado a nosotros fiel a sí misma —es decir, a la intención creativa de sus autores—, una vez recuperado el final “venenoso” que la censura obligó a cambiar en su momento.
«ÁLVAREZ deja en el aire la frase para acudir en auxilio de su señorito que ahora chilla asustado:–¡Lo chino...!, ¡lo chino...!Se refiere a unos japoneses que están desembarcando de un autocar. El paciente ÁLVAREZ lo calma:–Tranquilo, don Vicente... Que los chinos no hacen nada. —Y le explica al jubilado—: Es que tiene pánico a los comunistas. Como su madre, claro.–Y se comprende.–Empuje usted un poco, mientras me termino el bocadillo.–Con mucho gusto, señor Álvarez.»
viernes, 18 de septiembre de 2020
Nueva traducción de The Waste Land
(En voz alta). Hace ya un par de meses (signifique lo que signifique meses) que llegó a las librerías “la traducción de Luis Sanz Irles de The Waste Land, tan anunciada, por fin acometida y felizmente concretada. Devolver al poema en español su condición de “artefacto sonoro”, sin menoscabo de la cabal comprensión de su contenido, tal es el principal señuelo con que se nos ofrece esta novedad. El vídeo, muy cuidado, invita de forma convincente a dejarse conquistar una vez más —o la primera, que de todo habrá— por uno de los grandes poemas del siglo XX, con toda probabilidad —por activa y, sobre todo, por pasiva— el más influyente en la evolución de la poesía escrita en Occidente en la última centuria y capaz aún no sólo de conmovernos sino también de iluminarnos.
jueves, 17 de septiembre de 2020
De Irazoki (FJ) a Irazoqui (E)
»Ayer murió Enrique Irazoqui. Con diferente grafía, compartíamos el primer apellido (el suyo con q; el mío con k). Nacido en Barcelona, a los 19 años triunfó al interpretar el papel de Cristo en El evangelio según San Mateo, célebre película de Pier Paolo Pasolini. Economista, se alejó del mundo del cine para dedicarse a dar clases de literatura. Después, inesperadamente, organizó torneos de ajedrez entre computadoras. Fue el árbitro de la partida de ajedrez entre un campeón del mundo, el ruso Vladimir Kramnik, y un programa informático. La noticia de su fallecimiento ha pasado inadvertida en una prensa española entregada a las simplezas políticas. Los directores se sirven otra copa de chascarrillos».