jueves, 28 de mayo de 2020

Marcelo Grande

(En voz alta). Buscando información sobre una obra del pintor Marcelo Grande, recientemente fallecido, he dado con este vídeo del canal de Gato Nando que reúne un número de obras suficiente para subrayar el gran interés de su pintura, una faceta que tal vez quedó un poco eclipsada por su dedicación profesional como director artístico de películas y montajes teatrales y operísticos.
El vídeo se acompaña de esta nota biográfica: «Marcelo Grande (Tomelloso, 14 de octubre de 1945 - 14 de mayo de 2020) comenzó sus estudios en Tomelloso y Ciudad Real hasta llegar a Barcelona para estudiar en la Escuela de Artes de Sant Jordi. Ha dedicado toda su vida al diseño de vestuario y a la escenografía en cine y ópera realizando más de 15 montajes con Mario Gas en el Liceo de Barcelona y en el Teatro Real de Madrid. En el cine, fue director artístico de varios filmes, recibiendo el Goya por el diseño de vestuario en “Si te dicen que caí”. Su pasión siempre ha sido la pintura, desarrollando una actividad artística fuera de lo común, con absoluta libertad, y con una creatividad fabulosa. Así lo demostraban sus estudios de Tomelloso y Casafort (localidades en las que residía), repletos de sus pinturas, de ese color único, las contundentes texturas, de esa técnica tan particular que hacía de Marcelo Grande un artista sin igual».

John John XXIII (sin pausa)

La imagen puede contener: 6 personas
El pequeño John John Kennedy ante el féretro con los restos de su padre (25.XI.1963).
En uno de esos desahogos orales que el teléfono de siempre aún hace posible, él comentaba con un su amigo cómo había estado marcada la su vida —y en especial el origen de una cierta conciencia de la realidad— por grandes noticias de muertes importantes entre las que destacaban muy por encima de todas las demás las del papa Roncalli Juan XXIII llamado «el papa bueno» y casi más todavía el conocido por todos como «magnicidio de Dallas» en el que fue asesinado de forma brutal y «espectacular» el presidente John Fitzgerald Kennedy, nombre que desde entonces él siempre ha procurado pronunciar de la su forma completa como el que reza la oración consabida o recuerda un refrán. Pues bien: de los muchos registros icónicos que su memoria guarda de este último suceso e incluso de los ambos dos él considera que el su más vivo emblema es la imagen del pequeño John John único hijo varón de la víctima vestido con unos pantaloncillos cortos e imitando con la su gracia el saludo militar ante el féretro de su padre solemnemente cubierto con la bandera americana y rodeado de soldados rindiéndole honores. Y también da en pensar que si una de las características de la sociedad de masas, al menos tal como la conocimos bajo el espejo omnipresente y generador de realidad de la televisión, es la multiplicidad de los ritos y las ceremonias de identificación que pone a nuestro alcance, no es descabellado suponer que debe de ser indudable que los derivados de esas imágenes estuvieran entre los más tempranos y decisivos, sin duda también porque la tragedia de Dallas fue, para nosotros, el inicio de una saga interminable de muertes, desgracias, escándalos y «crueldades del destino» que parece no tener fin y cuyos devenires superan tanto las viejas tragedias familiares narradas en los mitos y otros textos literarios clásicos como los sucesos legendarios de reinos malditos y de ciertas historias de la muy maleada “materia de Bretaña” incluido el trasiego brutal en el reino de Camelot y otras series que no quiere ni puede ni se atreve a recordar ahora, mientras cae la tarde y va declinando la memoria aun sin pausa pero ya silbando con el sonido agudo y en círculos concéntricos que parece salirle por la boca al cántaro que en la fuente se llena y no tardará en desbordarse.
...

miércoles, 27 de mayo de 2020

La soledad

La imagen puede contener: exterior
Ilustración ©️Javier Serrano, 2020
Si queréis saber de verdad qué es realmente estar solo podéis echaros a andar junto un muchacho de 19 o 20 años que avanza, a pleno sol o cuando ya ha empezado a caer la noche, por las calles de una ciudad activa y bulliciosa, incluso frenética y brutal. Y aunque ese joven habla con todo el mundo y a todo el mundo saluda, siente que nadie le ve y que él tampoco ve a nadie.

En aquella época borrosa de hace más o menos medio siglo, los lugares por los que transitaba mi vida eran sólo un decorado de cartón piedra casi inerte, sin más significado que su presencia muda y teatral. En ocasiones pienso que entonces yo vivía dentro de un sueño por el que daba vueltas circulares como un ratoncillo dentro de su jaula: desde el Jardín a la Plaza, desde el Río hasta la Ermita, desde el Bosque de Álamos ya enfermos hasta la Estación del Tren.

Tales eran, por entonces, mis tristes y repetidas rutas de cobaya. Y hay mañanas, al despertar, mientras me dirijo desde la cama al cuarto de baño, que aún me asalta la duda de si de verdad he conseguido salir de esa clausura.
...

martes, 26 de mayo de 2020

La tertulia

La imagen puede contener: una persona, sentada
Juan Ignacio Burguete: Tertulia de viejos.
En la tertulia del cuarto de cabales que se había montado en un rincón de la zona común del edificio menudeaban las discusiones sobre preferencias de géneros, formas y modos, a menudo ejemplificadas con citas elocuentes, en general muy bien traídas y jaleadas con olés y otras exclamaciones.
Mi sorpresa fue grande cuando todo el corro de aficionados quedó mudo, incluso se diría que atrapado en un silencio mayor, cuando se me ocurrió improvisar lo que yo consideraba casi una obviedad, en concreto:
—Belleza del cante grande:
la música del azar
canta por casualidades.
El pasmo duró hasta que mi compadre Virgilio de Ronda, con su habitual toque senequista, sentenció con voz clara:
—Ese palo tiene mucho futuro, quillo.
—Casi tanto como pasado —apostilló alguien.
—Y nosotros en medio —añadí yo.
Y poco a poco fue volviendo la bulla.
...

lunes, 25 de mayo de 2020

Adagia andante (10)

La poesía es la médula espinal de la literatura.
El poema a menudo cesa (o se interrumpe) y siempre está empezando. Su tiempo es el de la eternidad del instante.

Mucho más importante que buscar la originalidad es no perder el instinto del origen.
Y el instinto de muerte. No se olvide.
Aprender a vivir en el poema. A respirar con él. A qué él respire a través de nosotros. Alma: pneuma.
No hay que perder nunca de vista la parte invisible.
Saber navegar en tierra firme.
Examinar con sumo cuidado la naturaleza de las metáforas. La dimensión profunda de su realidad. Su condición de primer significado.
Ese espacio que se abre en la conciencia del poeta cuando el poema le muestra la existencia de lo inesperado.
Todo está en manos del azar. Sólo podemos trabajar con ellas.
La poesía, ese desorden.
Muchas veces es el romanticismo —o lo que se conoce como tal— poco más que una capa de pintura.
La poesía es siempre un fogonazo. Aunque a veces se tarde mucho en recibirlo.
Y es literal: «El ojo ve menos de lo que la lengua dice. La lengua dice menos de lo que la mente piensa». (WS: 161)
La poesía es la realidad. No tiene otro motivo.
Vivimos desde el interior. Pero no es posible vivir solo dentro de él.
La ciencia de la poesía. Y conocer sus límites.
El poeta es también un filósofo. El filósofo confía en el poeta, aunque le vete la entrada a la academia. Lugar al que el poeta no desea entrar. Solo airearlo.
No hay fibra pura en el poema. Ni esencia sólo. Todo en él importa. «La descripción es un elemento, como el aire o el agua». (WS, 166)
La escritura del poema es una experiencia. La lectura también. Otra. Nunca la misma.
Un poema puede ser cualquier cosa. Pero no cualquier cosa puede ser un poema.
La poesía es algo sustancial a (y de) la condición humana.
La razón crece en la naturaleza. No es ajena a las demás especies.
¿Qué decir de la vida? Ella se dice.
También florece la imaginación.
El mundo siempre nos llega a través de las formas.
Poesía es comunión. Muchas veces, en busca de comunicación.
Y suele haber algunos brillos que quedan en el aire: «El poeta llega a las palabras como la naturaleza a los tallos secos». (WS, 175)
Las palabras engendran melodía.
No es preciso subrayar lo que las palabras ya ponen de relieve. Pero si es preciso poner de relieve el verdadero grosor de las palabras.
En el horizonte de los mejores poemas siempre aparece alguna forma de felicidad. No hay otro modo. Y hasta puede que eso sea la auténtica tragedia.
Y no olvides, amigo, elevar tu oración al dios mendigo.

viernes, 22 de mayo de 2020

El cochero

La imagen puede contener: cielo y exterior
Cuadro del pintor polaco Mirosław Szeib.
Yo en otra vida fui cochero. Hasta que subió ella. Y me puso a su servicio. De lo mismo. O casi.
...

jueves, 21 de mayo de 2020

Memorias de Woody Allen


(En voz alta). Va a ser el primer libro que compre en la fase inicial de la postpandemia por tres motivos destacables: por Woody, por Allen y porque Sí. Y por uno, algo tópico, pero que los resume todos: es de bien nacidos ser agradecidos.