martes, 22 de octubre de 2019

Otero Pedrayo


La comitiva fúnebre de Otero Pedrayo camino de la catedral de Ourense.

(Lecturas en voz alta). Cae uno, por esa causalidad derivativa que otros llaman azar, en esta página que me pone en primer plano la figura, supongo que ya casi del todo olvidada fuera de lo que fue su mundo, de don Ramón Otero Pedrayo, al que durante muchos años le correspondió el título de patriarca de las letras gallegas y del que a todos cuantos he oído (leído) hablar sobre él sólo refieren bondades y excelencias. En esta semblanza rememorativa del periodista Fernando Ramos hay detalles preciosos que parecen (son) perlas de un tiempo ido.

Cine NIC

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Anuncio de época del proyector NIC.
Curiosamente el dibujo me trae a la memoria otro «hito visual»: el tebeo
de negritos que era la página más divertida de la revista Aguiluchos, una publicación
de los misioneros combonianos que todavía he podido ver en alguna caseta de las ferias del libro. El baúl de recuerdos de la Red es un tesoro
.

Recuerdo ahora, no sé bien por qué, la tarde aquella, al borde de la Navidad, en que me desperté en el patio de butacas del cine Coliseum adonde había ido a ver, por quinta o sexta vez, una película sentimental muy triste: Sin familia, una historia de orfandad y penurias. Apenas me acuerdo ya de su argumento. Las entradas las regalaban con la compra de los juguetes de Reyes en los Almacenes Tomás, cuyo dueño lo era también del cine contiguo. Y no sé si fue aquel año cuando en casa nos echaron la máquina de cine NIC, con películas de papel plastificado —un muy ligero celuloide— y un disco de pizarra con un rudimentario plato y un desmontable y tosco brazo lector, en forma de pequeño cuerno provisto en su punta de una gruesa aguja, y que giraba al ritmo de la misma manivela con la que se hacía avanzar la proyección, de modo que el contenido de sus microsurcos, la supuesta banda sonora, resultaba por completo ininteligible. Lo más claro que alcanzamos a identificar en la confusa cantinela decía algo así como «¡Dale, Pepito, no tengas miedo!». Llegué a organizar sesiones para los compis del barrio y hasta hice carteleras para anunciarlas. El día del estreno, la bombilla del aparato se calentó tanto que el papel empezó a echar humo. Julito, el más pequeño de la panda, se asustó mucho y estuvo varios días diciendo: «Tine quema, no guta nene». Estamos vivos de milagro.
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lunes, 21 de octubre de 2019

Poder parar...



(Al hilo de los días). Proliferan por la red hermosas actuaciones de improvisados coros catalanes y hasta orfeones bien acordados en las calles de la ciudad en llamas y en sus teatros. La memoria visual no tarda en encontrar un claro referente. Cinematográfico e inquietante. Juzguen ustedes mismos.

Ritmo interno

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Figuras vagamente palindrómicas.
De la exposición de Pink Floyd (The Pink Floyd Exhibition Their mortal remains).
Escucho, atento, por si suena el eco
de lo que apenas pienso, mientras crece,
con la memoria de la nieve, el rastro
de una palabra en el ocaso. Brilla,

alrededores de la isla, el último
reflejo que en el humo se deshace
y traza en este aparte una frontera
que a la vida en su pena no redime

pero pone a la esfinge su diadema
y rompe el cerco de la arena y nombra
en estas raras cosas un asombro

que ve, detrás del ojo enajenado,
un testigo que, al pairo de sí mismo,
es el puro reflejo del abismo.

Para llegar al sur

La imagen puede contener: mesa e interior
Recreación de la habitación de las secuencias finales de 2001 A Space Odyssey (1968),
de Stanley Kubrick.
En el sueño de anoche, para llegar al Sur, un área comercial de las afueras, había que cruzar un sórdido descampado y luego un cementerio de automóviles infestado de zombis, y luego otro cementerio, este de verdad, en cuyas tumbas profanadas figuraban todos los nombres que había utilizado a lo largo de mi vida y que tenía que ir borrando a medida que dejaba tras de mí puertas, corredores, altos barandales y tapias erizadas de vidrios puntiagudos, hasta llegar a la gran llanura del despegue, justo a tiempo de engancharme a la cola del último cometa del que, en su nuevo paso por la Tierra, dentro de un montón de años, tendría que saltar para caer en la rara habitación aquella, casi al final de 2001, en la que desde hace mucho se escucha mi respiración.
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domingo, 20 de octubre de 2019

La mentira

La imagen puede contener: exterior
Antonio Tàpies: Senyera. Litografía.
A vista de pájaro, mirando hacia adelante y hacia atrás, pero sobre todo hacia la estantería donde se alinean sus viejos libros poéticos, descubrió esta clave en un poema de alguien que sabe muy bien de qué habla: «¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes, / por qué hemos matado tan estúpidamente? / Nuestros padres mintieron: eso es todo».
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sábado, 19 de octubre de 2019

Los chicos del COU


(Lecturas en voz alta). A menudo disfruto de los variopintos artículos de Jacinto Antón, escritos siempre desde una muy particular y seductora mirada personal, no siempre sobre temas que me resulten interesantes o cercanos, pero con enfoques que, además de por su originalidad, con frecuencia me sorprenden —y me resultan aún más gratificantes— por su franqueza. Este de hoy, con su pequeña anécdota personal, me ha conmovido por su ecuánime tono evocativo, su tino en la descripción de situaciones y, de forma especial, por un cálido sentido del humor que sólo está al alcance de unos pocos. Una página muy hermosa.
Mercedes Udaeta en la época en que hacía COU.
Una chica de COU.