(En voz alta). Sin ninguna duda, A Irmandade das Estrelas, de Carlos Nuñez, es uno de los discos de música galaico-universal que más he disfrutado. Nunca olvidaré la impresión al oír por vez primera «A orillas del Río Sil». Y la literal emoción de la voz de Luz Casal cantando «Negra sombra», en compañía do Gaiteiro Maior. O los sones tan evocadores de la «Quinta Brigada». O el literal salir de la luna sobre las plazas de Compostela. Y todas las demás. Tal vez el disco, junto con algunos de Amancio Prada o aquellos cuasi juveniles de Supertramp o Pink Floyd, que más veces he escuchado. Han pasado 30 años y todas las Estrellas mantienen su hermandad.
Addenda/corrigenda
Aunque mi escrito fuera "sin ninguna duda", caigo en la cuenta de que he cruzado recuerdos y confundido, o más bien fusionado, títulos: Junto al aquí celebrado «A Irmandade das Estrelas», el otro disco de Carlos Núñez que he tenido siempre a mano es «Os Amores Libres», publicado en 1999, y al que por tanto aún le faltan cuatro año para que llegue su trigésimo aniversario. Así que, aunque en mi cabeza ya crepuscular se hayan fundido ambas referencias, en el continuum de un artista al que no he dejado de seguir, conviene poner las cosas en su sitio. Seguro que alguien ya se había percatado. Sea.
La negra sombra también es la desmemoria.
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